Todo lo que quiere Shabnam Khan es un día de pausa en las continuas huelgas y manifestaciones para que su hija pueda probar suerte e intente ser admitida en una escuela de primera en ésta, la capital de la Cachemira india.
Pero desde hace más de cuatro meses la vida diaria aquí está marcada por las protestas organizadas por líderes separatistas, que lanzaron una nueva campaña de resistencia a la administración india en este estado de mayoría musulmana.
La educación y los negocios han sido los más afectados por los paros y las movilizaciones. En los últimos 140 días hubo menos de 20 en los que funcionaron sin problemas las aulas y los comercios.
"Nosotros esperamos que algo positivo emerja de esta agitación, ya que hemos sufrido tanto", dijo Sultan Mir, un vendedor al por mayor en Srinagar.
Pero hasta ahora, los líderes cachemiros que luchan por la separación del estado se muestran intransigentes y se niegan a poner fin a las huelgas, mientras que el gobierno federal se vio obligado a iniciar un proceso de diálogo para buscar una solución a la crisis.
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Las protestas "continuarán hasta que Nueva Delhi responda en forma positiva a nuestras cinco demandas", dijo el líder nacionalista Syed Ali Shah Geelani, a quien el gobierno federal considera de línea dura.
Geelani quiere que Nueva Delhi reconozca formalmente la crisis en Cachemira como una disputa internacional, libere a todos los presos políticos, retire sus tropas del estado revocando la Ley de Poderes Especiales para las Fuerzas Armadas y castigue a los asesinos de 111 cachemiros muertos durante la última etapa de la crisis.
También exige que el primer ministro indio, Manmohan Singh, personalmente prometa que no habrá más crímenes contra cachemiros por parte de las fuerzas de seguridad federales.
La inestabilidad en Cachemira tiene sus raíces en 1947, cuando India obtuvo la independencia de Gran Bretaña y las áreas de mayoría musulmana se convirtieron en parte de Pakistán.
Una resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) le dio a los cachemiros la posibilidad de optar, mediante plebiscito, por integrarse a Pakistán, sumarse India o formar un estado independiente. Pero estos nunca pudieron ejercer ese derecho, ya que Nueva Delhi e Islamabad iniciaron una dura y larga disputa por el territorio.
Aproximadamente una tercera parte de Cachemira es administrada por Pakistán, y el resto por India, de mayoría hindú. Del lado indio se inició una insurgencia armada en 1989 que continúa latente hasta hoy.
Geelani y otros líderes separatistas cachemiros afirman que Nueva Delhi "unió a la fuerza el territorio al estado de Jammu y Cachemira" luego de la independencia de Gran Bretaña.
Nueva Delhi hasta ahora no ha respondido directamente a las demandas de Geelani, pero designó a una delegación de tres miembros para dialogar con los separatistas. Este equipo, presidido por Dilip Padgaunkar, realiza contactos con "varios sectores", según informó el gobierno federal.
No obstante, las autoridades en Nueva Delhi siguen llamando a Cachemira "parte integral de India", y presionan por una solución que no altere su control sobre el territorio.
Esta postura halla fuertes críticos, incluso dentro de India. "Es un hecho histórico que Cachemira no es parte integral de India, sino una disputa internacional", dijo el escritor indio Arundati Roy durante un seminario organizado en Srinagar por la Coalición de la Sociedad Civil Cachemira.
"El problema cachemiro es sui géneris, diferente a cualquier otro, no sólo por sus dimensiones internacionales, sino también por la larga historia de alienación que ha vivido la población del valle respecto del Estado indio", escribió por su parte el periodista Praful Bidwai en el periódico en inglés The Kashmir Times, de Srinagar.
Los líderes separatistas cachemiros Syed Ali Shah Geelani y Mirwaiz Umar Farooq se negaron a dialogar con los interlocutores del gobierno, arguyendo que estos no tenían "ningún mandato" y habían sido designados por Nueva Delhi solamente para "postergar" la resolución de la crisis.
"El equipo está integrado por tres profesionales no políticos que deben afrontar un problema político y muy complejo. Es como pedirle a un albañil que haga el trabajo de un carpintero", añadió el analista Mohammad Sayeed Malik.
"El hecho de que los interlocutores deban presentar su informe al ministro del Interior de India reduce el tema de Cachemira simplemente un problema de ley y orden. Parece que el tema cachemiro está solamente bajo el ámbito del Ministerio del Interior", señaló por su parte el profesor Sidiw Wahid en un seminario organizado por la Asociación Cachemira de Abogados.
Pero Dilip Padgaunkar, presidente del equipo de interlocutores, dijo que se "acercarían a los cachemiros con un gran corazón", y aseguró que llevaban "un completo mandato para alcanzar a todos los sectores de la población".
Mientras, líderes separatistas esperan aprovechar la visita a India del presidente estadounidense Barack Obama a inicios de este mes para llamar la atención sobre su causa.
Mirwaiz lanzó una campaña de recolección de firmas para solicitarle a Washington que medie para encontrar una solución a la disputa.
"La campaña sería realizada para apoyar una petición al presidente estadounidense de parte del pueblo de Jammu y Cachemira, solicitándole que intervenga entre India y Pakistán para la resolución del tema cachemiro y para que designe a un reportero especial", dijo Mirwaiz a IPS.
"Si el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, realmente quiere resolver la disputa, presionará a India para que implemente las resoluciones de la ONU que garantizan el derecho a la autodeterminación de los cachemiros", dijo Geelani.