La visita del primer ministro británico David Cameron a Washington parecía una oportunidad para entablar buenas relaciones con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Pero apareció British Petroleum (BP).
Las denuncias de que la gigante petrolera británica BP presionó al gobierno escocés y al británico para que liberaran presos libaneses opacó lo que hubiera sido una serie de buenas reuniones en Washington.
Entre los presos libanesas se encontraba Abdel Baset al-Megrahi, acusado de la explosión de un avión de la hoy desaparecida compañía aérea Pan Am sobre la ciudad escocesas de Lockerbie en 1988, que dejó 270 personas muertas, 189 de las cuales eran estadounidenses.
Las circunstancias de la liberación concentraron la atención pública desde la llegada de Megrahi a Libia, en agosto de 2009.
Cameron sostuvo que la liberación de Megrahi fue una decisión exclusiva del gobierno escocés y que no hay pruebas que indiquen que fue "convencido por BP". Pero reconoció la necesidad de realizar una investigación oficial.
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"Vamos a revisar la información y evaluar si es necesario publicaron algo más", declaró Cameron el martes en Washington.
Cuatro senadores estadounidenses expresaron la semana pasada su preocupación respecto de que la liberación de Megrahi esté relacionada con el intento de BP de adquirir un contrato de explotación petrolera del gobierno libio.
"Gran Bretaña y Estados Unidos prometieron luchar contra el terrorismo. Pero si uno de los peores terroristas de la historia, responsable de varias muertes, queda libre a cambio de algunas monedas, o libras, ¿qué mensaje se le da a los otros?", señaló el senador Charles E. Schumer.
Él y los senadores Bob Méndez, Kirten Gillibrand y Frank Lautenberg, llamaron a suspender las perforaciones de BP en Libia hasta que se aclare la participación la empresa en la liberación de Megrahi.
"Hay razones para creer que ese terrorista fue liberado en base a información falsa sobre su estado de salud", indicó Schumer en un comunicado de prensa. "Es especialmente mortificante para quienes creemos que no debió quedar en libertad, aun si fuera cierto la inminencia de su muerte", añadió.
Un informe médico evaluó el año pasado que Megrahi, afectado de un cáncer de próstata, sólo tenía tres meses de vida, pero posteriores evaluaciones desde Libia sugirieron que tiene todavía unos 10 años de vida.
"Creímos lo que nos dijeron las autoridades escocesas sobre las razones humanitarias de la decisión, basada sobre informes médicos", declaró la semana pasada P.J. Crowley, portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos.
"Sostuvimos que fue un error y seguimos pensando lo mismo. Comprendemos la indignación de las familias de las víctimas del vuelo 103de Pan Am", prosiguió Crowley.
El gobierno escocés sostiene que se decidió liberar a Megrahi por "compasión" y que BP no tuvo nada que ver.
Sin embargo, la empresa reconoció haber presionado al gobierno británico en 2007 para que suscribiera con Libia un acuerdo sobre transferencia de presos y argüir que la demora tenía "consecuencias negativas" para las empresas interesadas en hacer negocios con en ese país.
Pero BP negó de forma rotunda haber promovido la transferencia de Megrahi en 2009.
"El nuevo gobierno británico tiene claro que la liberación de Megrahi fue un error", señaló el embajador británico en este país, Nigel Sheinwald, en un comunicado divulgado la semana pasada.
Sheinwald reiteró que fue una decisión exclusiva del gobierno escocés.
"De acuerdo con la legislación de Gran Bretaña, según la cual los casos judiciales de Escocia los resuelven las autoridades escocesas, sólo el Poder Ejecutivo local debía considerar el caso de Megrahi", explicó el embajador.
"Y bajo la legislación escocesa, Megrahi podía solicitar su liberación por motivos de compasión", añadió.
Además de las críticas contra BP, el primer ministro británico, quien asumió en mayo, tuvo oportunidad de tratar otros asuntos importantes con Obama, el vicepresidente, Joe Biden, y los líderes del Senado y de la Cámara Baja.
Los mandatarios también intercambiaron opiniones sobre Afganistán, donde hay efectivos de ambos países. Obama aplaudió la conferencia internacional realizada el martes en Kabul, la que consideró un gran avance en los esfuerzos que realiza Kabul para mejorar su situación, acelerar la economía y ampliar los servicios estatales básicos.
El presidente estadounidense destacó las buenas relaciones entre ambos líderes en la conferencia de prensa realizada en la Casa Blanca.
"Me agrada el firme liderazgo de David y su enfoque pragmático", señaló Obama. "Creo que tuvimos un brillante comienzo y que coincidimos virtualmente sobre los desafíos que tenemos por delante", añadió.