TRABAJO: Mujeres del Norte regresan al hogar

Las mujeres del mundo industrializado tienden a dejar de trabajar fuera de casa para dedicarse al cuidado de la familia, amparadas en los beneficios sociales, a diferencia de lo que ocurre en los países del Sur, donde el empleo femenino crece empujado muchas veces por necesidades de supervivencia.

Así se lo señaló a IPS Carmen Bravo, secretaria de la Mujer y miembro del Comité Ejecutivo de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CCOO), una de las dos centrales sindicales mayoritarias de España.

Las europeas "quieren retornar al hogar lo más pronto posible y dejar el trabajo fuera del mismo", mientras que las mujeres de los países emergentes se incorporan cada vez más al sector laboral, pese a sufrir distintas formas de discriminación y a que deben apelar a la economía informal sin contar, por consiguiente, con sistemas de protección social, agregó.

En el Norte también trabajan muchas, pero gozando de los sistemas de protección social, y la mayoría deja de hacerlo cuando tienen hijos para dedicarse a su hogar. Las que trabajan informalmente son menos, en proporción que en el Sur, y la mayoría de ellas son inmigrantes.

Uno de los hechos positivos que facilitan ese retorno al hogar en Europa para atender a la familia es el cobro de subsidios y compensaciones por estar desempleadas.

La cantidad a recibir y el tiempo que dure el subsidio por desempleo depende de la edad de la persona, del tiempo trabajado, de tener o no familia a su cargo, de recibir o no ingresos extras y, en este último caso, la cuantía de los mismos. También hay mujeres que han cumplido penas de prisión y o empiezan a recibir ese ingreso al salir en libertad.

Las mujeres que tienen familia en Europa gozan de licencia maternal que, en el caso de España son 16 semanas y en Suecia de 96 semanas, recibiendo en ambos casos del estado el cien por ciento del sueldo que percibían en su empleo.

En América Latina, el plazo de esas licencias varía según los países: En Ecuador, Uruguay, el Salvador y Argentina es de 12 semanas, en tanto que en Costa Rica son más extensas, llegando a las 16, según la Asociación por los Derechos de la Mujer y el Desarrollo.

La sindicalista Bravo reconoce que en el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, iniciado en 2004, se avanzó bastante en la protección del derecho de los trabajadores y sobre todo en políticas para incorporar a las mujeres al mercado laboral en condiciones dignas y en apoyar su formación profesional.

Un paso importante fue la aprobación de la de Igualdad en 2007, añadió Bravo, quien fue una de las participantes de la Jornada de Mujeres Sindicalistas convocada por las CCOO el jueves 11 en la sede del Consejo Económico y Social de Madrid, organismo constituido por sindicatos, empresarios y el gobierno de la Comunidad de Madrid, una de las 17 que integran España.

Esa norma, entre otras cosas, estableció la paridad de género en las listas electorales, un subsidio de maternidad para las menores de 21 años aunque no hayan cotizado laboralmente, y que antes de 2015 al menos 40 por ciento de los puestos en los consejos de administración de las grandes empresas sean ocupados por mujeres.

Pero, lamentablemente, el sector femenino es el más afectado en España por los efectos derivados de la crisis global, que ha lanzado a la desocupación a 18,4 por ciento de las mujeres económicamente activas, que equivalen a dos millones y medio.

España es en la actualidad el país europeo con un mayor porcentaje de mujeres desempleadas, al llegar a 18,4 por ciento de las activas laboralmente, seguido de Letonia con 13,9 por ciento, Grecia con 13,2 por ciento, Estonia con 10,6 por ciento, Lituania con 10,4 por ciento y Portugal con 10,3 por ciento, según datos del español Instituto de Estudios Económicos (IEE).

Un ejemplo de la situación que afrontan las mujeres del Sur está en América Latina, donde recaen sobre sus espalda el mayo peso de la pérdida de empleos en la industria de exportación y en otros rubros como resultado de la crisis mundial, según un informe de la Asociación por los Derechos de la Mujer y el Desarrollo.

El estudio sostiene que la restricción del crédito que afecta a las microfinanzas tendrá graves impactos sobre las mujeres emprendedo¬ras y en el sector agropecuario.

En aquellos países en que los hogares se sostienen con remesas enviadas por los emigrantes, su caída por la misa causa impactará también en los ingresos de los hogares donde la búsqueda de empleo y de alternativas de generación de ingresos será más difícil.

Por otro lado, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé un impacto diferencial por género de la crisis en esa región, en la medida que la inserción de varones y mujeres en el mercado laboral también es distinto.

Según la Cepal, "el desempleo y la informalidad son más elevados entre las mujeres, lo que supone la ausencia de pro¬tección social e inestabilidad en los ingresos.

El problema es mayor entre las más po¬bres ya que sufren tasas de desempleo e in¬formalidad más altas", indica el informe, en el que se agrega que los datos históricos sitúan en América Latina a las mujeres en mayo¬res porcentajes que los hombres en sectores de baja productividad.

Pero a pesar de sufrir esos problemas, las latinoamericanas pugnan por mantenerse trabajando, en la mayoría de los casos compatibilizando esa actividad con la labor en su casa y un gran porcentaje de ellas también empleadas informalmente, por lo que no figuran en las estadísticas.

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