Sin hundirse por la tormenta y navegando siempre hacia adelante, el proyecto cultural cubano Esquife acumula más de una década de trabajo sostenido en las aguas turbulentas de un periodismo digital que, lejos de complacer, busca inquietar, generar opiniones y promover el pensamiento.
Convencido de que "el editor de una publicación digital debe tener la vista en el horizonte, el cerebro sentado en la ventana de la academia, el corazón en la calle, una mano en el teclado y otra en la aldaba de la puerta de la vida", el poeta y periodista Andrés Mir asume su tarea de editor como "una postura ética".
"Tenemos una red de más de 100 colaboradores en todo el país, una veintena de ellos fijos. No valoramos currículo sino la obra y con esa sí somos exigentes. No publicamos cualquier cosa y nos responsabilizamos con todo lo que se escribe en la revista", dijo a IPS el editor, también uno de los principales impulsores del proyecto de comunicación.
La mirada crítica, incisiva y cuestionadora de Esquife sigue el acontecer cultural de esta isla cada semana y dedica coberturas especiales a la Feria Internacional del Libro de Cuba, las bienales de artes plásticas de La Habana y la fiesta cultural de mayo en la oriental provincia de Holguín, conocida como las Romerías.
Con un barco de papel periódico como distintivo, en recordación a las pequeñas embarcaciones que sirven para llevar a los tripulantes de una nave a tierra firme, la idea trascendió el mero concepto de revista en Internet y se complementó con un sistema de distribución electrónica que en la actualidad llega a más de 3.000 contactos.
"Cuando sale un texto que puede causar molestias o generar inquietudes, lo firmamos nosotros. Las personas que trabajan en lo digital se suelen olvidar de la realidad. No podemos olvidar que nuestro espacio sigue siendo el espacio físico. No queremos meternos dentro de una computadora sino salir al mundo", aseguró.
Surgido en 1996 como una iniciativa personal de Mir y la pintora cubana Hanna G. Chomenko, Esquife aparece como un proyecto de comunicación, investigación y creación que hurgaba en los nexos entre imagen plástica e imagen literaria y promovía el diálogo entre las propuestas y el público.
Tras la organización de varias exposiciones, incluida una muestra dedicada a la mujer con la participación de más de 40 artistas, el colectivo colocó en 1999 buena parte de sus energías en un viejo sueño: la creación de una revista que pasó de "la utopía impresa" a la "realidad digital".
"Fuimos la primera revista digital de arte y literatura cubana hecha en Cuba. No sé si será un gran mérito, pero en ese momento estábamos rompiéndonos la frente contra la pared", afirma Mir y recuerda los esfuerzos de los primeros tiempos para no convertirse en una revista "institucionalizada".
Aunque desde un inicio contaron con el apoyo y auspicio de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), organización que agrupa a jóvenes creadores de todo el país, Esquife siempre reconoció los puntos en común, pero se negó a las limitaciones que impondría un vínculo más estrecho.
Andando siempre por "los márgenes", se trataba de "iluminar" los espacios emergentes y alternativos y también a colocar en el centro a creadores que se mantienen fuera de los circuitos de promoción. A la idea inicial se sumó, además, la posibilidad de descargar archivos de música, galerías de arte y libros.
A fines de una década como la del 90 marcada por una severa crisis económica, que impactó duramente la publicación periódica en Cuba, la revista intentó responder a la "necesidad de hacer un periodismo diferente, más valorativo, profundo, sin tantos afeites, cultural en el más amplio y profundo sentido de la palabra", dijo a IPS Yanet Bello.
Una de las cuatro personas que forman el corazón del proyecto hace ya unos años y que "hacen de todo", Bello recordó que, a más de una década de la aparición del primer número de la revista, sus creadores aún enfrentan la incomprensión de determinados funcionarios o entidades.
"Todavía estamos luchando con la falta de entendimiento del mundo digital. No siempre se entiende que la expresión digital no puede controlarse de la misma forma que la expresión editorial", añade la editora de Esquife y recuerda la ausencia de apoyo que tuvo el pasado año un encuentro teórico organizado por el proyecto.
Con el tema de Medios Digitales y Cultura, el encuentro careció de difusión en los medios de comunicación nacionales y debió enfrentar no pocos obstáculos por el temor oficial a que "se contaminara con espacios políticos", específicamente con determinadas propuestas de la oposición política que actúa en condiciones de ilegalidad.
Así y todo, sin perder el apoyo "imprescindible" de la Cátedra Haydeé Santamaría de la AHS y de la Red Protagónica Observatorio Crítico, el encuentro se convirtió en un nuevo espacio del pensamiento cultural cubano que coloca en su centro las tecnologías de la información, el periodismo digital, las redes sociales y su impacto social.
"Ahora estamos en una fase reorganizativa para dinamizar el sitio de Esquife e impulsar una red social en la que se debatan estos temas. O sea, queremos llevar el encuentro teórico a un debate on line permanente, que no pare nunca, gracias a la aplicación de los mismos medios que son objetos de estudio", sostuvo Mir.