El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió hace tres meses poner fin a la política que prohíbe a gays y lesbianas revelar dentro las Fuerzas Armadas su orientación sexual. Pero aún no se ha producido ningún avance.
Los esfuerzos por eliminar la ley federal conocida popularmente como "No pregunte, no diga" languidecen en el Congreso legislativo.
Esa norma prohíbe que cualquiera que "manifieste su tendencia o intente mantener prácticas homosexuales" sea miembro de las Fuerzas Armadas. También impide que superiores militares realicen una investigación sobre la orientación sexual de los uniformados.
Obama prometió derogar esta ley cuando dio su último discurso sobre el estado de la Unión.
Cuando el teniente Dan Choi, miembro de la Guardia Nacional de Nueva York y abierto homosexual, quiso protestar contra esa política, no acudió al Capitolio, sede de la asamblea legislativa, sino que se encadenó en la valla de la Casa Blanca, donde fue arrestado el 18 de marzo.
[related_articles]
Choi habló con IPS sobre su arresto y su fuerte oposición a la política "No pregunte, no diga".
IPS: ¿Por qué se encadenó en las puertas de la Casa Blanca?
DAN CHOI: El presidente Obama tiene la autoridad ahora mismo para demostrar su liderazgo. El mandatario ha dejado en claro que quiere acabar con la política "No preguntes, no digas", y la única forma de hacerlo es asumiendo un liderazgo ejecutivo. Necesitábamos hacer que ese mensaje se oyera alto y claro.
IPS: En marzo, usted se confesó abiertamente gay en el programa de la presentadora de televisión y radio Rachel Maddow, pero ahora ha sido convocado para instruir a soldados en su unidad. ¿Cómo es eso posible?
DC: En junio fui juzgado (por violar la ley "No preguntes, no digas") y recomendaron que me dieran de baja. Pero han pasado 10 meses y he sido convocado a instruir a otros. Nuestra unidad va a ser desplegada y necesitan a líderes con experiencia. Ya he sido enviado a Iraq antes.
Me gradué en la (Academia Militar de Estados Unidos en) West Point con un título de árabe, y hablo ese idioma con fluidez. No hubo trastornos en mi unidad (por mi confesión de homosexualidad). Es claramente una prueba de que nuestro país puede encarar una revocación (de la ley) de la misma manera que los otros miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Pero en los últimos nueve meses, cientos de soldados han sido despedidos por hacer lo mismo que yo. Esa política tiene que terminar.
IPS: Recientemente, el Estado Mayor Conjunto testificó ante el Congreso y, con la excepción del presidente del órgano, el almirante Michael G. Mullen, todos dijeron que tenían reservas sobre la idea de revocar la política de "No preguntes, no digas". ¿Qué pasó por su mente cuando los vio testificar?
DC: Como pertenezco a una minoría racial (de origen asiático), me pregunté si, ahora que estamos a 60 años de la segregación racial en las Fuerzas Armadas, si se dijeran las mismas cosas de una comunidad étnica minoritaria, ¿tendríamos la misma reacción?
Fue insultante. Por lo que conozco, no a nivel político sino como militar con experiencia personal, sé que esos temores están totalmente infundados. Pero la razón por la cual pueden dar estas opiniones políticas basadas en miedos y falsedades es que el presidente no ha mostrado liderazgo.
IPS: ¿Ve resistencia en los altos mandos militares para que gays y lesbianas puedan servir abiertamente en filas castrenses?
DC: No es una resistencia abierta. No se escucha que digan: "Absolutamente no", pero expresan sus temores, sus dudas, opiniones que nunca había oído de militares. Manifiestan este tipo de inseguridad y disconformidad en una forma cobarde.
Están mostrando que sus acciones se basan en sus miedos, y eso no guarda relación con ninguna de las tradiciones militares.
IPS: ¿Sus padres lo apoyan en lo que está haciendo?
DC: (Risas) Bueno, eso es para otra entrevista. Mi padre es pastor de la Convención Bautista del Sur. Mi madre es muy conservadora y ambos apoyaron la "Proposición 8" (enmienda legal aprobada por referendo en el occidental estado de California que prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo). Fue muy difícil para ellos. Sólo les confesé mi orientación hace 15 meses, y tuvieron dificultades para entender lo que eso significaba.
Así que fue difícil, pero creo que en lo profundo de sus corazones fue porque simplemente no querían que yo sufriera el tipo de discriminación que yo viví. Ellos fueron discriminados por su lenguaje, por su estatus de inmigrantes, por su raza, y no querían que la nueva generación sufriera el mismo dolor.
Es gracioso. Mi padre siempre dijo que yo iba a ser un portavoz por los derechos de las minorías. No creo que se refiriera a los de la minoría homosexual, sino a los de la comunidad coreana, pero es el mismo tipo de discriminación, y va a requerir el mismo tipo de determinación de nuestra comunidad y de nuestra generación para que se entienda que ésta es una lucha moral.
* Aaron Glantz es autor del libro "The War Comes Home: Washington's Battle Against America's Veterans" ("La guerra llega a casa: la batalla de Washington contra los veteranos estadounidenses"). La entrevista fue originalmente publicada por New America Media.