Un techo para srilankeses desplazados por la guerra

Conseguir una vivienda estable resulta prioritario para Ramaih Sathdiyapillai y para otras decenas de miles de srilankeses que, como ella, fueron expulsados durante la guerra y hasta ahora no pudieron volver a sus hogares.

Se requieren fondos para que continúen los esfuerzos de reconstrucción en Sri Lanka. Crédito: A. Alles/IPS
Se requieren fondos para que continúen los esfuerzos de reconstrucción en Sri Lanka. Crédito: A. Alles/IPS
Nacida en el norteño distrito de Kilinochchi —que hasta el año pasado fue el baluarte de los separatistas Tigres tamiles—, Sathdiyapillai ha pasado mucho tiempo escapando.

Mientras la guerra entre las fuerzas del gobierno y el rebelde Ejército para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) escalaba entre 2008 y 2009, civiles como Sathdiyapillai se vieron atrapados en los combates.

Ella logró escapar del conflicto en marzo de 2009, pasó casi un año y medio en un campamento de desplazados y regresó a su Kilinochchi natal recién en agosto.

De todos modos, aún no puede volver a su hogar en la localidad de Ponnagar, porque todavía falta despejar el área de minas terrestres. Mientras espera, vive en una tienda de campaña. Cree que eso es mucho mejor que escapar de las bombas y las balas, o que vivir en un campamento para desplazados. "Por lo menos ahora tenemos un poco de privacidad", dijo.
[related_articles]
Su sueño es construir una casa nueva para su familia, ahora que se terminó la guerra de casi tres décadas en esta nación insular de Asia meridional. "Tener una casa y estar seguros de que no tendremos que huir de ella será como el fin de una pesadilla muy mala y muy prolongada", expresó.

El LTTE se declaró derrotado por las fuerzas del gobierno el 17 de mayo de 2009.

El conflicto había comenzado en 1983 tras una serie de ataques de la comunidad cingalesa, mayoritaria en este país, contra la tamil, predominante en el norte y el oriente.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que se necesitan por lo menos 160.000 nuevas casas en el Vanni, la región que dominaron los Tigres hasta que fueron expulsados.

Según estimaciones del foro mundial, a mediados de julio se construyeron unas 3.200 casas nuevas en el Vanni, mientras que otras 2.100 se encontraban entonces en diversas etapas de construcción.

Viviendas es lo que más se necesita en al región, especialmente ahora que la cantidad de desplazados por la guerra que permanecen en varios campamentos se redujo a menos de 30.000 en agosto.

Sathdiyapillai es apenas una de las más de 280.000 personas que han abandonado los campamentos.

Cerca de 200.000 han vuelto a sus aldeas o viven por su cuenta, mientras que el resto reside con familias que los han acogido en sus hogares.

A quienes volvieron les prometieron una compensación de unos 2.900 dólares para construir casas.

"Estamos esperando eso", dijo Sathdiyapillai.

Esa suma, según ONU Hábitat, alcanza para construir una casa de 46 por 45 metros cuadrados en un plazo de por lo menos seis meses.

El Programa de Reconstrucción de Viviendas del Noreste de Sri Lanka está por construir unas 10.000 de esas casas en su área de cobertura. ONU Hábitat prevé edificar otras 4.000. El gobierno indio accedió a financiar la reconstrucción de 50.000 en esa misma zona.

Pero puede haber demoras en el proceso de reconstrucción, debido a factores como la falta de fondos de asistencia de la comunidad internacional tras el fin de la guerra.

La ONU enfrenta una brecha de financiamiento de 165 millones de dólares en las contribuciones que se propuso para Sri Lanka este año. Hasta ahora ha recibido más de 120 millones de dólares para sus programas de post-guerra.

"Hay un déficit para todos los sectores, pero el mayor es para las tareas de recuperación económica e infraestructura, agua y saneamiento, agricultura y salud", señaló la ONU en su solicitud a los donantes, difundida el 26 de agosto.

Falta mucho por hacer en el Vanni, según funcionarios de la ONU. "Todavía estamos en un periodo crítico y pedimos vuestro apoyo para satisfacer las restantes necesidades cruciales", dijo Neil Buhne, coordinador de la ONU para Sri Lanka, en una apelación para que los donantes mantengan su ayuda.

La lista de necesidades es extensa. Según registros de la ONU, por lo menos 96.000 retretes requieren reparación, y hay que reconstruir otros 60.000. También se necesitan 61.000 nuevos pozos. Y habrá que prestar más atención a las carreteras y el transporte, especialmente en áreas remotas del Vanni.

Al mismo tiempo, sectores como la educación y la salud han registrado mejoras. Más de 240 escuelas fueron reabiertas y ya estaban funcionando a fines de julio en el Vanni.

Más de 25.000 hogares también han recibido asistencia para reiniciar las tareas agrícolas en el Vanni. Funcionarios de la ONU esperan que este número se duplique pronto, y que más de 60.702 hectáreas de tierras cultivables vuelvan a producir antes de fin de año.

Pero el éxito de muchos de estos proyectos depende en buena medida de que continúen llegando fondos durante el periodo de rehabilitación, mucho después de que se hayan acallado los sonidos de la guerra.

"Todos sabemos que hay mucho más por hacer. Las personas que volvieron hace poco todavía son vulnerables", destacó Buhne.

La ONU ha reducido algunas de sus operaciones en Sri Lanka, aunque los funcionarios dicen que esto se debe a que el trabajo se completó.

En los últimos nueve meses, el foro mundial cerró su Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) y la del Alto Comisionado para los Refugiados (Acnur) en el este del país.

Noticias como ésta preocupan a srilankeses como Sathdiyapillai. "Hemos sufrido mucho durante mucho tiempo. Por lo menos ahora tenemos la oportunidad de recoger lo que queda y vivir en paz", si los esfuerzos de reconstrucción continúan en los próximos años, dijo.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe