El pasaje de la canciller de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, por el sudeste asiático mostró a Washington cerrando filas con su antiguo enemigo, Vietnam, y enviando al peso pesado de la región, China, una advertencia sobre su enérgica política exterior.
La batalla diplomática se desarrolla en el Mar de la China Meridional, una franja del océano Pacífico delimitada por Singapur, el estrecho de Taiwán, las islas de Borneo y Filipinas, poblada de atolones, arrecifes de coral y pedacitos de tierra que difícilmente califiquen como islas habitables, pero que son, desde hace décadas, objeto de disputas territoriales.
Esta porción del mar baña las costas de Brunéi, Camboya, China, Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Taiwán, Tailandia y Vietnam.
Pero los reclamos territoriales contrapuestos corresponden a Brunéi, China, Filipinas, Malasia, Taiwán y Vietnam. Beijing no ha dudado en usar la fuerza para mantener su presencia en esas tierras con frecuencia sumergidas.
Los informes sobre riquezas no explotadas de petróleo y gas se encargaron de mantener vivas las tensiones, sobre todo en el archipiélago de Paracel y en las islas Spratly, que forman parte, además, de importantes rutas de navegación.
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Pero si bien estas disputas múltiples suelen emerger, nada se compara a los choques políticos y militares entre dos rivales asiáticos tradicionales, China y Vietnam.
Por eso no sorprendió que Hanoi se las ingeniera para abordar este problema en las reuniones de ministros de relaciones exteriores celebradas este mes por la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean, por sus siglas en inglés), un bloque regional de 10 países, con sus pares de China, Estados Unidos, Japón y Rusia.
Pero el tema, tratado en una sesión a puertas cerradas el día 23, no fue propuesto en forma directa por Vietnam, que preside este año la Asean, conformada además por Birmania, Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur y Tailandia.
La secretaria de Estado (canciller) Clinton vadeó estas aguas turbulentas apoyando la postura de Hanoi y sosteniendo que la vieja disputa debería resolverse con un acuerdo multilateral.
Beijing siempre ha optado por la ruta bilateral para evitar enredos mayores, si bien accedió a un acuerdo de la Asean para mantener el statu quo del Mar de la China Meridional.
"Estados Unidos apoya un proceso diplomático y colaborativo de todos los reclamantes para resolver las varias disputas territoriales sin coerción", dijo Clinton. "Alentamos a las partes a alcanzar un acuerdo sobre un código de conducta completo".
"Como todas las naciones, Estados Unidos tiene un interés nacional en la libre navegación, en mantener abierto el acceso a las zonas marítimas comunes de Asia y en el respeto al derecho internacional en el Mar de la China Meridional", añadió la jefa de la diplomacia estadounidense.
China no mantuvo silencio en la reunión a puertas cerradas. "El canciller chino Yang Jiechi sostuvo con gran firmeza la posición de Beijing sobre el Mar de la China", dijo a IPS un diplomático del sudeste asiático presente en Hanoi y que pidió no revelar su nombre.
"Beijing no quiere que esta disputa se detecte en el radar internacional", sostuvo el analista Kavi Chongkittavorn en un artículo publicado el lunes 26 en el diario tailandés en lengua inglesa The Nation. "Como actual presidente de la Asean, Vietnam camina en la cuerda floja, pues es a la vez parte del conflicto".
"Hanoi no tocó el tema directamente, pero recordó con discreción todas las preocupaciones de las partes reclamantes", indicó Kavi. "Hace poco, una reunión de un grupo de trabajo bilateral celebrada en Vietnam no arrojó ningún progreso".
La posición de Clinton refleja una mudanza de Estados Unidos ante la Asean, ejecutado por el gobierno de Barack Obama, respecto de la anterior mínima presencia de Washington en Asia sudoriental hacia un compromiso de carácter multilateral con la región.
"Cuando Obama observó la situación mundial al comienzo de su mandato, entendió que había un énfasis excesivo en el terrorismo y en los vínculos bilaterales", dijo a IPS el ex diplomático estadounidense Robert Fitts, quien sirvió en tres capitales del sudeste asiático.
"La Asean ofrece la oportunidad de un compromiso multilateral, que es lo que más busca Obama", añadió.
La preocupación de Washington sobre el papel chino en la zona refleja esa posición, y dio lugar a una fuerte respuesta de China, afirmó Fitts, académico invitado en la Universidad Chulalongkorn de Bangkok. "En octubre del año pasado, Beijing hizo saber a Washington que considera el Mar de la China Meridional como un área de su interés esencial".
El gobierno chino emplea esta expresión, "interés esencial", para referirse a Taiwán y al Tíbet cuando rechaza las críticas a lo que considera sus asuntos de soberanía.
China controló las Paracel tras una batalla en 1974 contra Vietnam que dejó 18 muertos; y alarmó a los países de la Asean con su ocupación unilateral del arrecife Mischief, reclamado por Filipinas, en 1995.
Esa disputa abrió camino a la adopción en 2002 de la Declaración de Conducta de las Partes en el Mar de la China Meridional, el primer acuerdo político entre la Asean y Beijing para resolver disputas mediante un mecanismo multilateral que busque "soluciones pacíficas" y "cooperación marítima".
Pero el apoyo abierto de Washington a esta fórmula, que constituye un retorno a las políticas estadounidenses de los años 90, amplía las sospechas chinas de que se enfrenta a un desafío diplomático de grandes proporciones si la Asean decide expresarse en forma unívoca sobre las disputas en la franja marítima.
La postura de países como Tailandia podría ayudar a reducir los temores de Beijing. "Tailandia busca trabajar hacia un código de conducta regional, con la implementación de la Declaración del Código de las Partes", dijo a IPS el portavoz adjunto del Ministerio de Relaciones Exteriores tailandés, Thani Thongphakdi.
"Entendemos que las reclamaciones territoriales conflictivas se manejarán en forma bilateral", aseguró.