La prensa local e internacional atribuyó a las rivalidades entre kirquises y uzbecos los choques del 19 de este mes en el sur de Kirguistán, pero en esos incidentes ambos grupos étnicos estuvieron unidos contra los seguidores del depuesto presidente Kurmanbek Bakiyev.
"Los enfrentamientos del 19 de este mes en Jalal-Abad (capital de la provincia homónima en el sudoeste del país) fueron una reacción de uzbecos y kirquises al intento de los partidarios de Bakiyev de derrocar al gobierno interino", dijo a IPS el analista político Mars Sariev.
Fuentes en Jalal-Abad indicaron que un grupo de hombres armados atacaron Teyit, el pueblo del ex presidente, y quemaron su casa. Pero luego se vio que también había sio incendiada la casa de "Black Aibek", un delincuente convicto que había sido puesto en libertad por el gobierno de Bakiyev.
Unos cientos de seguidores de Bakiyev, algunos con armas automáticas, habían tomado la sede del gobierno provincial, pero debieron retroceder ante el asedio de los uzbecos y kirquises que apoyan a la administración interina.
En una entrevista concedida al periódico Moskovsky Komsomolets luego de los incidentes, Black Aibek dijo que no estaba interesado en la política y acusó de la violencia al dirigente y empresario local Kadirjan Batyrov.
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La liberación de Aibek tenía como fin contrarrestar la influencia de Batyrov, líder uzbeco que se convirtió en un dolor de cabeza para el régimen de Bakiyev.
De hecho, los seguidores del ex presidente acusan a Batyrov de estar detrás del incendio de la vivienda familiar de Bakiyev, quien dejó el país en abril y ahora vive exiliado en Belarús.
El incendio del viernes 19 por la noche fue la culminación de dos jornadas violentas en Jalal-Abad, que se iniciaron con la toma del edificio gubernamental por varios cientos de partidarios del derrocado presidente.
Los ocupantes fueron obligados a salir por seguidores de la actual administración, muchos de ellos uzbecos. Esto condujo a la percepción de que esa etnia minoritaria estaba ampliando su influencia política a costillas de los kirquises.
Batyrov, que se había mantenido con bajo perfil, reapareció tras los incidentes de abril, cuando Bakiyev fue derrocado en medio de choques entre efectivos gubernamentales y manifestantes que dejaron 90 muertos.
El incidente armado en Jalal-Abad también se relaciona con la percepción pública de que el gobernador provincial en funciones, B. Asanov, había prestado apoyo a Batyrov y por tanto a la causa uzbeca.
En esa zona sureña, fronteriza con Uzbekistán, las tensiones entre los dos grupos étnicos se vienen cocinando desde 1990, cuando un brote de violencia dejó cientos de muertos.
La postura frontal de Batyrov constituyó un desafío a la unidad nacional a favor de los intereses uzbecos en la región, incluyendo la declaración de la lengua uzbeca como idioma oficial junto con el ruso y el kirguís.
Una reforma constitucional de 1996 elevó el ruso a la categoría de lengua oficial, pero no estableció un reconocimiento similar con otros idiomas minoritarios como el uzbeco.
Los discursos de Batyrov, emitidos con insistencia en las televisoras de las regiones de Jalal-Abad y Osh, elevaron el descontento popular, pese a advertencias de personalidades influyentes de la sociedad del sur de Kirguistán, como los ancianos.
Las negociaciones del gobierno interino con los ancianos uzbecos revelaron que la mayoría de esa etnia se opone a Batyrov, quien quedó rápidamente aislado con su grupo armado. El 19 de mayo hubo una manifestación pacífica que buscaba presionar al gobierno interino para que pusiera a Batyrov en manos de la justicia y destituyera al gobernador en funciones Asanov.
Para el analista Sariev, el gobierno interino "no entendió la situación antes de que empezara la movilización". Cuando los representantes de la administración central llegaron a Jalal-Abad la violencia ya había estallado.
Según varios testigos, miles de personas se reunieron en la pista de carreras de la ciudad y luego se separaron en dos grupos. Unos se dirigieron a la sede del gobierno provincial para reclamar la renuncia de Asanov, y otros rodearon los edificios de la privada Universidad de la Amistad de los Pueblos, cuyo propietario es Batyrov.
Fuerzas de seguridad intentaron evitar que la multitud ingresara a la universidad con disparos al aire, mientras los seguidores de Batyrov también abrieron fuego desde el interior del recinto, matando a dos personas e hiriendo a unas 90.
Se desconoce el paradero de Batyrov. Según Ismail Isakov, representante del gobierno interino, el líder uzbeco está prófugo de la justicia.
Isakov prometió reemplazar al gobernador y tomar medidas contra los canales Osh TV y Jalal-Abad Mezon TV por difundir los discursos incendiarios de Batyrov.
Los ancianos uzbecos afirmaron a los delegados de Bishkek que no abrigan ningún deseo de venganza contra el pueblo kirguís y que no hubo intentos de agravar las tensiones étnicas.
Los kirquises, un pueblo que forma parte de la gran familia étnica túrquica, constituyen 69 por ciento de la población de Kirguistán, seguidos por los uzbecos, que suman 15 por ciento, pero están concentrados en el sur. El tercer grupo étnico más numeroso es el ruso, con nueve por ciento, mientras ninguno de los demás supera dos por ciento: tártaros, tayikos, uigures, kazajos y ucranianos.
El estado de emergencia impuesto en la zona se mantendrá hasta el 1 de junio y no afectará el referendo constitucional que está previsto para el 27 de ese mes.
En la consulta popular, los ciudadanos deberán aprobar o rechazar la transformación de Kirguistán en una democracia parlamentaria.