Ante la pérdida de fertilidad del suelo y la consiguiente baja producción, agricultores ugandeses recurren a la orina humana para revertir la situación.
La orina es una fuente de nitrógeno, fósforo y potasio de primera, los que son elementos vitales para mejorar la resistencia de las plantas a las enfermedades, según especialistas. Su empleo como fertilizante ayudará a rehabilitar los suelos erosionados y dañados.
Además es mucho más barato que usar fertilizantes químicos y es especialmente útil para los pequeños agricultores que no suelen tener fondos para comprar insumos.
Una bolsa de fertilizante de 50 kilogramos vale 70 dólares en Uganda, mientras que la orina, no cuesta nada.
SIN DESPERDICIO
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La idea de usar orina como fertilizante líquido fue promovida por Ecological Sanitation (EcoSan), fabricante de retretes sin agua, con ayuda del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Los retretes separan la orina de las heces en diferentes compartimentos para luego reaprovecharlos como fertilizante líquido y abono.
Pero la Cruz Roja sólo puede patrocinar una cantidad limitada de retretes porque cuestan entre 320 y 1.500 dólares. La mayoría de los ugandeses, que según el Fondo Monetario Internacional (FMI) ganan en promedio 300 dólares al año, no pueden pagar uno.
Los agricultores de más de 30 distritos del país pusieron a toda la familia a orinar en baldes o bidones.
La agricultora Rose Nabirye, del oriental distrito de Mayuge, era escéptica porque no le parecía higiénico. Pero después de probar el novedoso fertilizante quedó muy contenta con los resultados.
"Ahora tengo recipientes detrás de la letrina para recolectar la orina de mañana y de tarde. La guardo en contenedores cerrados una semana y la vuelco en el abono que utilizo", explicó.
El nuevo insumo le permitió aumentar la producción de maíz y de otros cultivos, indicó Nabirye.
DE NO CREER
El agricultor Steven Nabuyaka, del oriental distrito de Bududa, solía gastar 20 dólares para comprar varios kilogramos de fertilizante por temporada para el cultivo de cebollas, hasta que se enteró de que la orina humana servía de fertilizante.
Después de que la Cruz Roja y la organización católica benéfica Caritas comenzaron a informar sobre los beneficios de la orina, la noticia se propagó rápidamente por las comunidades agrícolas.
"La probé y funciona", señaló encantado Nabuyaka. "No compré ningún fertilizante en la temporada pasada y la producción fue buena. La probé con bananas y los resultados son prometedores", añadió.
También descubrió que la orina contribuye a matar las plagas, en especial del banano.
FERTILIZANTE ESENCIAL
Al igual que para Nabuyaka, para la mayoría de los agricultores, la orina es una alternativa viable de nutrir la tierra. Uganda está entre los países que usan menos fertilizantes de África.
Este país usa 0,37 kilogramos de fertilizantes por hectárea, por debajo de los seis kilogramos utilizados en Tanzania, los 16 de Malawi, los 31,6 de Kenia y los 51 de Sudáfrica, según un estudio realizado en 2006 por el Departamento de Agricultura.
La causa del bajo uso de fertilizantes es su precio excesivo, según el estudio, su mala distribución en zonas rurales y la percepción de los agricultores de que el suelo no necesita reabastecimiento.
Pero ocurre lo contrario. El agotamiento y la erosión son desde hace décadas el principal problema en Uganda, lo que llevó a la degradación de tierras cultivables y la consiguiente inseguridad alimentaria.
El suelo pierde nutrientes a una velocidad alarmante mientras los agricultores se esfuerzan por producir alimentos para una población en crecimiento.
La productividad agrícola se estancó por la falta de nutrientes en el suelo, confirmó el profesor Matete Bekunda, especialista de la Facultad de Agricultura, de la Universidad de Makerere, en Kampala.
Uno de los grandes problemas es que los agricultores ya no dejan la tierra en barbecho para que se recupere.
"El crecimiento de población los obliga a cultivar temporada tras temporada. Así se socavan los nutrientes y se impide el reabastecimiento del suelo. En esas condiciones, la producción es baja", explicó.
La población de Uganda crece a una tasa anual de 3,3 por ciento, por encima del promedio mundial de 1,1 por ciento, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat), de 2009. Alrededor de 80 por ciento de los habitantes de este país dependen de la agricultura y del recurso lacustre.
