En cinco años ningún niño debería nacer con sífilis o VIH

Con el tratamiento adecuado, la transmisión maternoinfantil del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, y de la sífilis congénita puede frenarse. Sin embargo, aún miles de recién nacidos presentan estas enfermedades cada año en América Latina y el Caribe.

"A pesar de existir una elevada cobertura de atención prenatal, en América Latina y el Caribe se reporta una baja cobertura de partos institucionales, lo que constituye una barrera muy importante para la implementación de una estrategia de eliminación" de estos males.

El párrafo pertenece a la "Iniciativa regional para la eliminación de la transmisión maternoinfantil del VIH y la sífilis congénita en América Latina y el Caribe", difundido a fines de 2009 por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Esta estrategia considera un enfoque integrado de atención a las embarazadas, a fin de erradicar la transmisión vertical de ambas enfermedades para 2015.

Para el VIH, la eliminación se entiende como la reducción de los casos a dos por ciento o menos y para la sífilis congénita una incidencia menor a 0,5 casos o menos, incluidos los mortinatos, por cada 1.000 nacidos vivos.
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Si en la región hay un promedio de 0,3 por ciento de mujeres embarazadas con el virus, se estima que entre 5.700 y 10.400 niños nacen infectados por transmisión vertical durante la gestación, el parto o el amamantamiento.

En cuanto a la sífilis, se calcula que hay en promedio casi cuatro por ciento de mujeres latinoamericanas y caribeñas con la enfermedad y al menos 164.000 niños que nacen infectados cada año.

El médico Marcelo Vila, asesor de la OPS en VIH y enfermedades de transmisión sexual para Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, explicó a IPS que "con una adecuada atención del embarazo se puede eliminar la transmisión de las dos".

"El problema es que la condición médica no siempre es suficiente porque hay problemas de acceso al sistema de salud y de cobertura", admitió. En ese punto, señaló que la región "no es homogénea".

Chile tiene indicadores que lo ubican cerca de la meta, en cambio en Argentina, Uruguay y Paraguay los datos varían mucho de acuerdo a las regiones, precisó.

"Lo que plantea la iniciativa de OPS es garantizar el acceso de la mujer embarazada al control prenatal, al diagnóstico y al tratamiento, en caso de ser necesario, que es muy sencillo para atacar la sífilis", remarcó el médico argentino.

Por su parte, la médica Bertha Gómez, asesora regional de la OPS en VIH y enfermedades de transmisión sexual para los países andinos, dijo a IPS que los recursos están, pero persisten las diferencias en el acceso entre regiones y países.

"En general en nuestros países (de la región andina) hay coberturas altas de control prenatal y de parto institucional, hay voluntad política, recursos humanos disponibles para hacer el trabajo y tecnologías para el tratamiento", aseguró.

En América Latina y el Caribe hay países que muestran indicadores modelos en esta materia, como es el caso de Cuba y Chile, mientras que otros están muy atrasados, como Haití, Bolivia o Paraguay, indicó Gómez.

El informe confirma que hay países que ya realizaron "progresos significativos" hacia la eliminación de la transmisión vertical de ambas enfermedades, pero otros muestran "brechas importantes".

Pero en general "las condiciones básicas para la eliminación de ambas enfermedades están al alcance de la región", plantea el informe de OPS. Los tratamientos y las herramientas de diagnóstico son "simples y accesibles", anima.

La transmisión maternoinfantil del VIH, causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), puede reducirse con el tratamiento antirretroviral en el embarazo, con el tipo de parto —se recomienda cesárea— y con la sustitución de la lactancia materna, concluye el documento.

En tanto, la sífilis congénita puede interrumpirse tan solo con la administración de una dosis adecuada de penicilina a la mujer embarazada, según reza el texto.

Sin embargo, la organización advierte que el porcentaje de embarazadas que se somete a análisis para detectar el VIH en la región no supera 55 por ciento en promedio, y el resto escapa al control.

Una barrera es la falta de atención prenatal, otra el parto atendido por personal no calificado. Pero además hay dificultades de acceso a análisis de diagnóstico y, cuando están, los resultados demoran un tiempo inaceptable.

El estudio señala, además, que en los sistemas de salud persiste la "fragmentación de servicios", lo que lleva a la paradoja de que haya niños y niñas que recibieron la profilaxis (tratamiento preventivo) para evitar la transmisión del VIH que fallecieron luego a causa de sífilis congénita.

"Lo que pasó en los últimos 20 años es que el VIH/sida opacó al resto de las enfermedades de transmisión sexual y ahora tuvimos que volver a mirarlas todas porque aunque la sífilis sea curable no está superada ni mucho menos", alertó Vila.

El médico explicó que un tercio de los embarazos de mujeres con sífilis que no reciben tratamiento derivarán en la muerte del feto, otro tercio tendrá hijos afectados en diverso grado y apenas un tercio nacerá sano.

Consultada por IPS, Patricia Pérez, coordinadora de la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH-sida (ICW, por sus siglas en inglés), consideró que la iniciativa es "válida", pero advirtió que es necesario que las mujeres participen para evaluar si las prácticas funcionan.

"Un médico puede recomendar a una mujer con VIH que no amamante al recién nacido, pero es probable que, por necesidad, esa mujer le dé la leche maternizada a otros hijos y amamante al recién nacido", alertó.

Para Pérez, lo que se necesita es "una política integral hacia la mujer" que permita darle una contención no sólo en el embarazo o en los días posteriores sino a lo largo de toda la vida.

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