Cinco niñas y cinco niños recuerdan por estos días el huracán que, hace casi dos años, devastó su ciudad natal, la cubana Gibara, mezclan sus recuerdos con los sueños y captan las imágenes de lo que será un mensaje audiovisual para la niñez haitiana.
"Lo que más me gusta es aprender durante el juego", dijo uno de los niños seleccionados en una de escuela primaria para trabajar en un taller de realización audiovisual de Gibara, situada en el extremo este de Cuba.
Sin presiones sobre "la dimensión del tiempo infantil", el taller sólo pidió a los escolares pensar y elaborar un "regalo para los niños de Haití", que el 12 de enero sufrió un terremoto que derrumbó su ciudad capital y mató a más de 200.000 personas.
El material, resultado del taller acogido por el VIII Festival Internacional del Cine Pobre Humberto Solás, llegará a comunidades haitianas afectadas por el sismo gracias al apoyo de la oficina en Cuba de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
"Cuando eres víctima, te es difícil pensar en otras víctimas. Entonces, es importante que otras víctimas te cuenten cómo ellos han vivido y han superado una experiencia similar. Un niño víctima de una catástrofe le cuenta a otro que está sufriendo", explicó a IPS el representante de Unicef en Cuba, José Juan Ortiz.
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Casi nunca se incluye la rehabilitación psico-emocional en los fondos internacionales que se destinan a aliviar situaciones de catástrofe, según Ortiz. Sin embargo, está comprobada la validez que pueden tener en este trabajo herramientas tan fáciles como el dibujo y la pintura, o más complicadas como la creación audiovisual.
En momentos de catástrofe natural o de conflictos bélicos, "a los niños se les trata de garantizar agua, saneamiento, alimentos y cobijo, sin pensar que el trauma no reparado produce consecuencias para toda la vida. Es urgente y prioritario trabajar en ese ámbito", dijo.
En ese camino se insertó el proyecto de las psicólogas cubanas Yuliet Cruz y Silvia Padrón, que tenía entre sus principales retos evitar "victimizaciones secundarias", algo que puede ocurrir cuando los espacios generados por los adultos ponen más énfasis en las metas que en los procesos que se están viviendo.
"Los niños son los espectadores del futuro, pero también del presente. Nosotros queríamos darles la posibilidad de ser los realizadores de hoy, en un ejercicio del derecho a la participación y a la expresión", aseguró Padrón en el Encuentro de la Infancia, celebrado el miércoles 21 en Gibara.
Con esta iniciativa, una muestra del Festival Internacional de Cine para la Infancia y la Juventud (FICI) llegada desde España y una exposición de artes plásticas, el festival de Gibara se abre por primera vez al universo de la niñez y la adolescencia.
Concebido como un espacio para promover el cine de bajo presupuesto —no por ello de baja calidad artística— que suele moverse por vías alternativas y alejadas de los grandes circuitos de distribución, el Festival de Cine Pobre recibió este año más de mil obras y escogió unas 300 para la muestra en concurso.
Inaugurado el lunes 19 con un tradicional desfile por los calles de la Villa Blanca, o Villa de los Cangrejos, el VIII Festival Internacional del Cine Pobre cerrará su programación este sábado 24 tras una maratón de muestras paralelas, foros teóricos, acciones de artes plásticas y conciertos.
En este universo, concebido por el fallecido Humberto Solás (1941-2008) como un sitio de confluencia de todas las artes, el tema de la niñez y la adolescencia "llegó para quedarse" en forma de taller de creación, muestra cinematográfica y foro teórico, según el director del Festival, Sergio Benvenuto.
Para Ortiz se trata de "un gran salto cualitativo" en un encuentro que, desde su creación en 2004, "ha conseguido algo muy difícil y es que la población, los consumidores de los productos artísticos, lo asuman como su propio festival", pero que, hasta ahora, no había logrado una verdadera inclusión del sector infantil.
Con este fin, Unicef colaborará con el Festival del Cine Pobre para la realización de talleres de creación y de muestras de cine infantil y adolescente, incluso facilitando el acceso a materiales de proyectos similares que apoya la agencia de las Naciones Unidas en otros países.
La ocasión fue propicia para presentar una versión, "amigable" según Ortiz, de la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y ratificada por 193 países, con las excepciones de Estados Unidos y Somalia.
Ilustrado por Juan Padrón, creador de un popular personaje animado cubano, el folleto sirvió como motor de una nueva idea del realizador con apoyo de Unicef. Se trata de una serie de cortometrajes animados de un minuto sobre cada uno de los derechos incluidos en la Convención.
Acerca del taller audiovisual con niños y niñas de Gibara, el representante de Unicef apuntó que más allá de la acción en sí, se trata de construir un camino. "El material que se realice se lo enviaremos a los niños haitianos, quienes harán después otro para devolverles la experiencia a los cubanos", aseguró.
"Y como a este festival le gusta soñar, pues pensemos que esto pueda ser el inicio de una colaboración entre Gibara y algo que, alguna vez, se pueda crear en Haití", añadió el funcionario.