Los líderes de las mayores protestas en décadas contra el gobierno de Tailandia se rindieron este miércoles, pero eso no alivió las tensiones, sino que las atizó. La violencia sigue dominando la capital.
Los ataques efectuados por manifestantes que incendiaron edificios y centros comerciales, confirmaron que aunque se disolvió la protesta del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura y se detuvo a sus líderes, la crisis política tailandesa dista de haber terminado.
Las llamas se apoderaron en la tarde de este miércoles del imponente centro comercial CentralWorld, junto al cual miles de manifestantes del Frente Unido acamparon durante seis semanas en reclamo de nuevas elecciones.
Por lo menos 27 edificios fueron incendiados desde las nueve de la noche. Entre ellos, al sede del canal TV3, la de la Autoridad Metropolitana de Electricidad, el Teatro Siam, varios bancos y parte de la Bolsa de Valores de Tailandia, según funcionarios.
El primer ministro Abhisit Vejjajiva impuso un toque de queda entre las ocho de la noche y las seis de la mañana para permitir que los militares, que desde el día 13 llevan a cabo un bloqueo contra los manifestantes "camisetas rojas", del Frente Unido, frenen el caos que tiene a parte de la ciudad bajo fuego.
[related_articles]
En la televisión nacional dijo estar determinado a "resolver" la crisis.
Antes, el portavoz del gobierno Panithan Wattanayagorn dijo que las fuerzas armadas iniciarían "operaciones durante toda la noche" y controlarían "unos pocos bolsones de problemas en varias áreas de Bangkok".
El toque de queda se declaró en 23 provincias, entre ellas las que rodean Bangkok y las del nororiente del país, en cuyas regiones rurales el Frente Unido cuenta con mucho apoyo.
Como muestra de indignación en el movimiento opositor, miles de camisetas rojas (así llamados porque el rojo es el color que identifica al Frente Unido), atacaron sedes gubernamentales y otros edificios en las nororientales provincias de Khon Kaen y Udon Thani, y en la norteña Chiang Mai.
Según Panithan, entre los manifestantes había "elementos radicales" que poseían "armas de guerra".
El humo negro que se elevó sobre Bangkok, también originado en la quema de neumáticos, generó entre muchos la sensación de que este país del sudeste asiático es tierra de nadie.
"No sé qué esperar. Esto terminará, pero miren eso", dijo la dueña de un restaurante, señalando las imágenes del informativo en la televisión.
Para el camarero Tosporn Patanaviroj, de 29 años, "por lo menos los líderes de los camisetas rojas han mostrado responsabilidad (en el Frente Unido)" al rendirse. Pero sin los líderes, una gran cantidad de manifestantes igual quiere continuar su lucha".
"Ahora esto se ha vuelto una guerra entre el pueblo y los soldados, y puede empeorar porque se ha desatendido los reclamos del pueblo", agregó, en alusión al pedido de nuevas elecciones.
Tras el anuncio del toque de queda, luego de las cuatro de la tarde, la población corrió a los comercios para abastecerse de alimentos y otros productos.
A primera hora de este miércoles, Bangkok supo que el ejército había comenzado a ingresar con equipos blindados a Rajprasong, un área comercial de más de cuatro kilómetros cuadrados en el centro de esta capital de 15 millones de habitantes, que los manifestantes del Frente Unido ocuparon el 3 de abril.
Poco después de la una de la tarde, los líderes del Frente Unido dijeron a miles de manifestantes que era momento de finalizar la protesta, debido a la alta cantidad de víctimas que sufrieron los camisetas rojas en los seis días que duró el bloqueo militar.
El dirigente del Frente Unido Natthawut Saikua dijo a la prensa: "Ya no puedo tolerar la crueldad que nos infligen".
Otro líder del movimiento, el parlamentario Jatuporn Promphan, declaró: "Me disculpo ante todos ustedes, pero no quiero más pérdidas. Yo también estoy devastado. Nos rendiremos".
Desde el 13 de este mes fallecieron 42 personas y más de 282 resultaron heridas. Muchas de las bajas fueron de civiles y manifestantes.
El último intento de una salida negociada fracasó este miércoles, al no aceptarse el ofrecimiento del Senado de mediar entre el gobierno y el Frente Unido, cuyo patronazgo político ejerce el fugitivo magnate y ex primer ministro Thaksin Shinawatra (2001-2006).
* Con aportes de Nattharin Kitthithaweepan.