El indio Eshwarappa Banakar ha sido agricultor durante la mayor parte de su vida adulta, pero por estos días también se ha vuelto banquero de semillas, especialmente de mijo.
Aunque el suyo es el primer banco de semillas de Karnataka en ser creado por un granjero individual, es apenas una de las varias señales de que el mijo está regresando al sector agrícola de este sudoccidental estado indio.
Esta bienvenida tendencia se debe en parte a los esfuerzos de la organización Sahaja Samrudha («naturaleza pródiga»), que trabaja para revivir el cultivo de las variedades tradicionales de mijo en las tierras secas de Karnataka.
Banakar, por ejemplo, le compró sus semillas a esa organización, que mantiene una red de cultivadores y alienta la conservación de variedades tradicionales de semillas en los establecimientos rurales.
«El objetivo de la conservación es impedir la extinción de estos valiosos cultivos, y esto sólo puede lograrse reintroduciéndolos en los sistemas agrícolas de los que han desaparecido», explicó Krishna Prasad, fundador y director de Sahaja Samrudha.
[related_articles]
Rico en minerales, aminoácidos y fibras, el mijo constituye un alimento básico enla dieta tradicional de Karnataka. Entre otros platos, habitualmente se lo sirve como «roti», un pan sin leudar que no contiene gluten.
«El valor nutritivo de las variedades de ragi autóctono (mijo coracán) es tan elevado que una sola bola de ragi alcanza para (dar energía) a un trabajador durante un día entero», afirmó incluso el agricultor Rajashekara Murthy, del distrito de Chamarajanagara.
Sin embargo, el cultivo de mijo decayó en las últimas tres décadas.
Uno de los principales motivos fue que lo desplazaron cultivos comerciales más redituables, como la caña de azúcar, la papa, el girasol, el algodón, y otros cereales como el arroz y el trigo.
En una época el mijo fue catalogado como «el cereal de los pobres», lo que le confirió una connotación negativa que ayudó a reducir su popularidad en las áreas rurales y a consolidar la ya nula demanda entre la población urbana.
Murthy también señaló que «la introducción del arroz, que el Sistema de Distribución Pública suministraba a precios subsidiados, ha reemplazado al ragi como principal alimento».
Banakar, el banquero de semillas, recordó que, en su infancia, él y su familia sólo dependían del mijo para elaborar sus comidas. «Pero luego tuvimos que pasarnos a los cultivos comerciales», dijo.
Conservar las variedades de mijo es estratégico por su aporte nutricional y por el rol que juegan en los ecosistemas agrícolas locales, dijo Prasad, de Sahaja Samrudha.
Los expertos sostienen que el mijo, cuyo cultivo consume poca agua, resulta ideal para los pequeños agricultores que habitan la mayor parte de las zonas semiáridas del sur de India.
«La agricultura india depende principalmente de que llueva, dado que 70 por ciento de nuestras áreas netamente cultivadas se encuentran en tierras secas», observó el profesor de agronomía N. Deva Kumar, de la Universidad de Ciencias Agrícolas de Bangalore.
«Para que podamos alimentar a nuestra creciente población, hay una continua presión para que las tierras secas produzcan más», agregó.
Según Kumar, el mijo es adecuado para «situaciones de bajas lluvias», de entre 300 y 800 milímetros, y «están libres del ataque de pestes y enfermedades».
Por lo tanto, este cultivo «jugará un rol importante en el combate al cambio climático, que causa un aumento de la temperatura, menos precipitaciones, una reducción de la productividad de los cultivos, etcétera», sostuvo.
Banakar, que hasta ahora ha recolectado para su banco de semillas 25 variedades de sorgo y más de 40 de mijo, se da cuenta de eso ahora.
Este residente del distrito de Haveri recordó que, cuando su familia se dedicaba a los cutlivos comerciales, «cada vez que había una sequía o una inundación sufríamos pérdidas».
«Fue al continuidad de la sequía durante unos años lo que finalmente me hizo dar cuenta de que no sellega a ninguna parte solamente con cultivos comerciales que requieren grandes insumos», dijo Madegowda, un agricultor que se ha dedicado a conservar unas 26 variedades de mijo coracán en su establecimiento del distrito de Mysore.
«Aparte de reducir los rendimientos, la sequía secó mis cultivos, lo que causó una escasez de forraje. Entonces me di cuenta del valor del ragi, que me brinda alimento y también forraje para mi ganado. Comprar forraje en el mercado es muy caro», explicó.
La agricultora Shekammavani Huchhappa, del distrito de Koppal, dijo que el mijo no sólo soporta las sequías, sino también las lluvias fuertes.
Alentada por Sahaja Samrudha, cultiva las siete variedades de mijo: común, coracán, kodo, cola de zorra, pequeño o menor, perla y de los arrozales, mientras sigue diferentes procedimientos de diversificación de cultivos.
Puttaraju, otro cultivador del distrito de Chamarajnagar, también en Karnataka, cultiva una combinación de diferentes variedades de mijo, legumbres y colza, mientras se dedica principalmente al coracán.
Según él, esto le garantiza poder cosechar ya sea que llueva o salga el sol. El método también aumenta la cantidad de nutrientes en la tierra, la capacidad de retener agua y la fertilidad del suelo, además del control de pestes y enfermedades, agregó.
Combinar el cultivo de mijo con otros granos o legumbres es una práctica importante para el sistema agrícola tradicional. Conocida como «akadi» en el sur de Karnataka, esta práctica concita un renovado interés, junto con el regreso del mijo a las granjas locales.
* Este artículo es parte de una serie de reportajes sobre biodiversidad producida por IPS, CGIAR/Bioversity International, IFEJ y PNUMA/CDB, miembros de la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org).