A pesar de la condena casi unánime al ataque israelí contra la flotilla internacional humanitaria que se dirigía a Gaza, el gobierno de Barack Obama se resiste aún a culpar directamente a su principal aliado en Medio Oriente.
La secretaria de Estado (canciller), Hillary Clinton, dijo a periodistas que Washington respaldaba una "investigación inmediata, imparcial, creíble y transparente" del incidente, en el que al menos nueve civiles murieron, aparentemente por disparos de los comandos israelíes.
Clinton reiteró el "pesar" de Washington por la pérdida de vidas, e insistió en que la administración de Obama seguiría presionando a Israel para que pusiera fin al bloqueo contra Gaza, al que calificó de "insostenible e inaceptable".
Añadió que el incidente demostró "la urgencia" de las negociaciones de paz entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que se suponían comenzarían esta semana con "conversaciones de proximidad", mediadas por el enviado especial de Obama a Medio Oriente, George Mitchell.
Sin embargo, en una breve visita el martes a la capital estadounidense, el canciller turco Ahmet Davutoglu se quejó de la pasividad de Washington ante lo que consideró el equivalente psicológico para Turquía de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
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"No estoy muy feliz con las declaraciones de ayer de Estados Unidos", afirmó.
Aunque el gobierno de Israel ha impuesto un virtual bloqueo a la cobertura de prensa independiente sobre el incidente y sus secuelas, se pudo saber que la mayoría, si no todos los muertos, eran civiles turcos.
Uno de los patrocinadores de la llamada "Flotilla de la Libertad", la Fundación para la Ayuda Humanitaria, tiene sede en Turquía, y el barco que lideraba el convoy, el Mavi Marmara, llevaba bandera turca.
El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan acusó el lunes a Israel de "terrorismo de Estado".
"No guardaremos silencio sobre esto", dijo por su parte Davutoglu a un pequeño grupo de periodistas el martes en Washington, señalando que Ankara tenía intención de llevar el asunto a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). "Esperamos que Estados Unidos muestre solidaridad con nosotros", señaló.
En muchos sentidos, el incidente no pudo haber llegado en peor tiempo para Washington.
La Casa Blanca esperaba que el inicio esta semana de las conversaciones ayudaría a calmar la creciente frustración y el malestar en el mundo árabe por el incumplimiento de Obama de su promesa hecha en El Cairo hace exactamente un año de "procurar personalmente (la solución de los dos estados) con toda la paciencia y dedicación que la tarea requiere".
También prometió aliviar la "continua crisis humanitaria" en Gaza.
Con el aparente impulso en el proceso de paz palestino-israelí, Washington esperaba obtener apoyo internacional, especialmente árabe, para proponer en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) duras sanciones contra Irán.
Funcionarios estadounidenses dijeron el martes que ahora el objetivo inmediato era impedir que el incidente descarrile el proceso de paz.
De hecho, es posible que lo ocurrido fortalezca a Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámico) en su rivalidad con la ANP, presidida por Mahmoud Abbas, ya que atraerá más atención sobre la situación en Gaza y aumentará la presión sobre Israel para que levante el bloqueo, según analistas.
"Por varios años, muchos en la comunidad internacional han sido cómplices de una política destinada a aislar a Gaza, con la esperanza de debilitar a Hamás", señaló el centro de estudios Grupo Internacional de Crisis en una declaración que condenaba el ataque israelí y llamaba al levantamiento del bloqueo.
"Uno espera que (este incidente) pueda darle una oportunidad a un esperado cambio de rumbo", añadió.
La decisión de Egipto de abrir su frontera con Gaza y los informes de que el propio Abbas podría pronto viajar al territorio para intentar una reconciliación con Hamás sugieren que el grupo islamista ya se estaría beneficiando del ataque israelí a la flotilla.
Cualquier fortalecimiento de la postura de Hamás seguramente hará que Abbas esté menos dispuesto a hacer compromisos en las negociaciones con Israel, de acuerdo con expertos.
También es probable que se beneficie Irán, al menos indirectamente, porque la atención mundial ahora se desviará de su programa atómico y volverá al conflicto palestino-israelí, socavando además la credibilidad de Estados Unidos.
El incidente fue tratado de emergencia en el Consejo de Seguridad de la ONU, que aprobó una declaración presidencial condenando lo ocurrido y exigiendo una investigación.
El hecho de que Washington haya trabajado duro para aliviar el lenguaje de la declaración por ejemplo, asegurándose de no que no culpara explícitamente a Israel por las muertesmolestó a Davutoglu y a diplomáticos árabes, que se expresaron frustrados, así como algunos aliados europeos de Estados Unidos, que condenaron abiertamente la acción israelí.
Se espera que el Consejo de Seguridad siga el caso en las próximas semanas, cuando se acerca el plazo por el gobierno de Obama para presionar por nuevas sanciones contra Irán.