Batalla entre bosques y ganado en la Amazonia

«Agárrate de la mano de Dios», le dijo su madre al fallecer. Sólo mas tarde comprendió que ella, mientras agonizaba con sus riñones colapsados, lo exhortaba a seguir su trabajo de evangelización católica.

Nenzinho muestra una tela encauchada. Crédito: Mario Osava/IPS
Nenzinho muestra una tela encauchada. Crédito: Mario Osava/IPS
Era 1980 y vivían aislados en el "seringal" (sitio donde abundan las plantaciones de caucho) de Iracema, como una gran familia conformada por decenas de adultos, niños y niñas, sobreviviendo de lo que ofrecía la selva amazónica y de la venta del látex natural extraído del árbol nativo.

Aldeci Cerqueira Maia, apodado "Nenzinho", tenía 18 años y se había casado hacía poco cuando falleció su madre. Extractor de caucho desde sus nueve años, mantiene hasta hoy, "como un talismán", una de las primeras pelotas que hizo con ese producto.

Sus abuelos fueron "soldados del caucho", llevados del Nordeste brasileño a la Amazonia durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para abastecer de goma a los ejércitos aliados.

Más tarde, el nororiental estado brasileño de Acre comenzó a recibir nuevos visitantes interesados, no en los frutos del bosque, sino en tumbarlo para implantar la ganadería y alguna siembra. Los asentamientos del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) arrinconaban el seringal.
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Cuando en 1986 el INCRA se aprestaba a ocupar parte de los seringales para asentar a agricultores, los extractores de caucho amenazados de expulsión se unieron en el "empate", una forma de resistencia pacífica que llevó a multitudes a oponerse a la deforestación.

"Conseguimos parar la expropiación del INCRA", auguró Nenzinho, pero se necesitó de una larga lucha hasta que el triunfo se formalizara en la creación de la Reserva Extractivista (Resex) Cazumbá-Iracema, en 2002.

Resex es un área de protección ambiental donde sus pobladores tradicionales tienen derecho al uso sostenible de los recursos naturales y beneficios como subsidios al precio del caucho.

Este fue el triunfo del "empate", un invento de Chico Mendes, héroe de los "pueblos de la floresta" amazónica, en el que los caucheros formaban barreras humanas para impedir la tala de los bosques.

Pero la creación de esas reservas costó sangre y conflictos. Mendes fue asesinado en 1988 por hacendados ganaderos en Xapuri, ciudad del oriente de Acre. Ocho años antes ya habían muerto Wilson Pinheiro, otro líder de caucheros y trabajadores rurales.

El primer legado de ambos fue la creación en 1990 de la Resex Chico Mendes con 970.570 hectáreas, donde viven hoy cerca de 1.800 familias.

Nenzinho sobrevivió a dos amenazas de muerte, una de ellas por haber denunciado a un comisario de policía por caza ilegal. Pero siempre contó con la protección y el apoyo del padre Paolino Baldassari, cura italiano ya octogenario pero activo que formó a generaciones de activistas católicos y animó todas las luchas de los pobres en Sena Madureira, municipio sede de la Resex Cazumbá-Iracema.

El éxito de la resistencia del seringal Iracema y de su propio liderazgo lo atribuye Nenzinho a la prédica religiosa iniciada por su madre y seguida por él, siempre bajo orientación de padre Paolino.

"El ser humano no vive sólo de pan, pero tampoco sólo de oración", dijo haber aprendido Nenzinho, quien decidió cuidar también la salud de sus vecinos, capacitándose como agente sanitario y luego enfermero. Las visitas frecuentes a todas las familias locales lo hicieron padrino de niños y niñas de 56 familias. "Era compadre de todos", dijo.

Pero una brutal caída de precios del caucho en los años 90 amenazó con deshacer a su comunidad. Muchos abandonaban el seringal. Los persistentes fundaron entonces una cooperativa y Nenzinho, con las facilidades de agente de salud de la alcaldía, transportaba el producto de todos para venderlo en la ciudad, ahorrándoles costos y tiempo.

El transporte con animales llevaba casi un día entero, ya que no había carreteras, sólo senderos resbaladizos cuando llovía.

Pero en 1992, el precio cayó más aun y "no había compradores". Nenzinho decidió salvar un mínimo de la comunidad, invitando a 10 familias a sumarse a la extracción de castaña con que él y sus parientes obtenían algún ingreso, por la suerte de vivir junto a un gran castañal.

Como la cosecha de castaña se limita al primer trimestre, también recurrió al cultivo de arroz, frijoles, banano y otros alimentos en el resto del año. "Fue difícil" cambiar los hábitos de los extractores, acostumbrados a la carne de caza. "Tuvimos que aprender a comer otras cosas. Yo mismo tuve que domesticarme", admitió.

Otro triunfo fue la apertura de un "ramal", carretera vecinal, hasta la Resex, "una misión imposible, pero cumplida". "En 1997 llegó allá el primer automóvil, entre llantos" de emoción, contó Nenzinho. "El transporte es todo", afirmó, aunque la tierra resbaladiza impida el tránsito de vehículos la mayor parte del año.

Cazumbá-Iracema fue también la "primera comunidad extractiva en tener enseñanza media en Acre", destacó orgulloso. Son 15 alumnos en secundaria y 96 en primaria, informó por su parte la profesora Algecida Cerqueira, en su casa de madera en el poblado principal de la Resex.

"Nací aquí y fundé la escuela en 1993", destacó, señalando que la juventud "quiere quedarse acá", al contrario de los hijos de campesinos asentados en los alrededores.

Un ejemplo es Ronaldo Santos, de 18 años, que piensa estudiar biología en alguna ciudad y luego regresar para investigar "el bosque lleno de misterios".

Finalmente, en 2002, el gobierno brasileño decretó la creación de la anhelada Resex Cazumbá-Iracema con 750.975 hectáreas. Eso les brinda subsidios que elevan a 3,20 reales (1,85 dólares) el ingreso por un kilo de caucho, 2,7 veces el precio del mercado, pero que equivale a sólo un tercio del poder de compra de 1980, según Nenzinho.

El cauchero cuida hoy de su Resex como funcionario del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad, órgano del Ministerio de Medio Ambiente encargado de las unidades de conservación, como las Resex, Parques y Florestas Nacionales.

La población local aumentó a 320 familias que, para mejorar sus ingresos, tratan de diversificar su producción. Además de la castaña y la pequeña agricultura, desarrollan la artesanía, especialmente con el encauchado, un tejido de látex con el que hacen grandes pinturas y alfombrillas para ratón de computadoras en forma de hojas de árboles amazónicas.

En la Resex Chico Mendes ya se usa el látex para fabricar condones y la "hoja ahumada", especie de cuero vegetal, para hacer calzados. Pero parece insuficiente. Hace dos años se descubrieron miles de vacunos y una gran área deforestada en la reserva, violando los objetivos del área protegida.

El INCRA ejecutó en Acre proyectos de "colonización" y creó asentamientos causando una amplia deforestación a lo largo de las carreteras en los años 70 y 80, pero luego cambió su forma de actuar, incorporando la dimensión ambiental y acercándose al espíritu de las Resex, explicó João Ricardo de Oliveira, jefe de planificación del instituto en el estado.

El objetivo del régimen militar de entonces era ocupar la Amazonia, con la filosofía de "integrar para no entregar" la soberanía de la región, y también asentó a miles de desplazados por proyectos hidroeléctricos en el sur sin ninguna preocupación ambiental, explicó.

Pero a Acre llegaron menos desplazados que en el vecino estado de Rondônia, que constituyó un ejemplo negativo de amplia deforestación y diseminación de la malaria.

Ahora se procura la creación de una Zona Económica Ecológica en Acre, y los asentamientos evitan áreas de floresta nativa o se hacen de forma sostenible, aseguró. El nuevo modelo será probado pronto en el asentamiento de los "brasivianos", campesinos brasileños expulsados de la faja fronteriza con Bolivia. "Tenemos una lista de 417 familias", informó Oliveira.

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