La Organización Mundial de la Salud (OMS) coincide en que las leyes contra productos falsificados, adoptadas o en consideración, en África oriental ponen en riesgo la disponibilidad de medicamentos genéricos baratos.
"Las leyes sobre fármacos falsificados deben redactarse con mucho cuidado. Una definición muy amplia los puede confundir con los genéricos", dijo a IPS Hans Hogerzeil, director de políticas farmacéuticas y de medicamentos esenciales de la OMS.
Ejemplo de ello son los "proyectos de ley de Kenia y Uganda,ahora revisados tras varios cuestionamientos", apuntó.
"Puede haber una discrepancia entre intereses de salud y comerciales" en los proyectos y leyes, señaló, por su parte, Richard Laing, editor de la revista "Essential Medicines Monitor", de la OMS.
"Nuestros oficiales de programa ofrecen información a los países que están lidiando con el asunto para que tomen la mejor opción", apuntó
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"A la OMS le preocupan las consecuencias que pueden tener los medicamentos falsificados sobre la salud pública", indicó Hogerzeil
La OMS delega los aspectos de derechos a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Pero "solicita a los estados miembros que redacten borradores modelo, incluida una definición de medicamentos falsificados, que atiendan especialmente cuestiones de salud pública e impidan que las leyes para prohibirlos se utilicen para impedir el comercio legítimo de genéricos", precisó Hogerzeil, uno de los oradores de un simposio técnico organizado por las tres organizaciones, el viernes, en Ginebra.
"En Kenia, Médicos Sin Fronteras (MSF) recurrió a una norma de 2001 que permite la importación, pero ahora es peligroso por la ley contra productos falsificados, que define el concepto con ambigüedad", señaló Michelle Childs, directora de políticas de salud públicas.
"Nuestros proyectos contra el VIH (virus de inmunodeficiencia humana) dependen de la importación de medicamentos, pero también del papel de Kenia como nuestro centro de operaciones en África. Tiene que seguir siendo viable", remarcó.
"El mayor problema, por lejos, son los medicamentos de baja calidad, no los falsificados", apuntó Childs.
"Un producto falsificado infringe el derecho de marca registrada y puede ocurrir aun cuando es un producto excelente que no perjudica a nadie", explicó Patrick Durisch, de la organización no gubernamental suiza Berne Declaration.
"En cambio, los medicamentos de mala calidad suponen un grave problema de salud pública. Pero no hay por qué recurrir a estrictas disposiciones de propiedad intelectual, en cambio hay que fortalecer a las autoridades regulatorias", añadió.
Berne Declaration desempeñó un papel destacado en las negociaciones sobre un acuerdo comercial de productos falsificados (ACTA, por sus siglas en inglés), realizadas en Suiza a principios de este mes.
La utilización de disposiciones estrictas en la lucha de los países industrializados contra productos falsificados tomó impulso en los últimos dos años.
Las negociaciones del ACTA, que comenzaron a mediados de 2008, incluyen a la Unión Europea, Australia, Canadá, Corea del Sur, Estados Unidos, Japón, México, Marruecos, Nueva Zelanda y Suiza.
Kenia adoptó una ley contra productos falsificados. En Malawi, Uganda y Zambia se discuten proyectos similares, al igual que en el ámbito de la Comunidad de África oriental.
"Hay una preocupación considerable por el ACTA, en especial por las (últimas) incautación de fármacos genéricos en Europa", confirmó Laing. "El diablo está en los detalles", ironizó.
MSF, cuyo centro de proveeduría está en Europa, también está preocupada por las incautaciones de genéricos en Holanda en 2008 y 2009. Medicamentos que iban de India a Brasil fueron considerados "falsificados" y confiscados por la aduana holandesa.
La incautación de medicamentos genéricos en tránsito "es un verdadero problema", coincidió Yehudah Livneh, presidente del comité de propiedad intelectual de la Alianza Internacional Farmacéutica de Genéricos (IGPA, por sus siglas en inglés).
"Las autoridades aduaneras no deberían ser las que velan por el cumplimiento de las patentes. No pueden entender estos asuntos", añadió.
IGPA, que reúne a los grandes laboratorios de genéricos, está integrada por miembros de Canadá, Estados Unidos, India, Japón y Europa.
La norma de África oriental prevé que las aduanas decidan qué fármacos son "falsificaciones", o no.
"La mayoría de los fármacos están cubiertos por 10, 20 o más patentes por país. Algunas serán confirmadas por los tribunales, otras no", indicó Livneh.
"Además no son las mismas en todos lados. Es difícil encontrar patentes en Ghana, por ejemplo. Ahora WIPO puso una base de datos en Internet. Es maravilloso, pero no suficiente", añadió.
Durisch propone un cambio radical en el sistema.
"Todo el mundo coincide en que las patentes son un problema, pero no se hace nada para cambiar la situación", dijo Durisch a IPS. "Los genéricos han sido una solución para sortearlas, pero nunca se abordó realmente el asunto", añadió.
No se puede aplicar el mismo sistema en todas partes porque los recursos varían de un país a otro, indicó Livneh. Deben hacerse excepciones para los países pobres.
Pero "los gobiernos que discuten cómo mejorar el acceso a los medicamentos son los que promovieron leyes contra productos falsificados. Las normas de África oriental son incluso más estrictas que las del ACTA", señaló Durisch.
Los fabricantes de genéricos "están totalmente de acuerdo en que necesitamos mantener la calidad. No hay discrepancias al respecto", añadió Livneh.