Edificios destruidos, casas convertidas en escombros y alumnos muertos o atrapados entre los restos de centros educativos son algunas de las consecuencias del último terremoto que azotó a China. Y también un escalofriante recordatorio del que en 2008 mató a casi 90.000 personas.
El 14 de este mes, un terremoto de 7,1 grados en la escala de Richter sacudió la occidental provincia china de Qinghai, dejando cerca de 2.000 muertos y cientos de desaparecidos.
Allí, la menor cantidad y densidad de población significa que la cifra final de las víctimas no llegará a la del devastador sismo que hace dos años impactó en la vecina provincia de Sichuan.
Pero con las escuelas en ruinas e intentando retirar los cadáveres de los estudiantes que yacen bajo los escombros, las críticas a la mala calidad de las construcciones vuelven a recaer sobre las autoridades chinas.
En Jiegu, la ciudad más afectada, 56 niños y cinco maestros fueron aplastados en escuelas y residencias estudiantiles, según el China Daily.
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Al derrumbarse una escuela técnica fallecieron 22 niños, y otros 20 desaparecieron bajo las ruinas de una escuela primaria.
El sismólogo Gu Guohua dijo en una entrevista con la estatal Televisión Central de China (CCTV) que 90 por ciento de los hogares de Jeigu habían colapsado. Describió a las casas —hechas de madera, barro y ladrillos— como "de bastante mala calidad".
En la cercana prefectura autónoma tibetana de Yushu, 70 por ciento de los edificios escolares colapsaron, según la Radio Nacional de China.
"La cifra de muertos puede aumentar, dado que muchas casas colapsaron", dijo Wu Yong, comandante militar el Ejército Popular de Liberación de China para el área de Yushu, según el periódico Global Times.
En el terremoto de 2008 en Sichuan, miles de estudiantes murieron al derrumbarse sus escuelas. Investigaciones posteriores revelaron que fueron rampantes el mal diseño, los defectos edilicios y la falta de aplicación de los códigos de la construcción.
Ambos sismos tuvieron lugar a lo largo de la falla tectónica de Longmenshan, que se extiende bajo las montañas que dividen el altiplano de Tíbet y la llanura de Sichuan.
Como otro eco del terremoto de Sichuan, surgieron preocupaciones sobre la estabilidad de una represa que se resquebrajó, obligando a muchos residentes a huir hacia las montañas cercanas.
En Yushu coexisten las nacientes de los ríos Yangtze, Mekong y Amarillo, todos los cuales son utilizados para producir energía hidroeléctrica.
Más allá de Qinghai, el gobierno chino ha acometido un esfuerzo de alivio liderado por militares, y durante el fin de semana llegaron a Jiegu bandadas de soldados, médicos y voluntarios.
El presidente Hu Jintao voló el domingo a Jiegu para consolar a las víctimas. "¡Habrá nuevas escuelas! ¡Habrá nuevas casas!", escribió Hu en un pizarrón dentro de una tienda de campaña ocupada por niños huérfanos, según la estatal Agencia de Noticias Xinhua.
Chen Zhao Yuan, profesor de ingeniería civil en la Universidad de Tsinghua que se especializa en edificaciones antisísmicas, dijo que los gobiernos locales de zonas de alto riesgo no han hecho lo suficiente para prepararse para terremotos importantes, y que habitualmente se ignora los códigos de la construcción.
"A veces códigos e implementación son dos temas muy diferentes", declaró Chen a IPS.
"Los códigos de prevención sísmica requieren que todos los edificios sigan en pie luego de cualquier terremoto importante, pero obviamente éste no es el caso en nuestro país. La mayoría de los agricultores construyen sus casas por sí mismos; no saben nada sobre el código de la construcción. Así que es tarea de los gobiernos locales supervisarlos, pero obviamente no han hecho un buen trabajo", agregó.
Tras el terremoto de Sichuan, el gobierno central chino comenzó a prestar más atención a las zonas de riesgo.
En julio de 2008, el Ministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano-Rural y la Administración General de Supervisión de Calidad publicaron códigos y estándares actualizados para el diseño antisísmico de las edificaciones.
Así se buscó proteger mejor contra los sismos a escuelas y otros edificios públicos.
En la provincia de Xinjiang, 350.000 personas se mudaron a nuevas casas resistentes a terremotos en 2009, según Feng Peng, profesor adjunto de la Escuela de Políticas y Administración Pública de Tsinghua.
Pero el gobierno central y los locales tienen que trabajar juntos para proteger mejor estas áreas, sostuvo en una entrevista con IPS.
En 2008, Feng visitó Wenchuan, en Sichuan, y vio que los edificios que se habían erigido respetando los códigos nacionales de la construcción todavía estaban en pie. Los otros estaban en ruinas.
Liu Xila, profesor de ingeniería civil en la Universidad Jiao Tong de Shanghai, dijo que el problema es la educación y la aplicación de las normas.
"Necesitamos promover el conocimiento sobre los terremotos en la población de áreas vulnerables a los terremotos. La mayoría de estas personas no tienen el conocimiento adecuado sobre qué hacer durante un sismo", explicó Liu.
Chen, de Tsinghua, coincidió: además de aplicar mejor los códigos de la construcción, quienes viven en zonas de riesgo deben ser entrenados en técnicas de supervivencia para esas ocasiones, opinó.
"A partir de lo que ocurrió en el terremoto de Wenchuan (Sichuan) y el de Yushu (Qinghai), podemos afirmar que la mayoría de las personas —tanto niños como adultos— no supieron cómo reaccionar. Sólo sobrevivieron los que sí supieron", resumió.