AMBIENTE-VENEZUELA: Recalentamiento global se traduce en tragedia

Treinta personas murieron en Venezuela en los últimos 10 días como consecuencia de deslizamientos de tierra causados por las lluvias de hasta 20 horas continuas en la zona norte, reportaron autoridades locales.

Inundaciones en Barlovento, al oriente de Caracas Crédito: Cortesía de la gobernación de Miranda
Inundaciones en Barlovento, al oriente de Caracas Crédito: Cortesía de la gobernación de Miranda
"Es una clara señal del calentamiento global. El aire caliente sobre el continente (americano) choca con las corrientes que llegan desde los océanos y se producen estas lluvias inusuales", explicó a IPS el meteorólogo José Pereira.

Trece personas habían perecido hasta que el lunes se desató una lluvia casi continua que abarcó esa jornada y la de este martes, que dejó otras 17 personas muertas, en su mayoría en barriadas humildes de Caracas y zonas vecinas.

Por su parte, el vicepresidente de Venezuela, Elías Jaua, precisó que desde el jueves pasado a este martes perecieron 21 personas y otras 56.000 fueron afectadas en todo el país, 5.600 de las cuales perdieron total o parcialmente sus viviendas, así como la mayoría de sus enseres.

"En noviembre cayeron sobre la capital 300 milímetros de lluvia, es decir, 300 litros por metro cuadrado, cuando el promedio histórico para este mes es de 83 milímetros", indicó Pereira.
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Sólo del mediodía del lunes al del martes cayeron 75 milímetros y se esperaban más lluvias por un número indeterminado de horas.

Como Caracas está construida en un estrecho valle veteado de colinas cuyas faldas están erizadas de viviendas, ocurre que, mientras las lluvias anegan las calles bajas, los deslizamientos de tierra abaten árboles, obstruyen vías y destruyen paredes y en ocasiones viviendas enteras en las laderas de las colinas.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, declaró el estado de emergencia en cuatro de las 24 regiones: el Distrito Capital (Caracas oeste), los estados de Miranda y Vargas, vecinos de la capital, y el noroccidental estado de Falcón, próximo a las islas holandesas en el Caribe.

Jaua hizo a un lado la intensa polarización política que vive Venezuela y ofreció apoyo del gobierno nacional a todos los gobernadores estaduales –varios militan en la oposición a Chávez— y alcaldes para las urgentes de la defensa civil.

Chávez incluso ofreció habilitar espacios en el palacio presidencial de Miraflores para albergar al menos a 25 de las familias afectadas en Caracas y ordenó ampliar lugares para damnificados en el Fuerte Tiuna, la ciudadela militar capitalina.

Sobre todo en el norte y noroeste del país, los paisajes urbanos y rurales se poblaban de imágenes de calles anegadas, viviendas destruidas, ríos y diques desbordados, puentes derrumbados y carreteras quebradas por la acción de las aguas de este noviembre.

En el estado de Miranda, el gobernador Henrique Capriles reportó daños en 66.000 hectáreas de cultivos, 22.500 de ellas con cacao, y su par de Lara (centro-oeste), Henri Falcón, estimó que se perderán 57.000 toneladas sólo en sembrados de hortalizas.

En Mérida, estado de los Andes del sudoeste, las autoridades declararon afectados 19 de sus 23 municipios, y en Carabobo, estado industrial al oeste de Caracas, los derrumbes bloquearon la autopista que comunica Puerto Cabello, el principal del país, con Valencia, la capital estadual.

La actividad de varios aeropuertos se hizo intermitente y el transporte terrestre, de vehículos particulares, de carga y de pasajeros, disminuía visiblemente, siguiendo los consejos de las autoridades para reducir las movilizaciones a lo indispensable.

Urbanizaciones de clase media en el sur y sudeste de Caracas también fueron afectadas por los derrumbes, especialmente vías y fachadas de algunas casas.

El gobierno suspendió las clases hasta el próximo lunes en todos los centros de enseñanza preescolar, básica y de educación media.

Autoridades, medios de comunicación y varias empresas privadas se convertían en centros de acopio de alimentos, agua, útiles de higiene, medicamentos, ropas, frazadas y colchonetas con destino a los damnificados, mientras el gobierno nacional trataba de multiplicar los centros de refugio y desplegaba militares para su vigilancia.

El cuadro comenzaba a asemejarse al vivido en diciembre de 1999, cuando una gigantesca vaguada en Vargas, el litoral caribeño inmediatamente al norte de Caracas, causó la muerte a miles de personas y destruyó barrios y urbanizaciones enteras.

"Desde entonces hemos visto un comportamiento irregular de los períodos de sequía y de lluvias (tradicionalmente de mayo a octubre en Venezuela). El calentamiento de las aguas oceánicas lleva a formaciones mayores de nubes y éstas, con un ventilador que son los vientos alisios, se descargan sobre nuestras costas", comentó Pereira.

Colombia, donde hubo al menos 150 muertos, más de un millón de damnificados y cuantiosas pérdidas en viviendas e infraestructura, ha sido afectada por el mismo fenómeno este mes, así como Trinidad-Tobago, las vecinas islas holandesas de Aruba, Bonaire y Curazao, y el sur del istmo centroamericano.

José Zavala, pronosticador en el estatal Instituto de Meteorología e Hidrología, informó al finalizar este martes que seguirá lloviendo en las próximas horas.

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