Tristeza y enfado se mezclan en la voz de la haitiana Angelique al contar su historia. Estudia en la bulliciosa Universidad París 8 en la capital francesa, pero siempre se acuerda de su familia y de su país.
La joven de 28 años perdió su hogar y su facultad en el terremoto que sacudió a Haití el 12 de enero.
Angelique estaba en su trabajo de medio tiempo en las colinas de Puerto Príncipe cuando ocurrió el sismo. Ella salió ilesa, pero al llegar a su casa descubrió que habían muerto tres de las personas con que vivía.
La estatal Universidad de Haití, donde estudiaba sociología y de la que iba a egresar en junio, quedó en muy mal estado. Angelique pensó que su futuro había sucumbido bajo los escombros, hasta que unos amigos de Francia le ofrecieron su ayuda.
Uno de sus benefactores es el presidente del museo de Montparnasse, Jean Digne, quien se dedicó a ayudar a artistas y estudiantes haitianos con exhibiciones y seminarios, entre otras actividades.
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Angelique tiene previsto graduarse en junio del año próximo. Luego le gustaría hacer una maestría en comunicaciones.
"Se habló mucho de becas para estudiantes haitianos, pero yo no recibí nada, ni del gobierno francés ni del haitiano, al que sólo le interesan las próximas elecciones. Sólo hablan de eso", señaló la joven.
La situación de la Universidad de Haití ya dejaba mucho que desear antes del terremoto, se lamentó Angelique.
"Faltaban libros en la biblioteca y muchos funcionarios no parecían interesados en los estudiantes", dijo a IPS. "El gobierno no hizo mucho y tampoco después del terremoto", apuntó.
La joven espera que la comunidad internacional concentre la ayuda en la entrega de alimentos y en garantizar la seguridad de sus compatriotas. Muchos de sus amigos no tuvieron la misma suerte que ella de seguir estudiando. Algunos se pusieron a trabajar y otros optaron por marcharse.
La educación terciaria atraviesa serias dificultades en Haití, según la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). Hay una universidad estatal y unas 200 instituciones privadas que, antes del terremoto, cobraban bastante caro.
Pero menos de 50 de esos centros de enseñanza privada habían sido reconocidos por el Ministerio de Educación y Capacitación Vocacional.
"Muchas universidades e instituciones de educación superior perdieron estudiantes, profesores, instalaciones y equipos", señaló Bechir Lamine, representante de Unesco en Puerto Príncipe. "Difícilmente haya alguna estadísticas que cuantifique esa pérdida", apuntó.
Una de las principales universidades privadas se quedó casi sin instalaciones, ni siquiera su última adquisición, "inaugurada apenas un mes antes del terremoto", dijo Lamine a IPS en entrevista por correo electrónico. Quisqueya ofrece algunos cursos en tiendas de campaña.
Uno de los mayores problemas de las universidades haitianas es la pérdida de estudiantes. La fuga de cerebros ya era un problema para la nación caribeña antes del sismo. Se estima que 85 por ciento de los estudiantes universitarios se fueron al extranjero debido a la inestabilidad política, la pobreza, la violencia y otros problemas sociales.
"Muchos padres mandan a sus hijos a la vecina República Dominicana o a otros países para que puedan proseguir sus estudios", indicó Lamine. "Eso significa una amenaza para la mayoría de las universidad privadas pues pierden estudiantes, sus ingresos y, por lo tanto, profesores", explicó.
Otro problema es reemplazar las instalaciones y los equipos perdidos. Algunas instituciones reciben ayuda del extranjero.
"Los donantes no envían dinero y las universidades tienen dificultades para garantizar las clases en el actual año lectivo", indicó Lamine. "Se están usando tiendas de campaña y otros refugios con materiales livianos, pero las autoridades temen que la temporada de huracanes ponga en riesgo los esfuerzos", añadió.
Tras el terremoto, hubo ofertas de becas y de asistencia económica de Brasil, Canadá, Estados Unidos y de otras naciones europeas y caribeñas.
Pero la falta de documentos impidió que se concretara la mayoría de las invitaciones, señaló Samuel Pierre, profesor haitiano de la canadiense École Polytechnique de Montreal.
Pierre, quien dirige un programa de ayuda a estudiantes haitianos en Canadá, señaló que es necesario hacer más, coordinar esfuerzos y hacer el seguimiento de las donaciones.
"Hay que realizar un llamado a los países que se comprometieron a brindar asistencia para que cumplan lo prometido", dijo a IPS.
La mayor parte de las grandes universidades no cobraron la cuota a los estudiantes haitianos en el último año lectivo. Unas 200 personas gozan de ese beneficio en Québec, indicó Pierre.
La Universidad de las Indias Occidentales aceptó 79 estudiantes haitianos para este año lectivo en Jamaica, indicó Matthew Smith, profesor de historia y coordinador de la asistencia a Haití.
Numerosas universidades de Estados Unidos ofrecieron sus servicios, pero la barrera idiomática resultó ser un problema porque muy pocos estudiantes haitianos hablan inglés.
Brasil, que tiene mucho lugar en sus universidades ofreció 500 becas.
El gobierno haitiano destinó a la educación terciaria sólo uno por ciento de los 5.300 millones de dólares prometidos por los donantes.
Los especialistas reclaman mayor atención a las universidades para que los estudiantes se queden en Haití y ayuden con la reconstrucción. Ellos saben que es posible que muchos de los que se van no vuelvan.