México ingresa al censo entre optimista e inquieto

Los 100.000 encuestadores que este domingo comenzarán a golpear las puertas de los hogares de México, en una nueva edición del censo nacional, se enfrentarán a la desconfianza de la población a proporcionar datos personales y a la inseguridad que asuela varias zonas del país.

La tarea de quienes tendrán la misión de peinar todo el territorio nacional incluye recabar información como edad, sexo, escolaridad y lugar de nacimiento, en un ejercicio que abarca unas 25 millones de viviendas a lo largo de 2.456 municipios y casi 300.000 parajes rurales.

"El mayor reto es sensibilizar a las personas para que proporcionen la información, tomando en cuenta que muchas manifiestan una gran desconfianza por las condiciones de inseguridad y violencia existentes en el país", dijo a IPS Rodolfo Rubio, demógrafo del estatal Colegio de la Frontera Norte, con sede en la ciudad de Tijuana, en la frontera con Estados Unidos.

Varias zonas, como los norteños territorios de Sinaloa y Chihuahua, el oriental estado de Tamaulipas, el occidental Michoacán y el sureño Guerrero, afrontan el accionar de grupos narcotraficantes que pugnan por las rutas de distribución hacia el mercado estadounidense.

Luego de asumir el gobierno en diciembre de 2006, el presidente conservador Felipe Calderón ordenó el despliegue de miles de soldados y policías para combatir el tráfico de estupefacientes. A la fecha, más de 22.000 personas han muerto en hechos ligados a esa actividad, según cifras gubernamentales.
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El Censo de Población y Vivienda 2010, que costará unos 460 millones de dólares, consistirá en un cuestionario básico de 29 preguntas, al que se suman otras 75 para un universo de 2,7 millones de hogares ubicados en los municipios más empobrecidos del país.

"Nuestro objetivo es ir a todos los rincones del país, a cada manzana, a cada comunidad. Sin embargo, en el pasado han habido circunstancias donde no se censan algunas localidades, normalmente muy pequeñas, que no son significativas desde el punto de vista de información nacional", explicó a la prensa Eduardo Sojo, presidente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Pero Sojo reconoció que una preocupación mayor "es la seguridad de nuestros encuestadores". "Esperamos que haya confianza y respeto al trabajo del instituto y podamos ir a todo el país", apuntó.

Los resultados preliminares del censo, cuyo trabajo de campo finalizará el 25 de junio, estarán listos en diciembre y los datos finales serán publicados en el primer trimestre de 2011.

Para la planificación de la consulta, tras 10 años de haberse realizado la última, el Ineg se basó en el Marco Geoestratégico Nacional, un sistema que permite referenciar la información estadística de los censos y las encuestas con los sitios geográficos correspondientes.

Pero la realización del censo no ha estado libre de polémica. La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la jerarquía de la Iglesia Católica local, había amenazado con boicotearlo, con el argumento de que la pregunta sobre la orientación religiosa de la población era sesgada. Luego se retractó, una vez que Sojo les aclarara algunos aspectos de la consulta.

Una de las preguntas es "¿cuál es la religión de cada uno de los que viven en la casa?", para la cual se ofrecen 12 opciones de respuesta en referencia a la fe católica. La crítica de la CEM es porque ésta sólo reconoce la catalogación de "católico romano".

En la edición anterior, en 2000, se planteaba cuál era el credo del entrevistado y planteaba tres respuestas posibles: ninguna, católica y otra religión.

También hay malestar en la comunidad de afrodescendientes, pues quedaron fuera de la encuesta, ya que sólo hay referencias a los orígenes indígenas de los censados.

"Queríamos que el Inegi asumiera su papel para incluir a la población negra, pero nos dijeron que, debido a tiempo y recursos y a la modificación que implicaría añadir la pregunta, no es posible", dijo a IPS Israel Reyes, director de la Alianza para el Fortalecimiento de las Regiones Indígenas y Comunidades Afromexicanas.

Entre las preguntas básicas se incluye si la persona habla alguna lengua originaria, para luego inquirirle sobre cuál es. En la versión ampliada se le consulta además si se considera indígena.

El censo busca generar el perfil demográfico y socioeconómico de todas las zonas del país, información necesaria para dirigir políticas públicas hacia los sectores poblacionales y geográficos más pobres.

Con la desagregación en el espacio de los datos "se pueden definir programas o proyectos sociales para diferentes estructuras socioeconómicas o sociodemográficas poblacionales, es posible identificar a nivel de zonas rurales y/o urbanas la localización de esas personas o el posible lugar donde se pudieran instalar escuelas, hospitales", según Rubio.

La encuesta contiene aspectos novedosos en comparación con el ejercicio anterior. El 16 de junio se realizará en todo el país una consulta a la gente que vive en la indigencia. Además, por vez primera los encuestadores preguntarán sobre el uso de teléfonos móviles y de Internet.

El avance tecnológico permitirá, por otra parte, una captura, clasificación y procesamiento mucho más rápido, con resultados más ágiles.

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