Indonesia y su política forestal concentran la atención de activistas y delegados que participarán en las negociaciones sobre cambio climático, que comenzarán este mes en el balneario mexicano de Cancún, donde se discutirá la colaboración de los países ricos en el mantenimiento de las selvas del Sur.
Los delegados que participarán en la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP16), que se realizará del 29 de este mes al 10 de diciembre, negociarán el mecanismo conocido como Reducción de Emisiones de Carbono Causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD, por sus siglas en inglés).
Mediante esa iniciativa, los países más contaminantes tratarán de compensar sus emisiones de carbono, el principal de los gases que recalientan la atmósfera.
Los esfuerzos internacionales se concentran en que Indonesia, el país más grande de Asia sudoriental, se beneficie de REDD porque tiene una de las selvas con mayor diversidad biológica de la región.
Ese país tiene 94 millones de hectáreas de bosques tropicales, de las 124 millones que tiene Asia sudoriental distribuidas en 10 estados, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
[related_articles]
Birmania, con 32 millones de hectáreas, es el país con más territorio selvático detrás de Indonesia.
"REDD puede ser una herramienta útil y un incentivo para que los países detengan la deforestación", señaló Patrick Durst, especialista de la FAO para Asia Pacífico.
Yakarta ya tomó medidas para frenar la tala de árboles. La proporción en la desaparece la cobertura selvática disminuyó de 1,7 por ciento, en los años 90, a 0,7 por ciento en los últimos cinco años, indicó Durst.
Indonesia es importante para mitigar los efectos globales del cambio climático porque es el mayor emisor de gases invernadero del mundo debido a la deforestación y a la destrucción de territorio selvático por la agricultura, en especial para el cultivo de palma aceitera.
El presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, se comprometió en una reunión del G-20 en septiembre de 2009 a disminuir de forma drástica las emisiones contaminantes, frenando la deforestación y la degradación, principales causas del recalentamiento planetario.
"Una disminución de la deforestación de cinco por ciento implica unos 765 millones de dólares al año gracias al mecanismo REDD, en tanto una de 30 por ciento representaría 4.500 millones de dólares", según el Centro Internacional de Investigación Forestal (Cifor, por sus siglas en inglés), con sede en Bogor, Indonesia.
"El REDD es una oportunidad única que le permite a Indonesia tener ingresos y disminuir la pérdida de selvas y contribuir así a mitigar las consecuencias del cambio climático", añadió.
Pero el camino hacia la prosperidad está plagado de obstáculos, el más desalentador es la corrupción endémica en el sector forestal local.
"La corrupción es grave en Indonesia, Malasia y Papua Nueva Guinea", señaló Manoj Nadkarni, director del programa de integridad en la gobernanza forestal para Asia Pacífico de la organización Transparencia Internacional, con sede en Berlín.
"Indonesia está entre los cinco países peor ubicados en la lista de percepción de corrupción de Transparencia Internacional", remarcó.
"La corrupción pone en peligro al REDD", dijo a IPS en el marco de una conferencia internacional contra la corrupción (IACC, por sus siglas en inglés), que terminó el sábado pasado en la capital tailandesa.
"El problema es la tala ilegal, en gran parte consecuencia de la galopante corrupción en el sector forestal de Indonesia", añadió.
Es un problema que "priva a las arcas públicas de unos 10.000 millones de dólares al año en ganancias de sus propias selvas", señala Transparencia Internacional en el estudio "Análisis de la corrupción en el sector forestal", publicado al término de la conferencia de Bangkok.
"El incumplimiento de los concesionarios en el pago de los impuestos significa la pérdida de otros 5.000 millones de dólares", añade.
La tala ilegal para alimentar la demanda voraz de madera para construir muebles y revestimientos de suelos en el mundo pone en peligro a unas 700 millones de hectáreas de bosques de Asia Pacífico.
Hay estimaciones que señalan que de mantenerse la práctica ilegal en los países donde se concentran las empresas madereras, Birmania, Camboya, Indonesia, Laos, Papua Nueva Guinea y Vietnam, se pueden llegar a perder 6,6 millones de hectáreas para 2020.
Es clave fortalecer la gobernanza en el ámbito local para que el REDD funcione, señaló Bernd-Markus Liss, asesor en política forestal de la Cooperación Técnica Alemana en Filipinas.
"La corrupción en el sector forestal local es muy grande", añadió.
"Se necesita mayor transparencia en la concesión de licencias, auditorías e inversiones", señaló. "Medidas bienintencionadas con adecuados controles pueden promover la corrupción si no se tiene en cuenta la realidad local", añadió.