Indignación en Beijing por premio Nobel de la Paz

El gobierno de China reaccionó indignado este viernes al reconocimiento con el premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo, el más prestigioso disidente político de ese país, encarcelado por sus demandas de reformas políticas.

El anuncio del Comité del Nobel puso final tenso a una semana de diplomacia y gestos de buena voluntad entre China y Europa. El primer ministro chino Wen Jiabao había visitado varias capitales europeas en los últimos días ofreciendo negocios de inversión.

El disidente Liu Xiaobo recibió el premio en reconocimiento de su "lucha larga y no violenta por los derechos fundamentales", según el Comité, que reprochó a Beijing por su represión política y le recordó que "el nuevo estatus" de ese país asiático en la comunidad internacional debía traer aparejada "una mayor responsabilidad" en la salvaguarda de los derechos humanos básicos.

Liu, un escritor de 54 años, sigue siendo un recordatorio vivo del turbulento pasado del Partido Comunista Chino. En 1989 fue uno de los activistas que realizaron huelga de hambre en la plaza Tiananmen exigiendo reformas democráticas, y que fueron duramente reprimidos.

En 2008, apenas meses después de que Beijing organizara los Juegos Olímpicos, Liu fue la principal figura entre los cientos de intelectuales liberales que publicaron un manifiesto en Internet, llamado "Carta 08", exigiendo reformas políticas.
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El manifiesto seguía el modelo de la Carta 77, documento que inspiró al movimiento por los derechos humanos en la comunista Checoslovaquia de 1977.

China enfrentaba dos opciones, señalaba el manifiesto, o mantener su sistema autoritario o "reconocer valores universales, uniéndose a la civilización y estableciendo una democracia":

Liu fue detenido de inmediato, y un año más tarde condenado a 11 años de prisión por "incitar la subversión del poder estatal". Unas 12.000 personas han firmado el manifiesto desde entonces.

Beijing reaccionó con irritación al anuncio de este viernes. Una declaración en el sitio web de la cancillería china señalaba que la decisión de reconocer a Liu suponía una "profanación" del premio Nobel, y aseguraba que el activista era "un criminal que había sido condenado por los departamentos judiciales chinos tras haber violado las leyes".

En las últimas semanas, diplomáticos chinos habían alertado sobre las consecuencias de entregarle el premio a Liu. En la declaración de este viernes, la cancillería señaló que la decisión podría dañar las relaciones con Noruega, país europeo donde tiene su sede el Comité del Nobel.

En China fue por completo censurada la noticia de que Liu se había convertido en el primer ciudadano de ese país en recibir el prestigioso galardón.

La decisión en Oslo fue especialmente dolorosa para Beijing debido a que, según expertos, el régimen comunista sufre una suerte de "síndrome del premio Nobel". En gran medida, ese gigante asiático sentía que su estatus en la escena internacional no era reconocido plenamente sin ese galardón.

"Todos los años, a esta altura, hay mucha especulación sobre si China finalmente será reconocida con un premio Nobel", explicó Zhao Hongli, intelectual de Beijing.

"Las noticias se filtrarán rápidamente y espero que haya un reavivamiento del legado de Tiananmen", añadió, en alusión a las manifestaciones de las que él participó en 1989.

Por su parte, la directora para Asia Pacífico de Amnistía Internacional, Catherine Baber, opinó que el premio solo sería efectivo si "motivaba más presión internacional sobre China para que libere a Liu y a los otros muchos prisioneros de conciencia que languidecen en las cárceles de ese país por haber ejercido su derecho a la libertad de expresión".

La situación se asemeja a lo ocurrido en 1989, cuando el premio Nobel de la Paz fue para el Dalai Lama, líder espiritual del Tíbet en el exilio, y quien fue reconocido por sus esfuerzos pacíficos para una genuina autonomía de ese territorio.

China reaccionó entonces acusando a Occidente de apoyar lo que consideraba "la causa separatista" del Dalai Lama.

El líder religioso tibetano fue uno de los primeros en felicitar a Liu por el galardón. "Entregarle el premio Nobel de la Paz es un reconocimiento de la comunidad mundial a las cada vez más numerosas voces en el pueblo chino que exigen reformas políticas, legales y constitucionales", dijo el Dalai Lama en una declaración publicada en su sitio web.

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