El gobierno de Tailandia busca al fugitivo ex primer ministro Thaksin Shinawatra por «terrorismo», engrosando así la lista de cargos que pesan sobre el magnate derrocado en 2006.
Pero luego de haber sido el primer primer ministro en completar un gobierno de cuatro años en este reino, el primero en ser reelegido para un segundo mandato consecutivo y el primer ex líder tailandés en ser condenado por corrupción, esta cuarta identificación conlleva cierta carga de ironía.
Después de todo, fue en agosto de 2003, cuando se consolidaba su primer gobierno, cada vez más autoritario, que Thaksin (2001-2006) arremetió contra la ley antiterrorista de esta nación del sudeste asiático a través de un decreto ejecutivo.
Fue a estos cambios en el Código Penal tailandés a los que recurrió el Departamento de Investigaciones Especiales cuando buscó que la Corte Penal de Bangkok emitiera una orden de arresto contra Thaksin por "actividades terroristas".
Ese tribunal marcó un hito en la historia política del país al permitir que el 26 de este mes el Departamento fuera tras el sexagenario fugitivo, que ahora vive en el exilio.
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Los cargos estaban vinculados al hecho de que Thaksin, un magnate popular entre los pobres de las zonas rurales, ejerció el patronazgo político del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura.
Este movimiento opositor protestó en Bangkok desde inicios de abril y hasta el 19 de este mes —cuando las fuerzas del gobierno disolvieron las manifestaciones— en reclamo de nuevas elecciones nacionales. A sus partidarios se les llama "camisetas rojas" por el color que usan para identificarse.
Dos respuestas militares en abril y mayo dejaron por lo menos 85 muertos, principalmente civiles, y unos 1.100 heridos.
El rol de Thaksin en esta sangrienta confrontación va desde su presunta participación en el uso de la fuerza por parte del Frente Unido hasta haber alentado la destrucción de propiedades públicas, según el Departamento de Investigaciones Especiales.
Por lo menos 30 edificios fueron incendiados mientras el ala armada del Frente Unido resistía el avance de los soldados, durante una operación que duró toda una semana a mediados de este mes en Rajaprasong, el lujoso distrito comercial que habían ocupado miles de manifestantes pobres de zonas rurales y urbanas.
Pero hacer que un tribunal declare "terrorista" a Thaksin puede ser lo más fácil para el gobierno del primer ministro Abhisit Vejjajiva.
El gobierno tiene puesta la mira en Interpol, para que le ayude a que Thaksin, titular de múltiples pasaportes y también ciudadano de Nicaragua y Montenegro, sea arrestado y extraditado a Bangkok.
"Le daremos documentos a Interpol", confirmó Abhisit en una conferencia de prensa celebrada el sábado con corresponsales extranjeros.
"Es un proceso de dos etapas: se necesita emitir una orden de arresto antes de la extradición", agregó.
Sin embargo, ésta no es la primera vez que el gobierno de Abhisit recurre a la ayuda de Interpol para atrapar a Thaksin, quien huye para no pasar dos años en la cárcel por cargos de corrupción.
Pero desde abril del año pasado, esos esfuerzos resultaron infructuosos. La organización policial con sede en la ciudad francesa de Lyon no accedió a sus pedidos, dado que antes de emitir una orden de búsqueda internacional debe evaluar si la solicitud de un gobierno tiene o no una motivación política, dijo un diplomático europeo.
Y emitirla tampoco significará automáticamente una extradición, añadió
Además, los países de la Unión Europea "no entregarán a Thaksin porque en Tailandia la sentencia de muerte es la pena máxima por terrorismo", declaró a IPS el enviado, que pidió no ser identificado.
Thaksin, cuyo segundo periodo de gobierno finalizó en septiembre de 2006 cuando los militares tailandeses dieron un golpe de Estado, claramente tiene planes de enfrentar la ofensiva diplomática de Bangkok en su contra.
Este lunes reveló planes de contratar a un experto holandés en crímenes de guerra para investigar los abusos que los soldados tailandeses cometieron durante un sangriento ataque contra los manifestantes del Frente Unido.
Esta batalla que surge en el escenario internacional pondrá a prueba el músculo diplomático del gobierno tailandés, sostienen algunos analistas familiarizados con la amarga rivalidad entre Thaksin y el gobierno de Abhisit que salió a relucir durante las protestas.
"El ex primer ministro ha sido un gran obstáculo para llegar a un acuerdo. Y continuará siendo un gran obstáculo", dijo Abhisit durante su conferencia de prensa del fin de semana.
Pero algunos de los ahora dispersos partidarios del Frente Unidos, que dialogaron con IPS a condición de permanecer en el anonimato, consideran que etiquetar a Thaksin como "terrorista" y culparlo de los recientes hechos de violencia en Rajaprasong servirá de poco para curar las heridas políticas del país.