Los principales desafíos en el futuro cercano para el flamante primer ministro de Japón, Naoto Kan, son la enorme deuda pública del país y el malestar popular por las promesas incumplidas de su antecesor, Yukio Hatoyama, debido a una base militar estadounidense en la isla de Okinawa.
Kan tiene 59 por ciento de aprobación entre las personas encuestadas por el periódico japonés Asahi Shimbun. Muy por encima del 20 por ciento con que se retiró Hatoyama el miércoles de la semana pasada.
Hatoyama se vio obligado renunciar presionado por sus correligionarios del Partido Democrático de Japón (PDJ), a quienes les preocupó su baja popularidad tras la destitución de la ministra Mizuho Fukushima.
La líder del izquierdista Partido Socialdemócrata protestó la decisión de Hatoyama de reubicar la base militar estadounidense de Futenma dentro Okinawa, en vez de sacarla de la isla.
Kan asumió el viernes de la semana con la promesa de crear "una sociedad con pocos descontentos". También mencionó la importancia de tener una "economía sólida, finanzas públicas fuertes y buena seguridad social".
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"La elección de Kan como primer ministro marca el comienza de una nueva era para Japón, que se estancó por las políticas conservadoras de sus antecesores", señaló Ryuichi Narita, profesora de historia en la Universidad de Mujeres de Japón. "No le será fácil porque el mes que viene son las elecciones de la cámara alta", añadió.
Kan debe mantener su popularidad para que el PDJ obtenga la mayoría en la cámara alta, lo que es una hazaña, según el periódico Yomiuri Shimbun.
El primer ministro de 63 años procede de una familia de clase media y es egresado del Instituto de Tecnología de Tokio.
Comenzó su carrera política en la década de los 80. Se ganó la admiración popular en 1996, cuando siendo ministro de Salud y Bienestar desveló la existencia de sangre contaminada con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), que enfermó a muchas personas.
En materia económica, se espera que el primer ministro mantenga un equilibrio que le permita responder a las necesidades de la población.
Además deberá revertir las políticas de privatización y de fuerte énfasis en el mercado de impulsaron sus predecesores y que llevó a la pérdida de puestos de trabajo, según Narita.
Kan representa un cambio sustancial respecto del excesivo gasto para obtener votos, que caracterizó a la política japonesa en los últimos 60 años, en especial la del conservador Partido Liberal Democrático (PLD), derrotado por el PDJ en las elecciones de la cámara baja de 2009.
Hubo varios escándalos de corrupción en Japón durante los gobiernos del PLD vinculados a proyectos de infraestructura.
El PDJ prometió en la plataforma política, previa de las elecciones de la cámara baja, congelar la construcción de represas porque invertiría en "la gente y no en el concreto".
"Kan es un político hábil y preocupado por cuestiones políticas. Su elección se concentró en las razones por las cuales los votantes habían optado por el PDJ el año pasado", señaló Jeff Kingston, especialista en Japón de la Universidad de Temple, con sede en Tokio.
En materia de política exterior, el primer ministro fue un gran crítico de sus predecesores por visitar el santuario de Yasukuni, símbolo de la expansión colonial japonesa, lo que hace pensar tendrá otra actitud y que mejorarán las relaciones con Asia.
En Yasukuni están enterrados oficiales considerados criminales de guerra por las ex colonias, además de 2,5 millones de japoneses fallecidos en combate.
Kan declaró el martes que no dará la espalda al compromiso que este país tiene con Washington en el marco del Pacto de Seguridad Estados Unidos-Japón. Esa postura le permite forjar una relación con la potencia norteamericana más igualitaria, según analistas.
También anunció que resolverá el asunto de la controvertida base militar estadounidense priorizando la disminución del peso que recae sobre la población de Okinawa, pero basándose en el acuerdo.
Un gran problema que afronta Kan es la elevada deuda de Japón, alrededor del doble de producto interno bruto y la más alta de los países industrializados, según el Fondo Monetario Internacional, indicó Koichi Ishiyama, profesor de la Universidad de Toin, en Yokohama.
El primer ministro también mencionó la posibilidad de aumentar el impuesto al consumo, actualmente en cinco por ciento, para mejorar las arcas públicas. Pero esa no es nunca una medida simpática para la población y puede costarle a su partido la elección legislativa de julio, indicó Ishiyama.
"Pocos gobiernos sobreviven a un aumento del impuesto al consumo", añadió.
Kan no tiene tiempo para perder, señala un editorial del martes del periódico The Asahi. Deberá revisar la política de asistencia social prometida por el PDJ porque aumentará la deuda.