La anunciada ampliación del trabajo privado en Cuba, como alternativa para la mano de obra que quedará excedente con la reducción de las plantillas estatales, plantea varios desafíos al modelo socialista que el gobierno busca actualizar.
Ante todo, la alternativa debe satisfacer expectativas de los nuevos interesados y de quienes se dedicaron al trabajo por cuenta propia en los años 90 y ahora, con la experiencia ganada, podrían aprovechar novedades como contratar personal y hasta crear pequeñas empresas.
"Todo el mundo espera a que bajen los lineamientos, las reglas de juego para el trabajo por cuenta propia. Se ve que ellos (las autoridades) están estudiando muy bien el asunto", comentó a IPS un fontanero con buena clientela y varios años ejerciendo su oficio en forma privada.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), la población ocupada ascendía en 2009 a algo más de 5,7 millones de personas, casi dos millones de ellas mujeres. Y los trabajadores por cuenta propia, un sector que no incluye a los campesinos dueños de sus tierras, sumaron ese año 143.800, siendo mujeres 30.300.
En 2004 había 166.700 cuentapropistas, de los cuales 39.600 eran mujeres. En sus años de auge, a partir de 1995, pasaron de 200.000, pero luego fue descendiendo el número de registrados, en parte porque el gobierno congeló las licencias para muchas actividades inicialmente permitidas.
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El fontanero, que no quiso dar su nombre, nunca sacó licencia porque trabajó hasta 2009 en una firma estatal y, para elevar sus ingresos, ofrecía servicios de plomería de manera privada. "El año pasado mi esposa enfermó gravemente, y dejé la empresa para poder cuidarla. Pero trabajo no me ha faltado", dijo.
Al parecer, no son pocos los cuentapropistas que optaron por ejercer diversos oficios de manera privada sin abandonar sus plazas en el sector estatal, o bien a tiempo completo, pero sin registrarse."Yo espero que si saco la licencia sea para crecer, porque si ponen muchas restricciones o impuestos demasiado altos, no vale la pena", opinó el fontanero.
El gobierno decidió ampliar el ejercicio de esta fuente laboral como "una alternativa más de empleo" para los trabajadores que queden excedentes en un proceso de racionalización laboral de las empresas estatales, que se estima tienen un exceso de más un millón de empleados.
Según el presidente Raúl Castro, se eliminarán varias prohibiciones vigentes para el otorgamiento de nuevas licencias y la comercialización de algunas producciones, a la vez que se hará más flexible la contratación de fuerza de trabajo. Ahora, el trabajador independiente no puede emplear personal asalariado.
Castro anunció el 1 de agosto que el Consejo de Ministros aprobó a mediados de julio un régimen tributario para el trabajo por cuenta propia destinado a responder al nuevo escenario económico y garantizar que los incorporados a esta actividad contribuyan a la seguridad social y abonen impuestos sobre los ingresos personales y las ventas.
Asimismo, quienes contraten trabajadores deberán pagar el tributo por empleo de la fuerza de trabajo. Este sistema tributario aún no ha sido divulgado. En Cuba no existe todavía el impuesto por salario, aunque el personal contratado por empresas extranjeras sí debe pagar gravamen por ingresos extraordinarios en divisa libremente convertible.
Conocedores del sistema laboral consideran muy importante una reforma legislativa que apoye y facilite el trabajo por cuenta propia, que en su nueva etapa podría desarrollarse como actividad colectiva, a partir de la asociación, organización y gestión conjunta.
Para el economista Omar Everleny Pérez, este nuevo proceso debe superar las insuficiencias que lastraron el papel de los trabajadores por cuenta propia, como las dificultades para las compras de insumos y ausencia de mecanismos de ayuda financiera, entre otros.
En ese contexto, cree Pérez, resulta viable retomar el análisis de las pequeñas y medianas empresas (PYMES), cuya implementación se previó a mediados de los años 90, un proceso que finalmente no cuajó.
En su opinión, las PYMES caben dentro de las propuestas de expansión del trabajo por cuenta propia, y su fomento puede traer ventajas como el ofrecimiento de alternativas de empleo, el mejoramiento del nivel de vida y aumento de los ingresos de sus miembros, así como la descentralización de ciertas producciones y servicios.
Otro beneficio, mencionado por Pérez en un trabajo de investigación aún inédito al que IPS tuvo acceso, es el aumento de la oferta de bienes y servicios. El economista pone énfasis en que en el plano mundial se está imponiendo la tendencia de estructurar la producción sobre empresas de porte mediano y pequeño.
Estas formas empresariales son flexibles y de alto nivel de calificación de fuerza de trabajo, uno de los mayores acervos de Cuba, y además resultan muy competitivas, opina Pérez, quien revela que el gobierno está analizando la posibilidad de implementar algunas variantes de PYMES.
En ese aspecto, varios economistas sugieren estudiar formas de asociación de empresas integradas por trabajadores por cuenta propia y el Estado, o por trabajadores individuales y cooperativas que permitan la socialización de la producción y sus beneficios.
"Cuba tiene que revertir su situación económica en los próximos años, y ante la carencia de capital existente en la economía para un amplio proceso inversionista estatal, que le permita su reproducción ampliada, la variable PYMES pudiera jugar un rol complementario", comenta Pérez en su investigación.