Más mujeres en frentes de combate

La percepción de que las mujeres participan en conflictos armados fundamentalmente en fuerzas internacionales de paz está sufriendo una gradual transformación.

Un creciente número se convierten en combatientes, incluso realizando atentados suicidas, en Afganistán, Chechenia, Iraq, Nepal, Palestina y hasta hace poco Sri Lanka.

Un debate de una semana sobre el papel de las mujeres en paz y seguridad, que comenzó este lunes en Nueva York, coincide con el décimo aniversario de la histórica resolución 1325 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que reconoce la importancia de éstas en los esfuerzos de resolución de conflictos.

La secretaria general adjunta de la ONU y representante especial para la cuestión de los niños y los conflictos armados, Radhika Coomaraswamy, explicó a IPS que las menores se unían a las fuerzas armadas por diversas razones.

"Algunas simplemente son secuestradas de sus hogares y obligadas a unirse. Se convierten en esclavas sexuales y combatientes del Ejército de Resistencia del Señor (en el norte de Uganda) y de grupos armados en Liberia y Sierra Leona", indicó.
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En otras partes del mundo, se integran a las filas de organizaciones armadas por razones ideológicas.

"A veces es una mezcla de ambas cosas", dijo Coomaraswamy, ex reportera especial de la ONU sobre violencia contra las mujeres, y quien ha viajado con frecuencia a zonas de conflicto en África, Asia y América Latina.

La funcionaria recordó el caso de una niña en Nepal que contó haber visto cómo insurgentes maoístas llegaron a una escuela y exhortaban a los alumnos a integrarse a la "resistencia".

Coomaraswamy dijo que la niña decidió sumarse a las filas maoístas porque "sentía que era lo que se esperaba de una persona joven".

Las mujeres representaban aproximadamente un tercio de las fuerzas rebeldes que durante 10 años enfrentaron al gobierno de Nepal. En febrero, el Ejército de Liberación del Pueblo se desmanteló y desmovilizó a 3.000 menores, de los cuales unos 1.000 eran niñas.

Un informe divulgado la semana pasada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), titulado "Del conflicto y la crisis a la renovación: generaciones de cambio", señala que los grupos feministas han por lo general señalado que las mujeres eran naturales pacifistas que prefieren soluciones no violentas antes que el enfrentamiento, siempre que sea posible.

"Sin embargo, desde tiempos ancestrales, las mujeres han ido a la guerra, y los conflictos contemporáneos involucran a muchas mujeres, tanto por opción de éstas como por reclutamiento forzoso", señaló el estudio.

La investigación, elaborada por Barbara Crossette, ex jefa de la corresponsalía del diario The New York Times en la ONU, señala que los conflictos étnicos, de clase o nación han llevado a muchas mujeres a sumarse a las filas de grupos armados o a veces al terrorismo.

Además, la alta tecnología de guerra en los países industrializados ha atraído a muchas mujeres a procurar carreras militares, donde compiten con los hombres por posiciones de mando.

Los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil-Elam (LTTE), grupo insurgente que libró una guerra civil de dos décadas contra el gobierno central de Sri Lanka, fue uno de los pioneros en utilizar mujeres como atacantes suicidas.

Hasta una quinta parte de las filas del LTTE estaba conformada por niñas y mujeres, que asumían posiciones en el frente.

Swati Parashar, conferencista en la Universidad de Limerick, en Irlanda, dijo en el informe del UNFPA: "Las mujeres que apoyan o consienten con la violencia discriminada o indiscriminada contra instituciones del Estado y civiles desarmados no sólo redefinen las nociones de nacionalismo, género e identidad religiosa, sino que también revelan su complejidad y las problemáticas relaciones con el feminismo".

"¿Hasta qué grado la participación en actividades militantes y de combate armado les brinda a las mujeres oportunidades para trascender los roles de género convencionales? ¿Cómo son esas mujeres influenciadas por estos movimientos políticos y cómo influyen ellas a esos movimientos?", preguntó.

Otra cuestión importante es qué pasa con las mujeres cuando termina un conflicto.

Nepal y Sri Lanka llevan adelante un proceso de reintegración para las ex combatientes tras el cese de los enfrentamientos.

Según el informe del UNFPA, éstas desempeñaron muchos roles activos durante la insurgencia en Nepal.

"Fueron combatientes, personal de seguridad estatal, único sostén de sus familias, investigadoras, activistas, periodistas y políticas", señala.

Cuando se firmó el acuerdo de paz en 2006, también se les dio cabida en el proceso de reconciliación, añade el UNFPA.

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