Un acuerdo comercial contra las falsificaciones que negocian la Unión Europea (UE) y 10 países puede crear «nuevas barreras a la exportación de medicinas genéricas» a las naciones pobres, advirtió Rohit Malpani, asesor de la filial estadounidense de Oxfam.
Malpani dialogó con IPS en la víspera de la novena ronda de negociaciones sobre el Acuerdo Comercial Anti-Falsificación (ACTA, por sus siglas en inglés), que tiene lugar desde este lunes y hasta el 1 de julio en la central ciudad suiza de Lucerna.
El ACTA aspira a hacer frente al comercio de productos falsificados, desde lujosos relojes hasta cosméticos, autopartes y medicinas. Y también a aquellas personas que infrigen los derechos de la propiedad intelectual fortaleciendo las potestades de los funcionarios aduaneros en los países signatarios, para confiscar mercaderías falsificadas.
El comercio internacional de productos que violan los derechos de la propiedad intelectual factura unos 150.000 millones de euros (casi 183.737 millones de dólares) al año, según estimaciones de al Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que representa a países ricos.
Los negociadores del ACTA, cuya creación fue promovida en 2006 por Estados Unidos y Japón, incluyen ahora a la UE y a Australia, Canadá, Corea del Sur, Marruecos, México, Nueva Zelanda, Singapur y Suiza.
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Pero los críticos advierten que, al no distinguir claramente entre las medicinas falsas y las genéricas, que son legales y cuyas patentes a menudo son objeto de disputa, el acuerdo puede llevar a que se confisquen erróneamente las segundas, cuando van camino a los países pobres.
"El ACTA no se centra simplemente en cuestiones relativas a la ley de derechos de autor —es decir, las medicinas ilegal y aparentemente mal etiquetadas—, sino que también incluye una ley de patentes, lo que significa que los fármacos genéricos estarán cubiertos", explicó Joel Lexchin, profesor de la escuela de administración y políticas de salud de la canadiense Universidad de York.
Una patente implica el derecho exclusivo, concedido por un gobierno, de usar una invención por un periodo determinado.
La inclusión de patentes en el ACTA "podría impedir sustancialmente el flujo de medicinas genéricas. Por ejemplo, una empresa podría argumentar que sus derechos de propiedad intelectual han sido violados en la producción de un medicamento genérico", dijo Lexchin. Y entonces ese fármaco podría ser confiscado por los funcionarios aduaneros al ingresar al país.
Según el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (Trips, por sus siglas en inglés), los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) deben conceder derechos exclusivos sobre las patentes de las medicinas.
Sin embargo, en algunas circunstancias pueden permitir la producción de versiones genéricas, más baratas, de medicamentos patentados, a cambio de que al dueño de la patente se le paguen las regalías correspondientes.
Pero el Trips solamente permite que esas medicinas se vendan en el mercado interno del país en desarrollo que las produce. De ahí que se susciten problemas cuando las naciones pobres, que no pueden fabricar sus propios genéricos, se los compren a países en desarrollo más grandes, como India, y mientras están en tránsito esas medicinas ingresen a un país donde la patente está activa.
"En el marco del ACTA, una empresa farmacéutica multinacional puede decirles a los funcionarios aduaneros del país de tránsito: Ese producto infringe nuestra patente en este territorio, así que aunque la medicina esté segura y pueda exportarse legalmente de un país en desarrollo a otro, todavía queremos que les impidan llegar a su destino", explicó Malpani.
Esas confiscaciones tuvieron lugar después de que la Comisión Europea, rama ejecutiva de la UE, arremetió contra las violaciones a los derechos de la propiedad intelectual, lo que llevó a que los embarques de medicamentos genéricos fueran interceptados erróneamente.
Funcionarios aduaneros de la UE enviaron de regreso a India fármacos utilizados en el tratamiento del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), enfermedades cardiovasculares e infecciones comunes, fabricados por laboratorios de ese país, catalogado como "la farmacia del mundo en desarrollo" por ser líder en el sector de los genéricos.
Un caso famoso fue el de una medicina antirretroviral, el abacavir, enviado desde India a Nigeria pero interceptado en Holanda. El laboratorio GlaxoSmithKline, dueño de la patente, no quiso iniciar una acción legal, pero las autoridades aduaneras holandesas igual remitieron el caso a la justicia penal.
El subdirector general del Instituto Federal Suizo de la Propiedad Intelectual, Felix Addor, dijo a IPS que estos resultados revelan que no es viable un enfoque generalizador.
"Al principio no vislumbramos cómo se podía discriminar entre los diferentes derechos de la propiedad intelectual. Pero tras haber analizado los varios casos (de productos) en tránsito, ahora promovemos que el ACTA excluya totalmente a las mercaderías protegidas por patentes, o que por lo menos las excluya de toda medida fronteriza", planteó.
Los laboratorios suizos niegan las acusaciones de la sociedad civil en cuanto a que la industria quiere usar el ACTA para arremeter contra la competencia de los genéricos.
"Promovemos que el ACTA exluya a las patentes. Nuestras empresas contribuyen a mejorar el acceso a las medicinas en los países en desarrollo, a través de programas de donación a gran escala, precios preferenciales y licencias voluntarias", así como mediante asociaciones sin fines de lucro, dijo Bruno Henggi, director de relaciones públicas de Interpharma, que representa a las principales multinacionales suizas, entre ellas Novartis y Roche.
Malpani pronosticó que, si el ACTA incluye a los genéricos, el rezago de la competencia hará aumentar los precios de las medicinas.
Y "en última instancia, los elevados precios de los medicamentos alientan a los falisificadores a vender esas medicinas falsas que el ACTA intenta erradicar", agregó.
Los genéricos representan casi 10 por ciento de las medicinas del mundo.
El problema que acarrean las falsificaciones es que se terminen usando medicinas de menor calidad, o que contengan ingredientes contaminados, explicó Lexchin.
Es necesario abordar esto "mediante una mejor regulación de la cadena de suministros farmacéuticos, desde el productor hasta el usuario final, particularmente fortaleciendo a las autoridades regulatorias en los países en desarrollo", añadió.