Aunque el mes pasado Estados Unidos y Rusia firmaron un acuerdo para la reducción de los arsenales nucleares en Europa oriental, esta región no está segura de apoyar un desarme total.
Todos los líderes que se reunieron con el presidente estadounidense Barack Obama apenas horas después de que firmó el documento con su par ruso Dmitri Medvédev, el 8 de abril, respaldaron los recortes planeados.
Pero a diferencia de la posición dominante en Europa occidental, en los próximos tiempos no apoyarán una abolición absoluta de las armas nucleares, según expertos en seguridad.
"En Europa oriental hay dudas en cuanto a una abolición completa, y especialmente a la eliminación de las armas nucleares tácticas estadounidenses allí. A la región le preocupa Rusia", dijo a IPS Jiri Schneider, del Instituto de Estudios de Seguridad de Praga.
Fue precisamente en Praga donde, hace un año, Obama planteó por primera vez sus planes de desarme nuclear. Lo hizo en un discurso en el que dijo esperar que un día el mundo estuviera libre de armas atómicas.
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Luego eligió a la capital checa para sellar con Rusia un acuerdo que limitó los arsenales nucleares de ambos países de 2.200 a 1.500 ojivas cada uno.
Muchos consideran que la selección de Praga, una de las capitales más importantes del ex bloque oriental, donde durante la Guerra Fría se desplegaron armas nucleares, es una señal hacia los aliados de Washington en Europa oriental para que no abandonen su apoyo.
Ese respaldo, tanto político como material, en algunos casos se ha traducido en el envío de soldados a Afganistán.
Pero algunos analistas políticos extranjeros sostienen que las preocupaciones en torno a Rusia y su influencia en la zona son la causa de que los dirigentes políticos de Europa oriental se resistan a comprometerse plenamente con cualquier programa para librar al mundo de las armas nucleares.
"En la región no hay posiciones firmes en materia de desarme simplemente porque aquí no hay armas nucleares", dijo Schneider.
"No hay motivo para que nadie dé su apoyo a los niveles de desarme acordados en este tratado", señaló, agregando que "hay un escepticismo general" hacia el objetivo de cero armas atómicas "entre los régimenes de Europa oriental, a diferencia de lo que ocurre en Europa occidental, donde es más probable que se abrace plenamente ese ideal", agregó.
"Lo que motiva esto son las preocupaciones en torno a Rusia. Si Estados Unidos retirara armas nucleares estratégicas, ¿qué ocurriría con las armas nucleares rusas dentro de Europa? Será necesario librarse de ellas, y eso ni siquiera se discute", planteó.
En el acuerdo firmado en Praga no se mencionó a las armas nucleares de Europa.
La animadversión hacia Rusia y su posible influencia todavía está muy arraigada en los países del ex bloque oriental, donde todavía están frescos los recuerdos de las invasiones lideradas por los soviéticos y las privaciones que implicó el régimen comunista dominado por Moscú.
Muchos de los ex estados del bloque oriental se han integrado a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y hasta hace poco estaban convencidos de que esa membresía los volvía más seguros.
Pero en julio del año pasado, destacados intelectuales y ex líderes de Europa oriental, entre ellos los ex presidentes Václav Havel (República Checa, 1993-2003) y Lech Walesa (Polonia, 1990-1995), publicaron una carta abierta a Obama en la que mencionaron sus temores de que Estados Unidos abandone a Rusia, que la OTAN se debilite y que aumente la influencia rusa en la región.
También pusieron en duda que la OTAN salga en defensa de la región en caso de que un país sea atacado.
Los temores de que Washington esté aquietando a Moscú en detrimento de la región también aumentaron unos meses después, cuando Obama descartó sus planes de desplegar un sistema antimisiles en Polonia y un radar en la República Checa.
Esto fue propuesto originalmente en 2006 por el gobierno de George W. Bush (2001-2009), y Rusia lo rechazó de plano.
Desde entonces, Rumania anunció un acuerdo con Washington para alojar un sistema de defensa con misiles y Bulgaria se ofreció a albergar un radar.
Según algunos expertos, los líderes de Europa oriental estarán felices de tener un sistema de defensa de Estados Unidos en la región.
Robert Ondrejcsak, director del no gubernamental Centro para los Asuntos de Europa y el Atlántico del Norte, con sede en Bratislava, dijo a IPS que "los líderes de Europa oriental generalmente quieren una presencia estadounidense más fuerte en la región, y darán la bienvenida a cualquier nuevo compromiso de Estados Unidos en la defensa europea. Y eso incluye a Bulgaria y a Rumania".
El plan fue respaldado por todos los principales partidos en el parlamento rumano, y pronto Washington y Bucarest iniciarán conversaciones sobre este tema.
Los controvertidos planes de defensa con misiles para Polonia y la República Checa hallaron una feroz oposición dentro de ambos países. Algunas encuestas previas a la decisión de Obama revelaron que dos tercios de los checos están en contra de instalar el radar, mientras que casi la mitad de los polacos no quieren los misiles.
Pero la fuerte oposición pública al plan original puede asociarse a una completa falta de activismo por el desarme nuclear en la sociedad civil, según expertos.
Estos también señalan que la apatía pública se debe tanto a motivos históricos como a que en las últimas dos décadas no hubo un debate articulado sobre las armas atómicas.