Israel aprueba cautamente las nuevas sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán para frenar su programa de enriquecimiento de uranio. Sin embargo, un alto funcionario dijo a IPS: «Dudamos mucho que sean suficientes».
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, describió la resolución adoptada el miércoles en la ONU (Organización de las Naciones Unidas) como un "paso positivo".
El mandatario dijo esperar que esto impulse a la comunidad internacional a adoptar sanciones económicas y diplomáticas más amplias contra el sector energético iraní.
El embajador de Israel en Estados Unidos, Michael Oren, agregó que la resolución "puede servir como plataforma de lanzamiento para sanciones de largo alcance contra Irán por parte de Estados Unidos y naciones de mentalidad similar".
Esas sanciones podrán impedir que Irán importe gasolina, dijo Oren, destacando que ese país "tiene mucho petróleo, pero no mucho petróleo refinado o la capacidad de exportarlo".
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Tanto funcionarios como analistas israelíes coinciden en que las últimas medidas contra Irán distan bastante de las "sanciones paralizantes" que promovió a principios de este año la secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Hillary Clinton.
Bajo el título "Obama demuestra ser fiel a su palabra", Amos Harel y Avi Issacharoff escribieron en el periódico Haaretz: "Tanto Israel como Estados Unidos se dan cuenta de que las nuevas sanciones no harán que Irán se arrodille. La clave para lograr eso son sanciones complementarias que, a diferencia de las recién aprobadas por la ONU, pueden resultar paralizantes para la economía iraní, y especialmente para la Guardia Revolucionaria de Irán".
La resolución aprobada el miércoles en el Consejo de Seguridad prohíbe a los miembros de la ONU vender armas convencionales a Irán, exige un mayor control de las operaciones bancarias de ese país en el exterior y agrega más empresas e individuos de esa nacionalidad a una "lista negra" del foro mundial.
También autoriza a los países a detener e inspeccionar barcos que les resulten sospechosos de transportar carga vinculada al programa nuclear iraní.
Irán ya ha declarado categóricamente que las sanciones no lo forzarán a cambiar el curso de su carrera atómica.
En Israel preocupa qué es lo próximo que ocurrirá, ya sea que se intensifiquen o no las sanciones.
En la última quincena el Estado judío estuvo en el centro de las miradas internacionales tras haber atacado en aguas internacionales a una flotilla humanitaria que se dirigía a Gaza, matando a nueve activistas, ocho de ellos turcos.
Según Harel e Issacharoff, en su declaración Obama insinuó que la situación en Gaza es "intolerable", pero resolver las diferencias que hay entre Israel y Estados Unidos en torno al ataque a la flotilla requerirá un cambio real en el bloqueo a la franja palestina.
Y también que el Estado judío acceda a que se cree un comité investigador que satisfaga a Washington, agregaron.
Netanyahu bien puede adaptarse a las demandas de Estados Unidos. Sin embargo, eso no disipará la sensación de malestar y aislamiento cada vez mayor dentro de Israel, donde la mayoría de la población considera que los incidentes en alta mar fueron "un acto de autodefensa".
Pero ajustarse a los reclamos de Washington tampoco disimulará las crecientes sospechas en Israel de que Obama puede finalmente no "cumplir con su palabra" en lo que respecta a Irán, e incluso terminar consintiendo que el gobierno de Mahmoud Ahmadineyad apueste a adquirir una capacidad nuclear. Para los israelíes, esto también es una cuestión de autodefensa.
"El mayor peligro para la paz es que los regímenes más peligrosos del mundo usen las armas más peligrosas de todas", dijo Netanyahu luego del debate sobre las sanciones.
Para la comunidad internacional tiene que ser una prioridad continuar previniendo esta amenaza, agregó.
Como por un lado se aprobaron sanciones pero por el otro hay dudas sobre si el gobierno de Obama puede conseguir suficiente apoyo internacional para impedir realmente que Irán fabrique armas nucleares, Israel se encuentra en una suerte de aprieto.
Netanyahu considera que cualquier medida de Estados Unidos contra Irán tiene que adoptarse en un contexto de legitimidad internacional.
Pero, como la mayoría de los israelíes, no admite que la legitimidad del propio Israel es cada vez más cuestionada a consecuencia del ataque a la flotilla, además de por la prolongada ocupación de los territorios palestinos.
Washington observa de cerca los temores existenciales de Israel, sobre un Irán nuclear y sobre su deslegitimación internacional.
"Un Israel confiado, inducido a adoptar políticas de paz que sean de su propio interés, es claramente preferible a un Israel nuclear asediado que se vea a sí mismo como dándole la espalda a la pared", dijo al Servicio Mundial de la cadena británica BBC el experto Anthony Cordesman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington.
El año pasado, Cordesman presentó un detallado informe titulado "Study on a Possible Israeli Strike on Iran's Nuclear Development Facilities" ("Estudio sobre un posible ataque israelí contra instalaciones de desarrollo nuclear de Irán").
Específicamente en relación a Irán, Israel no tiene problemas en hacer explícita su preocupación por lo que puede ocurrir. En un informe publicado en The New York Times sobre las maniobras diplomáticas previas a la votación del miércoles en la ONU, un funcionario israelí describió los esfuerzos por convencer a China de apoyar con urgencia las sanciones.
El funcionario, integrante de una delegación israelí de alto rango, dijo en una reunión en Beijing: "Los chinos no parecieron demasiado sorprendidos por la evidencia clasificada que les mostramos (sobre la escalada nuclear de Irán). Pero realmente se incorporaron en sus sillas cuando describimos lo que un ataque preventivo le haría a la región y a los suministros petroleros de los que ellos dependen".