A los británicos les encanta la caballa, manjar que consumen en los restaurantes más exclusivos bajo la forma de patés y en ensaladas. Su estatus es muy distinto al del humilde bacalao, que se vende con papas fritas en comercios populares.
Pero en los últimos tiempos surgieron temores de que una disputa en torno a la pesca de la caballa pueda reeditar las guerras del bacalao libradas en los años 70 con Islandia.
Según la prensa británica, Islandia y las islas Faroe no han acatado las cuotas acordadas, permitiéndose unilateralmente a sí mismas quedarse con una enorme porción de las reservas de esta especie en el Atlántico norte.
Los pescadores escoceses están especialmente furiosos porque para ellos la caballa es un recurso esencial, que el año pasado facturó 135 millones de libras (cerca de 215 millones de dólares), más que cualquier otro pescado.
Junto con algunos políticos, entre ellos el europarlamentario escocés Struan Stevenson, los pescadores exigen a la Unión Europea (UE) que imponga sanciones comerciales a Islandia y a las islas Faroe.
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Ya se impidió que el barco feroés Júpiter descargara caballa en Peterhead, cuando los pescadores escoceses bloquearon ese puerto a comienzos de agosto.
Los puertos noruegos también se niegan a trabajar con las embarcaciones pesqueras de Islandia y las Faroe.
Las guerras del bacalao tuvieron lugar cuando Islandia resolvió unilateralmente expandir sus límites de pesca, al principio de cuatro millas náuticas (siete kilómetros) a 13 millas náuticas (22 kilómetros) en los años 50. Luego, en los años 70, los amplió a 50 millas náuticas (80 kilómetros) y finalmente a 200 (320 kilómetros).
Los británicos han tenido quejas más recientes contra Islandia, un territorio insular similar en tamaño al suyo pero con apenas cerca de 350.000 habitantes. Los problemas incluyen al volcán Eyjafjallajökull, que entró en erupción en abril, generando desvíos del tráfico aéreo en Europa. Y Gran Bretaña está muy lejos de recuperar lo que se le debe después del colapso de los bancos de Islandia, que dejaron al país en una situación económica desesperada.
Aunque a los británicos más jóvenes puede resultarles difícil recordar las disputas pesqueras del pasado, los pescadores islandeses todavía tienen frescas las guerras del bacalao.
En esas instancias, buques islandeses dedicados a la pesca de arrastre cortaron las redes de los barcos de sus rivales británicos, arremetiendo contra ellos, lo que obligó a la Marina Real a intervenir.
"Ellos celebran el hecho de que creen que ganaron la guerra del bacalao, a tal punto que el cañonero islandés que abrió fuego contra un navío británico ahora es un famoso restaurante en el puerto de Reykjavik", dijo Stevenson, vicepresidente del Comité de Pesca del Parlamento Europeo.
En Islandia nunca se capturó caballa comercialmente, dado que no existía una cantidad suficiente de esta especie. Pero los mares se han vuelto más cálidos, por lo que los peces se están trasladando hacia el norte, en busca de aguas más frías, e ingresan así a Islandia.
Actualmente la pesca de caballa es objeto de negociaciones entre los estados costeros de Noruega, Islandia, las islas Faroe y la UE, aunque en una reunión realizada en marzo no se decidió nada concreto. Enfrentada a un aumento de sus reservas de este pez, Islandia viene intentando asistir a las instancias de negociación, pero con limitado éxito.
Lo intenta "desde 1999. En 2008 nos permitieron participar en calidad de observadores, pero durante los últimos dos años estuvimos presentes como estado validado", dijo Johann Gudmundsson, asesor político del ministro de Pesca y Agricultura.
En 2007, las autoridades islandesas establecieron originalmente su cuota de pesca de caballa en 36.000 toneladas. "La elevamos a 112.000 toneladas en 2008, a 116.000 en 2009 y a 130.000 este año", señaló Sigurdur Sverrison, de la Federación de Propietarios de Barcos Pesqueros de Islandia.
Las islas Faroe han fijado su propia cuota en 85.000 toneladas, aunque también unilateralmente.
El Marine Stewardship Council certifica a la caballa como recurso sostenible, y a otros países les preocupa que esta sobrepesca llevada a cabo por dos países pueda implicar reducciones de cuotas para ellos.
"Haremos todos los esfuerzos posibles para llegar a un acuerdo con todos los estados que pescan en la reserva nororiental de caballa", dijo el mes pasado en un comunicado de prensa la comisaria europea de Asuntos Marítimos y Pesca, María Damanaki. Pero no descartó tomar otras medidas, como imponer sanciones comerciales.
Sin embargo, un memorando difundido por los estados integrantes de la Federación señaló: "Islandia tiene todo el derecho de pescar caballa dentro de la jurisdicción islandesa, del mismo modo que Noruega y la UE tienen el mismo derecho en sus respectivas jurisdicciones".
"Nadie quiere reducir la cantidad de caballa que tiene permitido pescar. Son necesarias negociaciones para determinar qué puede aceptar cada país", dijo Sverrison.
El Instituto de Investigaciones Marinas asesora al Consejo Internacional para la Exploración del Mar en materia de capturas totales de caballa, que este año se estimó oscilan entre 527.000 y 572.000 toneladas.
"En aguas territoriales islandesas se halló tres veces más caballa que el año pasado", dijo Thorsteinn Sigurdsson, director de Recursos Marinos en el Instituto de Investigaciones Marinas.
"Esto significa que en algunos otros lugares habrá menos caballa de lo habitual", agregó.
Un estudio del comité asesor del Consejo Internacional señala que en 2007 y 2008 se practicó una pesca excesiva de caballa. Según Sigurdsson, esto también ocurrió en 2009.
¿De cuánto es la cuota del Atlántico para 2010? "Es difícil decirlo, pero realizando un cálculo aproximado sería de alrededor de 700.000 toneladas", dijo Sigurdsson a IPS.
Algunos han sugerido que Islandia quiere pescar más caballa porque está en bancarrota, pero Gudmundsson dijo que este punto de vista es "apenas basura".
La próxima reunión de Noruega, Islandia, las islas Faroe y la UE tendrá lugar del 10 al 12 de octubre, cuando se decidirán las cuotas de pesca de caballa para 2011. Sin embargo, en un intento por poner fin a la actual disputa, la UE convocará este mes un encuentro con representantes de Islandia y las islas Faroe.
Pero el tiempo se agota. "Hay entre 23.000 y 24.000 toneladas de caballa que todavía esperan ser pescadas", dijo Audunn Agustsson, de la Dirección de Pesca de Islandia.