El gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) no logró en las elecciones locales captar la popularidad que acaparó su líder, el presidente de Bolivia, Evo Morales, en diciembre. Ganó sólo cinco de las nueve gobernaciones departamentales del país, aunque aún disputa otra.
El izquierdista MAS se alzó, según los datos primarios divulgados este lunes, con los gobiernos de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca, Oruro, Potosí y pelea voto a voto el de Pando.
También se impuso en los municipios de Cochabamba, capital del departamento homónimo, y de Cobija, capital de Pando.
El caudillismo profundamente enraizado en la vida política quedó demostrado en los comicios del domingo, cuando el MAS sucumbió ante fuerzas de izquierda hasta hace poco cercanas a Morales, y reavivó a una oposición que languidecía en los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija.
Morales, el primer mandatario indígena en la historia de Bolivia, fue reelegido en diciembre con 64,2 por ciento de los votos, un guarismo interpretado por el gobierno como la llave de la legitimidad para aplicar la nueva Constitución y las reformas del modelo socialista y comunitario.
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Pero las cifras de las elecciones regionales de ahora llevan implícito otro mensaje del electorado a favor de un equilibrado manejo del poder.
En los primeros meses de este año, Morales acentuó su lucha contra opositores a los que responsabiliza de acciones divisionistas y terroristas, además querellar a varios.
Los resultados del domingo confirman que Morales encarna el mismo modelo de liderazgo caudillista que varios de sus antecesores en el cargo, como Víctor Paz Estenssoro (1907-2001), que gobernó cuatro veces Bolivia entre 1952 y 1989, y Hugo Banzer (1926-2002), dictador entre 1971 y 1978, y luego presidente constitucional entre 1997 y 2001, cuando renunció por enfermedad. Con la desaparición de estos líderes, los partidos que dirigieron se extinguieron o debilitaron.
Su objetivo de controlar totalmente el poder ha sufrido un duro tropiezo y exige a Morales la búsqueda de una estrategia diferente, aunque el gobernante tiene otra opinión.
"Los opositores deben comprender que el cambio es imparable y, si no pueden sumarse, que aporten con gestión para que gane el pueblo", expresó anoche Morales en un salón de Palacio de Gobierno, y no como habitualmente sucedía tras una elección, en los balcones que dan a la plaza principal.
Morales observó con optimismo los primeros resultados a boca de urna difundidos por las cadenas de televisión, y destacó que la presencia del gobierno en los 337 concejos municipales se había multiplicado.
Pero los primeros datos conocidos, a la espera del informe final del Órgano Electoral Plurinacional, sorprendieron a los electores en la ciudad de La Paz, el bastión oficialista.
La candidata del MAS, Elizabeth Salguero, fue derrotada con 35 por ciento de los votos frente al 47 por ciento obtenido por Luis Revilla, del Movimiento Sin Miedo (MSM), un partido liderado por el actual alcalde de esa ciudad, Juan del Granado, hasta hace poco aliado incondicional de Morales.
El MSM también ganó la alcaldía de Oruro, con la elección de la periodista Rocío Pimentel, que consiguió 39 por ciento de los sufragios. Ello alentó a Del Granado a proclamar a su partido como la segunda fuerza de oposición.
La corriente de izquierda moderada del MSM surgió de la división del socialdemócrata Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), fundado en la clandestinidad durante la dictadura de Banzer, con quien cogobernó en tiempos de democracia entre 1989 y 1993.
El MAS ganó la alcaldía de Cobija con su candidata Ana Luisa Reis, una plaza que hasta las pasadas elecciones estaba reservada para la derecha.
A ella se sumó la de Cochabamba, que será dirigida por el músico Edwin Castellanos, quien obtuvo 40 por ciento de la votación frente a Arturo Murillo, candidato del Frente Todos por Cochabamba, de derecha moderada, quien logró 37 por ciento de las preferencias. La gobernación de Pando es disputada por el candidato oficialista Luis Flores y el opositor Paulo Bravo, de la agrupación de derecha Consenso Popular (CP), ambos con 49 por ciento.
El recuento está suspendido por la presión de los militantes de ambas corrientes que crearon un ambiente de inseguridad en oficinas del Órgano Electoral Departamental.
En Santa Cruz, uno de los departamentos más desarrollados del país, el férreo opositor a Morales, Rubén Costas, de la Agrupación Verdes, de derecha radical, se impuso al oficialista Jerjes Justiniano. Ese porcentaje le permite continuar por un segundo periodo.
La oposición se fortaleció también en el departamento de Beni, con la reelección de Ernesto Suárez, candidato de la también derechista agrupación ciudadana Primero el Beni, con 43 por ciento, frente a la ex reina de belleza sumada a las filas del partido de gobierno, Jessica Jordan, que alcanzó 39 por ciento de la votación.
En el sureño departamento de Tarija, el ex presidente de la Cámara de Diputados y candidato del derechista Camino al Cambio, Mario Cossío, fue ratificado con 49 por ciento. Con ello reafirmó una posición abiertamente opuesta a las políticas del presidente Morales. La presencia de Costas, Suárez y Cossío significa el resurgimiento de la oposición derechista en el oriente y el sur del país, que el gobierno creía debilitada y hasta extinguida.
"Ha llegado el tiempo en que la fuerza de la democracia derrote a la tiranía", declaró Costas.
En el nuevo escenario político, las estrategias se moverán entre la negociación y la advertencia de Morales de eludir a las autoridades opositoras y operar programas de desarrollo con las organizaciones sociales afines al gobierno.