Ciudades a oscuras, viviendas a punto de desplomarse, un supermercado saqueado y personas aseándose en la calle. Son traumáticas postales del terremoto y posterior tsunami del 27 de febrero en Chile reunidas en una emotiva exposición que invita a la reflexión.
La muestra "De-hechos", montada en el capitalino Centro Cultural Estación Mapocho, reúne a seis fotógrafos de Concepción, ubicada 500 kilómetros al sur de Santiago y que fue una de las ciudades más afectadas por el sismo magnitud 8,8 en la escala de Richter, que dejó más de 500 personas muertas y 30.000 millones de dólares en daños.
Claudia Inostroza, Sady Mora, Nicolás Sáez, Manuel Morales, Fernando Melo y Jorge Pasmiño, integrantes del Colectivo Concepción Fotográfica, retrataron desde diversos ángulos la tragedia que azotó con gran fuerza al centro y sur de este país austral con 17 millones de habitantes.
"La exposición invita a la gente a reflexionar sobre lo que pasó, cuestión que no se ha podido hacer adecuadamente porque durante los primeros meses fuimos bombardeados de imágenes", que se tornaron vacías, dijo a IPS Monserrat Rojas, curadora del Centro Cultural Estación Mapocho.
Este es un espacio público de difusión cultural administrado por una corporación privada, que en 2009 recibió el Premio Internacional Reina Sofía a la Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural.
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Viviendas a punto de desplomarse es la apuesta de Sáez para hablar de la devastación en esta muestra que estará abierta al público hasta el 18 de este mes. Pero para Rojas, también académica de la estatal Universidad de Chile, es necesario ampliar la mirada.
"Hay edificios patrimoniales que se están destruyendo casi a diario en todo el país y por acción de hombre, no de la naturaleza", recordó.
También se destacan otras imágenes impactantes: personas aseándose en pozas de agua presentes en la calle, un puente que a lo lejos parece hecho de piezas de dominó, unas en pie, otras en el suelo, y un supermercado con sus góndolas totalmente vacías y restos de comida esparcidos por el suelo.
Los saqueos que se registraron los días posteriores al terremoto en diversas ciudades del país motivaron a la entonces presidente Michelle Bachelet (2006-2010) a movilizar a las Fuerzas Armadas y decretar toques de queda para garantizar la seguridad pública.
Las imágenes de turbas de personas robando alimentos y enseres domésticos fueron ampliamente difundidas por medios de comunicación nacionales y extranjeros.
"El saqueo no fue simplemente porque la gente se asustó. Hay qué pensar en el consumismo, en cómo se nos ha ido la solidaridad", apuntó Rojas.
Un espacio importante de la exposición está dedicado al pequeño balneario de Dichato, ubicado en la central región del Bíobío, que prácticamente desapareció producto del tsunami.
Una serie de fotografías, tomadas por Pasmiño una semana antes de la tragedia, recuerdan su pasado como acogedor lugar de descanso, con niños jugando en la orilla del mar y familias comiendo en la arena. En otras imágenes, Dichato aparece a oscuras, como quedó la mitad del territorio chileno tras el sismo.
Inostroza, por su parte, tomó fotografías del fondo marino de diversas localidades, como Coliumo, Llico, Penco, Talcahuano, y la propia Dichato, donde es posible divisar restos de las vidas arrasadas de la población, como un sillón o las luces de un auto.
"Hay gente que ve la exposición y dice: 'esto no es Chile', y, claro, podría ser cualquier país del Tercer Mundo o cualquier país que esté afectado por una catástrofe natural como un huracán, un aluvión o un terremoto", planteó Rojas, quien subrayó el hecho de que ningún lugar retratado en la muestra permanece tal cual hoy.
Desde su perspectiva, "debajo de toda la exposición está la crítica a los medios de prensa, que no apuntaron en ningún momento a recuperar nuestros espacios de silencio y a pensar qué significa que tantas regiones del país hayan sufrido un terremoto y un maremoto", sostuvo.
Para la académica, los medios de comunicación, especialmente la televisión, han promovido el "pánico" entre la población en vez de contribuir a la reflexión sobre la "identidad chilena" asociada a los desastres naturales por su geografía sísmica y volcánica.
Un símbolo de la repetición exacerbada de imágenes fue un retrato de un sobreviviente del balneario de Pelluhue que alza una bandera chilena en medio de la destrucción.
"La fotografía de la bandera en los primeros días generó un espíritu de fortaleza frente a la adversidad", dijo a IPS el autor de la imagen, el fotógrafo chileno Roberto Candia, de la agencia estadounidense de noticias Associated Press.
"Posteriormente, muchos se aprovecharon quizás de forma abusiva de la situación que se vivió, transformándola en un objeto casi de buen 'rating', lamentablemente. Eso incluye a empresas y también al discurso de los políticos", acotó.
La cuestionada cobertura de los canales fue estudiada por el Consejo Nacional de Televisión, un órgano público autónomo.
El documento, presentado el 22 de junio, califica positivamente su rol en materia informativa, principalmente por la pronta llegada de las cámaras a las localidades afectadas, en muchos casos antes que las propias autoridades y los rescatistas, y destaca su vocación fiscalizadora de los esfuerzos de reconstrucción del país.
Pero desliza críticas respecto a la reiteración de imágenes, al uso de primeros planos, a la adjetivación excesiva y la musicalización de las notas para generar impacto emocional entre los televidentes.
"No sería capaz de dar lecciones a nadie en torno a lo que se debe mostrar o no, pero sí haría una invitación a la reflexión sobre al real aporte de los medios en torno a este tipo de sucesos", concluyó Candia.