Normalmente, en este aletargado pueblo árabe de la nororiental región israelí de Galilea, los televisores sintonizan Al-Jazeera o Al-Arabiya, dos canales que transmiten en ese idioma las 24 horas. Pero este jueves, todos los ojos estuvieron puestos en los canales israelíes 1, 2 y 10.
Los tres estaban transmitiendo en vivo desde la Knesset, el parlamento israelí.
Allí se debatía sobre lo ocurrido en la madrugada del 31 de mayo, cuando el barco de bandera turca Mavi Marmara, que lideraba un convoy humanitario de seis navíos, fue atacado por comandos israelíes fuertemente armados mientras navegaba en aguas internacionales. Murieron al menos nueve civiles.
El viaje de los activistas fue organizado por el movimiento Free Gaza, dispuesto a terminar con el bloqueo que Israel mantiene contra la franja palestina desde que Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) se arrogó el poder por la fuerza en junio de 2007.
La flotilla llevaba 10.000 toneladas de suministros de emergencia, filtros de agua, casas prefabricadas, sillas de ruedas y material de construcción.
[related_articles]
Por eso, cuando la pantalla del televisor mostró a legisladores judíos y árabes intercambiando acusaciones y amenazas y casi tomándose a golpes, todos los presentes en el restaurante de Abu Ali observaron con atención. En el centro de la discusión estuvo la parlamentaria árabe Hanin Zuabi, quien fue interrumpida sin piedad por legisladores de derecha por haber participado en la "Flotilla por la libertad".
"Váyase a Gaza, traidora", dijo uno. "Usted no tiene derecho a ser llamada integrante (de la Knesset) porque derramó la sangre de otros israelíes", gritó otro. Una declaración incendiaria siguió a la otra, y no sólo de parte de judíos nacionalistas.
Los guardias de la Knesset rodearon a la parlamentaria árabe por temor a que alguien intentara lastimarla.
El griterío se volvió más intenso cuando los legisladores árabes decidieron subir al podio. Mohammad Barakeh dijo que el gobierno israelí era "una pandilla de piratas".
"Ustedes están locos. Ustedes nadan contra el mundo y perjudican a su nación, tirándola por la borda", dijo en la sede del parlamento unicameral israelí, en Jerusalén.
En Shakhnin, y mientras veía por televisión que por lo menos 10 legisladores habían sido expulsados del plenario, Mansour murmuró: "Tal vez se debería expulsar a los 120 parlamentarios y disolver la Knesset. En cualquier caso, este país se dirige hacia el fascismo".
Por lo general, la minoría de árabes israelíes se encuentra al margen de los intensos debates nacionales. Pero, como reflejó el caos en la Knesset, ahora son parte de la cuestión en debate. Las habituales acusaciones de deslealtad contra la comunidad de árabes israelíes que profieren los judíos derechistas y ultranacionalistas amenazan con extenderse a la mayoría silenciosa de judíos israelíes.
"Todas somos Hanin Zuabi", dijo Wafa, una activista por los derechos de las mujeres.
"Sólo ella tuvo la valentía de actuar para ayudar a los niños de Gaza", agregó.
Su sentir fue muy similar al de las demás personas que miraban la transmisión televisiva en el restaurante de Abu Ali, donde la especialidad es el "hummus", un plato popular a base de garbanzos.
Pero es muy diferente al sentimiento reinante entre los israelíes judíos, que, en su gran mayoría, concuerdan con su gobierno en que Israel tiene derecho a mantener el bloqueo de Gaza como medida de "autodefensa".
En contraste con las críticas procedentes de sus compatriotas judíos, que se relegan únicamente a la manera como se llevó a cabo la operación, las críticas más severas entre los árabes recaen sobre la decisión del gobierno de interceptar la flotilla por la fuerza.
Ahmad, un maestro de escuela, dijo que "fue un error garrafal intentar detener el barco", pero que cuando los israelíes optaron por usar la fuerza estaba claro que ocurriría un desastre.
Los efectivos del Estado judío "podrían haber establecido un cordón en torno a los barcos, y simplemente esperar un acuerdo para que Israel inspeccionara los barcos humanitarios para asegurarse de que no había armas a bordo", opinó.
También en el pueblo de Shakhnin, pero en el municipio, el alcalde Mazen Ghnaim dijo: "Hasta que los gobiernos israelíes se den cuenta de que el mundo ha cambiado y de que uno no puede conseguir lo que quiere con el mero uso de la fuerza, yo seré pesimista. De todos modos creo que la mayoría de los judíos israelíes no piensan así. El problema es que en este país no tenemos un liderazgo".
"La situación que se ha suscitado desde esta confrontación en el mar pide a los gritos una iniciativa diplomática osada. Éste es el momento para que alguien diga en voz alta lo que es inevitable: implementar la solución de dos estados a lo largo de las fronteras de 1967. El conflicto se evaporará de la noche a la mañana", sostuvo Ghnaim.
Pero por el momento la mira está puesta en cómo aplacar las críticas mundiales contra Israel con una solución aceptable sobre cómo determinar qué ocurrió exactamente a bordo del Mavi Marmara.
Y también en qué destino tendrán el millón y medio de palestinos de Gaza si se permite que Israel continúe con el sitio.
En Shakhnin, muchos creen que las respuestas a estas preguntas las tiene el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
"Cambiemos a Al-Jazeera", dijo Mahmoud en el restaurante de Abu Ali.
"Escuché en la radio lo que está ocurriendo en la Liga Árabe. Los estadounidenses simplemente no permitirán que los egipcios, los saudíes y los jordanos dejen a Abu Mazen (el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas) retirarse de las negociaciones a las que les llevó tanto tiempo hacer que Bibi (el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu) volviera" a participar, agregó.
Mientras, preocupa la suerte que correrán los israelíes árabes y judíos de izquierda que viajaban en la flotilla con Zuabi.
Este jueves, tras la expulsión de todos los activistas extranjeros, el fiscal general informó al gobierno que los cargos contra los judíos israelíes de izquierda que también viajaban en la flotilla no se presentarán ante la Corte Suprema.
Esta decisión responde a la solicitud de no discriminar entre los opositores israelíes y los ciudadanos extranjeros que participaron en la "Flotilla por la libertad".