«No vamos a participar de las elecciones en tiendas de campaña. Queremos casas antes de votar», entonaron en creole manifestantes frente al deteriorado Palacio Nacional de Haití, denunciando condiciones «inhumanas» en los campamentos para desplazados por el último terremoto.
Los manifestantes señalaban que tanto el gobierno como las organizaciones no gubernamentales internacionales los habían abandonado.
Más de un millón de personas fueron desplazadas por el terremoto del 12 de enero, y todavía viven en tiendas de campaña.
Residentes de varios campamentos dijeron a IPS que no estaban preparados ni dispuestos a participar de las elecciones del 28 de noviembre, que tendrán un costo de 29 millones de dólares, dos tercios de los cuales serán pagados por la comunidad internacional.
Vendedores ambulantes cerca del estadio de fútbol en el centro de Puerto Príncipe también expresaron desinterés y desconfianza hacia los comicios.
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Sólo personas de clase media entrevistadas por IPS dijeron estar interesadas en acudir a las urnas.
David Bazil ahora vive en Barbancourt2, un abarrotado campamento cerca del aeropuerto internacional de Puerto Príncipe donde viven 310 familias en tiendas de campaña y estructuras de lona deterioradas.
Una corriente de agua nacida en las duchas y alimentada por las lluvias serpentea las tiendas hasta desembocar en un charco infestado con mosquitos que colinda con el hogar de varias familias.
Las fétidas letrinas esperan a la compañía encargada de limpiarlas. Para empeorar la situación, el propietario del lugar en que está ubicado el campamento quiere recuperar sus tierras.
IPS le preguntó a Bazil, vicepresidente del consejo del campamento, si la elección de un nuevo gobierno en Haití le daba esperanzas a los residentes.
"Frente a la situación que experimentamos cada día en este campamento no vemos por qué deberíamos participar en unas elecciones", dijo a través de un traductor de creole.
"Los problemas que tenemos son inmediatos. Las soluciones deben ser inmediatas. Los políticos sólo hacen promesas sobre lo que harán en el futuro, pero no podemos esperar al futuro", añadió.
En el campamento de Noailles, en las afueras de Puerto Príncipe, ninguno de los que hablaron con IPS dijeron tener previsto votar.
Los candidatos deberían presentar ideas para crear escuelas y empleos, pero la mayoría "vienen con planes que no funcionan", dijo un residente.
En el centro de Puerto Príncipe, Eric vende ropas usadas traídas desde Estados Unidos. El negocio va mal. La gente no tiene dinero para comprar, señaló. Los políticos "no pueden hacer nada por el país. Nuestros problemas no serán resueltos en elecciones", sostuvo. El partido izquierdista Fanmi Lavalas, fundado por el ex presidente Jean-Bertrand Aristide (1991, 1995-1996, 2001-2004), señaló que los comicios eran una farsa.
Aristide fue derrocado y expulsado en 2004 por Estados Unidos, y actualmente se encuentra exiliado en Sudáfrica.
El Fanmi Lavalas, que ha ganado todas las elecciones en las que ha participado, fue excluido de estos comicios por el consejo provisional electoral, que cuestionó la autenticidad de la autorización enviada por Aristide a Maryse Narcisse, una de las líderes el partido, para realizar el registro.
"Para nosotros no se trata sólo de la exclusión del Fanmi Lavalas", dijo Narcisse a IPS. "Lo que quieren excluir del proceso electoral es a la mayoría, al pueblo. Para nosotros, los comicios venideros no son justos ni honestos. No son democráticos". El Fanmi Lavalas acusa el presidente Rene Préval de manipular las elecciones eligiendo a dedo los miembros del consejo electoral, que la Constitución establece deberían ser designados a través de un proceso democrático.
"No vamos a participar. Para nosotros ésta es una selección, no una elección", dijo Narcisse.
Por su parte, Lavarice Gaudin tiene previsto votar el 28 de noviembre. Ahora miembro del partido Veye Yo, fue en su momento simpatizante del Fanmi Lavalas y todavía se considera cercano a esa fuerza política.
Intentó presentarse como candidato a presidente pero fue excluido por el consejo, que sin embargo no dio las razones. Gaudin sospecha que se debió a que no cumplía con el requisito de cinco años de residencia en el país. Él ha vivido por mucho tiempo en Estados Unidos, aunque tiene su propiedad en Haití, paga sus impuestos y visita el país en forma frecuente.
Gaudin también cree que el consejo electoral manipulará los comicios a favor de Préval. No obstante, considera que es importante votar por representación local.
"Tenemos que ver a quién podemos votar para el congreso (Asamblea Nacional) y para alcalde", afirmó. "Entonces veremos qué podemos hacer para cambiar la comunidad".
Gaudin pronosticó que, aun cuando el Fanmi Lavalas no participe de las elecciones, sus seguidores lo votarán.
Como ejemplo señaló que en los pasados comicios, aun cuando esa fuerza política de izquierda realizó un boicot, sus simpatizantes votaron por Préval, convencidos de que él traería de regreso a Aristide.
En otro extremo del espectro económico está Parnell Saint-Preux, empresario y patrocinador de las artes en Haití, propietario de una gran casa con vista a todo Puerto Príncipe.
Saint-Preux no está muy entusiasmado con los candidatos, pero señaló que la democracia haitiana necesitaba ejercitarse para mejorar.
Además, en el marco de la reconstrucción tras el terremoto, Haití precisa de un gobierno electo para tener "cierto grado de legitimidad" ante la comunidad internacional, sostuvo.
Pero el mundo de Saint-Preux está lejos del de Luna, una vendedora de manzanas en el centro de Puerto Príncipe. "El único que puede cambiar las cosas es Dios. No conozco a nadie que pueda realmente hacer algo por Haití", sostuvo desesperanzada.