El presidente de Honduras, Porfirio Lobo, cumplió este jueves 100 días en el poder, concentrados en lograr un reconocimiento internacional que saque al país del aislamiento al que está sometido a raíz del golpe de Estado cívico-militar del 28 de junio de 2009.
Desde la llegada de Lobo a la Presidencia, el 27 de enero, Honduras restableció relaciones bilaterales con 51 países, según datos de la cancillería, pero su reinserción en los organismos regionales y continentales sigue incierta, como es el caso del Sistema de Integración Centroamericana y la Organización de los Estados Americanos (OEA).
El país sí fue reincorporado al foro mundial de la Organización de las Naciones Unidas, donde la nueva embajadora es Lizzie Flores, hija del ex presidente Carlos Flores (1998-2001), perteneciente al opositor Partido Liberal.
A ese partido pertenecía Manuel Zelaya, el presidente depuesto por el golpe. Pero sus dirigentes fueron impulsores de la ruptura democrática que sumió al país en una crisis en la que todavía está sumergido.
Lobo no tuvo buenas noticias al cumplir la meta simbólica de los 100 días. El secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, dijo al diario Tiempo que el organismo solo discutirá el reingreso de Honduras en diciembre, cuando el presidente y sus asesores se habían puesto la meta de lograrlo en junio.
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Insulza, quien participó el martes 4 en la instalación de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, destinada a investigar lo ocurrido antes, durante y después del golpe, reiteró que Honduras debe cumplir otras condiciones, además de la creación de ese órgano investigador.
Entre ellas, citó, dar respuesta a denuncias de violación de derechos humanos y ofrecer garantías para el retorno al país de Zelaya, quien tiene juicios pendientes en los tribunales.
El analista político Ernesto Paz consideró que la OEA quiere esperar hasta diciembre para tener las conclusiones de la Comisión. "Se presume que la Comisión de la Verdad ya tendrá resultados y ellos están esperando ese informe para valorar la reincorporación de Honduras, tiene lógica", sostuvo.
Paz está entre quienes consideran que en sus primeros 100 días, el comportamiento de Lobo "ha sido correcto, pero muy lento".
"El presidente se ha mostrado como un gobernante centrista que ha hecho pactos de gobernanza limitada para ganar espacios de tranquilidad y negociación", dijo a IPS.
También consideró que en el retorno de Zelaya es un punto clave para la normalización de las relaciones internacionales de Honduras.
Lobo permitió salir del país a Zelaya el mismo día de su investidura, después de haber permanecido 129 días recluido en la embajada de Brasil. Para Paz, su vuelta "es trascendental para la reconciliación y si éste vuelve al país antes de diciembre, es posible que la reincorporación del país a las instancias regionales esté a la vuelta de la esquina".
Las presiones internacionales para el retorno de Zelaya se reavivaron el martes 4, cuando la mayoría de los presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) amenazaron con boicotear la cumbre de la Unión Europea (UE), América Latina y el Caribe, que se realizará en Madrid el día 18, si Lobo participa en ella.
Lobo reaccionó un día después con la oferta de revisar su presencia en la cumbre de las dos regiones. "No deseo incomodar y si tengo que sacrificarme para no abrir otro conflicto innecesario, lo pensaré y tomaré la mejor decisión en su momento", dijo tras un encuentro en Tegucigalpa con el presidente guatemalteco, Álvaro Colom.
Este mismo jueves, desde Madrid se aseguró que la salida salomónica que el gobierno anfitrión había encontrado para evitar el fracaso de la cumbre es que Lobo no participe en la reunión del día 18. Pero un día después sí estaría presente en un encuentro especial entre gobernantes centroamericanos y de la UE.
Eugenio Sosa, analista social, dijo a IPS que "estos reacomodos y cambios de agenda ponen cuesta arriba el reconocimiento de Honduras, hacia donde Lobo ha apostado fuertemente en estos 100 días, como la mayor inversión efectuada por ahora".
Sosa estima que en términos de legitimidad internacional, la Unasur conforma el bloque más resistente a reconocer a Lobo, que ganó sólidamente las elecciones del 29 de noviembre.
Pero el respaldo a los comicios fue condicionado por la Unasur y la mayoría de la comunidad internacional a la restitución previa de Zelaya como presidente constitucional. De los 12 miembros de la Unasur, solo Colombia y Perú han reconocido al gobierno de Lobo.
Sosa advirtió que el retorno de Zelaya no es tan fácil como parece. "La sociedad hondureña en ese tema está muy polarizada, el tema Zelaya divide más que las posiciones ideológicas radicales de la izquierda y derecha ortodoxas existentes".
"El fantasma del zelayismo no ha desaparecido y eso ratifica el posicionamiento de países suramericanos que buscan, en el fondo, redefinir relaciones con Europa y Estados Unidos, y echan un pulso sobre Honduras en este juego", opinó.
El 28 de junio, militares armados entraron en la madrugada a la residencia de Zelaya y a punta de bayoneta y en pijama, lo llevaron a un avión y lo expulsaron a Costa Rica. Ese mismo día, el presidente había organizado una consulta popular sobre su una eventual Asamblea Constituyente, cuya realización había sido rechazada por la Corte Suprema de Justicia.
Para los analistas consultados por IPS, el desafío de Lobo consiste en armonizar sus prioridades internacionales con las internas, que han estado subordinadas a la urgencia del reconocimiento externo.