Los llamados «estados frágiles», que reclamaban más atención en la cumbre de las Naciones Unidas sobre los Objetivos del Milenio, fueron prácticamente ignorados en el documento final. Pero al menos tuvieron la posibilidad de alzar su voz ante los donantes.
El g7+ es un grupo abierto de países caracterizados por sufrir las consecuencias de prolongados conflictos armados, que intentan la pacificación nacional y la construcción del Estado.
En la primera reunión celebrada por el g7+ en abril en Dili, capital de Timor Oriental, participaron este país, Burundi, Chad, Liberia, Nepal, Islas Salomón, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Sierra Leona y Sudán del Sur, y se establecieron una serie de reclamos a la reunión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que se desarrolló entre el lunes 20 y el miércoles 22 en Nueva York.
"El sistema internacional es difícil de movilizar, pero el hecho de que actores clave dentro de la ONU, el Banco Mundial y donantes importantes mencionen al g7+ significa que se logró un impacto", señaló Asbjorn Wee, administrador de la Red Internacional para Conflictos y Situaciones de Fragilidad de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que reúne a países ricos.
En la reunión de abril, los estados frágiles analizaron a puertas cerradas las causas por las que miles de millones de dólares de la asistencia internacional no logran cumplir su objetivo en los países beneficiarios, pese al acuerdo de las partes sobre la forma de entregar la ayuda, como la Declaración de París sobre Asistencia Efectiva y la Agenda para la Acción de Accra.
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Al término de su encuentro, los estados frágiles divulgaron un duro comunicado. El mensaje para los donantes fue claro: Trabajen con nosotros, no contra nosotros, o nunca se alcanzarán los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio (ODM).
Las metas apuntan a reducir a la mitad la proporción de personas que viven en la indigencia y padecen hambre, lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la materna en tres cuartos, entre 1990 y 2015.
También luchar contra la expansión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), el paludismo y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y generar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.
La cumbre de Nueva York, de hecho un segmento de alto nivel con que se inauguró las sesiones anuales de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, se propuso evaluar los progresos realizados en el cumplimiento de esas metas.
Faltan cinco años para que venza el plazo y ningún país considerado frágil o en conflicto cumplió ninguno de los ODM, pese a las cifras astronómicas destinadas a ese fin. En 2007, 37.200 millones de dólares de la asistencia oficial al desarrollo fueron entregados a esos estados.
"La asistencia se otorga según criterios vinculados a los ODM. Nuestra experiencia indica que antes de alcanzar las metas tenemos que lograr ciertas cosas. Tenemos que alcanzar la paz y la estabilidad", dijo a IPS la ministra de Finanzas de Timor Oriental, Emilia Pires.
"Primero lograr la pacificación y luego construir el Estado para manejar todo. Eso tiene que venir antes de los ODM. Si observas todo lo que se ha escrito en la materia, verás que no dice nada de este asunto", añadió.
Timor Oriental, rico en petróleo, encabeza el g7+ al haber logrado la estabilidad tras sufrir varios episodios después de su independencia en 2002, que siguió a 24 años de ocupación militar de Indonesia y otro dos bajo administración de la ONU.
La asistencia destinada a la reconstrucción de los países muy vulnerables suele entregarse de acuerdo a las prioridades fijadas por los donantes, que implica una carga enrome sobre los beneficiarios y les impide consolidar la paz y la estabilidad, explicó.
"Timor Oriental recibió 8.000 millones de dólares entre 1999 y 2007. La pobreza se duplicó en ese plazo, según el Banco Mundial", apuntó la ministra.
"Sé cuanto dinero inyecté a la economía, alrededor de 1.500 millones de dólares. Otro informe del Banco Mundial señala que la pobreza aumentó nueve por ciento entre 2007 y 2009, entonces algo pasa", añadió Pires, quien asumió el cargo en 2008 en un gobierno de coalición.
En la Cumbre Mundial sobre los ODM, el g7+ se dirigió a los donantes en una declaración conjunta leída por el presidente de Timor Oriental, José Ramos-Horta.
"Con casi 350 millones de personas, el g7+ es la única asamblea independiente concentrada en su difícil situación", señaló Ramos-Horta, quien anunció que su país destinará 500.000 dólares al grupo.
"A menudo, la comunidad internacional demora en actuar y está frenada por restricciones administrativas y burocráticas. Eso dificulta la efectiva participación y en tiempo real que se necesita para contrarrestar la inseguridad, los conflictos, la destrucción y la pérdida de vidas", apuntó.
"Las prioridades deben incluir la pacificación y la construcción del Estado como mecanismos para lograr los ODM", añadió.
Pero el documento final de la cumbre de esta semana en Nueva York no hizo ninguna mención a la resolución de conflictos ni a las situaciones difíciles, pese al llamado a la acción del presidente de Timor Oriental.
Otro país que no anduvo con miramientos fue Sierra Leona, cuya guerra civil de una década terminó en 2002.
"Es claro que Sierra Leona avanzó en la dirección equivocada en la primera década de implementación de los ODM", declaró el presidente Ernest Bai Koroma.
Concentrarse directamente en el desarrollo humano en vez de asegurar la paz y la seguridad no contribuyó a lograr los ODM, apuntó.
"Para alcanzar las metas en 2015 no sólo hay que aumentar la inversión, sino también crear e implementar rápidamente programas innovadores y políticas para mejorar la economía y transformar la sociedad", añadió.
No se puede atribuir el fracaso de los ODM a la falta de recursos ni de conocimientos y experiencia, señaló la directora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Helen Clark.
"El desafío es que las palabras se conviertan en acciones en el terreno, lograr los cambios positivos para miles de millones de personas que necesitan que los ODM prometidos hace una década se hagan realidad", declaró.
La comunidad internacional podrá hablar sobre los ODM, pero lo más probable es que éstos "no se alcancen en el plazo previsto" en las naciones más vulnerables y las que lidian con conflictos internos, dijo Ramos-Horta a la Asamblea General de la ONU.
"Cuanto antes aceptemos la realidad y comencemos a hacer cambios para tomar medidas urgentes, mejor", añadió.