Con la meta marcada el 26 de septiembre, comenzó oficialmente este miércoles en Venezuela la campaña electoral para renovar el parlamento, del que la oposición estuvo ausente en los últimos cinco años y al que ahora regresará para tratar de erigirse en contrapeso del presidente Hugo Chávez.
Estarán en disputa los 165 escaños de la unicameral Asamblea Nacional, que en 205 fueron ganados todos por la agrupación que luego se constituiría en el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y otros sectores afines tras el retiro de competencia de la oposición alegando falta de garantías. Posteriormente, una docena de diputados se distanciaron de Chávez o se convirtieron en claros opositores.
Chávez pidió a sus seguidores "demoler" a la oposición en la contienda de septiembre, pues "no va a la Asamblea a trabajar por el país sino a sabotear". "Después vendrán por mí", enfatizó.
"Una victoria opositora sería una tragedia peor que la del golpe (de Estado) de abril de 2002 o que el sabotaje petrolero de 2003", añadió, en referencia a esos dos intentos fallidos de desalojarlo de la Presidencia de Venezuela.
"Nuestro plan es ganar la Asamblea Nacional, pero no para derrocar a Chávez sino para controlar sus gastos desmedidos, legislar a favor de todos los venezolanos y no sólo de una parcela, y expresar la fuerza de nuestra alternativa", dijo a IPS Ramón Aveledo, coordinador de la coalición opositora Mesa de Unidad Democrática.
Al juramentar a "patrulleros", como se les llama a los militantes del PSUV, Chávez dijo que "la operación de septiembre se llamará demolición".
"Me los demuelen, esa es la orden", sentenció, para luego insistir en que "por ninguna vía la podrida burguesía volverá a gobernar Venezuela. No llegamos aquí para ser derrotados otra vez".
Por su parte, Aveledo, tras señalar que el oficialismo "se ha trazado como objetivo ganar dos tercios de la Asamblea", dijo que la "aspiración mínima" de su sector "es impedirlo, pero con optimismo apuntamos a conquistar la mayoría, entre 85 y 90 diputados".
Una hipotética victoria opositora socavaría el esquema bajo el cual Chávez gobierna por periodos sucesivos y con mayoría absoluta del electorado desde 1999, y aceleraría la confrontación política en camino a la siguiente estación electoral, prevista para diciembre de 2012, cuando se pondrá en juego el cargo de presidente del país.
"También puede darse el caso de que la oposición obtenga más votos, pero quede como minoría en la Asamblea", debido al complejo sistema de repartición de diputaciones por circuitos y la sobrerrepresentación de los estados más rurales y despoblados, dijo a IPS el analista Luis León, director de la firma encuestadora Datanalisis.
Las 165 bancas se reparten de la siguiente manera: tres para las comunidades indígenas de zonas de frontera, 110 se reparten en los 23 estados en que se divide el país y el Distrito Capital (Caracas oeste), el que contiene 87 circuitos, y las restantes 52 son ocupadas por elegidos en listas para la totalidad del estado, que según su población pueden ser uno, dos o tres.
El analista Carlos Genatios, del grupo observador independiente Ojo Electoral, cuestiona el sistema de distribución de representación popular. Destaca que, mientras un diputado de algunos de los estados puede representar a 30.000 o 40.000 electores, uno de Caracas u otra urbe lo hace por 200.000 y 300.000.
Otro estudioso, Julio Toro, aplicando modelos de computación al mapa dejado por los últimos comicios, ha mostrado que, si se reproducen esos resultados, el oficialismo obtendría 78 por ciento del parlamento con sólo 56 por ciento de los votos.
"Si se da la paradoja de que el gobierno obtenga mayoría de diputados incluso con menos votos que la oposición, sería una señal terrible para Chávez de cara a las presidenciales" de 2012, según Alfredo Keller, director de la encuestadora que lleva su nombre.
Las principales firmas encuestadoras han registrado en lo que va de 2010 un descenso en la popularidad del presidente y otras variables de opinión que se traducen en una intención de voto por el oficialismo cercana a 50 por ciento, en tanto la oposición remonta a 40 por ciento y hay muy poco espacio para grupos intermedios.
"Nunca en estos 11 años la oposición había estado electoralmente mejor y nunca el gobierno peor", dijo a corresponsales extranjeros el editor Teodoro Petkoff, un antiguo líder socialista. "Pero no vivimos un derrumbe del régimen, no es una máquina de escribir que cae desde un cuarto piso, sino que lentamente se derrite el liderazgo carismático de Chávez", agregó.
Las encuestas registran el impacto, en la aceptación popular del gobierno, de cinco trimestres seguidos de recesión, problemas en el suministro de electricidad, en servicios de salud, el escándalo por el hallazgo de miles de toneladas de alimentos en mal estado por presuntos errores del gobierno, y el auge de la criminalidad, que afecta sobre todo a los sectores pobres.
Pero León recordó que "históricamente Chávez, un líder hasta ahora sin rival en Venezuela, ha incrementado su caudal electoral a medida que avanza la campaña".
Además del PSUV y su pequeño aliado, el Partido Comunista, y de la Mesa opositora, compiten otras agrupaciones, como el partido Patria Para Todos, que se alejó de Chávez este año y podría ganar algunos diputados en el centro-oeste del país, y candidatos independientes, hasta completar 1.548 aspirantes, entre titulares y suplentes.
La campaña comenzó oficialmente este miércoles, pero desde hace meses están a la caza de votos en calles, barriadas, mercados populares y medios de comunicación tanto los candidatos de todos los partidos como los funcionarios de gobierno que los respaldan, pese a que la ley les prohíbe participar en esas instancias.
En Caracas se presentó el primer incidente, cuando la Guardia Nacional (policía militarizada) impidió con gases lacrimógenos que un grupo de candidatos opositores de la región capital llegase a las puertas de la sede del parlamento para iniciar allí su campaña.
El PSUV, con la imagen dominante de Chávez en su propaganda, movilizó a sus seguidores en seis regiones, y en Maracaibo, la capital petrolera de occidente que ha sido un bastión opositor, el ministro de Energía y jefe de la campaña en la zona, Rafael Ramírez, anunció que "la demolición ha comenzado y el pueblo volverá a triunfar el 26 de septiembre".