Medio centenar de integrantes de 15 organizaciones indígenas, ambientalistas, sindicales y universitarias de Colombia viajan a Bolivia con la esperanza de construir, junto a miles de activistas y delegados de gobiernos de otras partes del mundo, nuevos caminos para afrontar el cambio climático.
"Es importante decir que no vamos articulados en un consenso", admitió Lyda Fernanda Forero, de la red no gubernamental Recalca, al ser consultada sobre las expectativas que tienen respecto de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, que se realizará entre este lunes y el jueves en la central ciudad boliviana de Cochabamba.
"Pero también es cierto que avanzamos en un proceso interno de discusión, que enriqueceremos con las miradas de distintos países y sectores participantes en Cochabamba", señaló Forero a IPS.
Recalca (Red Colombiana de Acción Frente al Libre Comercio), que ocupa la secretaría de la Alianza Social Continental, tiene entre sus principales funciones la de analizar y denunciar los problemas sociales derivados de la apertura indiscriminada de la economía y los consecuentes acuerdos de intercambio.
"Nos interesa mucho enfatizar en los tratados de inversión, porque sabemos que las empresas y su producción son actores fundamentales" en la variabilidad climática que afronta la humanidad, comentó.
El gobierno de Colombia se apresa a firmar en mayo un tratado de libre comercio con la Unión Europea, mientras que el firmado en 2006 con Estados Unidos aún no ha podido ser implementado porque el Congreso legislativo de ese país no lo ha ratificado, debido a las denuncias de violaciones a los derechos humanos que pesan sobre Bogotá.
Forero apuntó sus dardos sobre las empresas multinacionales que, dice, "invierten destruyendo los recursos naturales y acabando con las selvas, todo lo cual redunda en el cambio climático".
Ese es el enfoque que su organización y otras que viajan a Cochabamba pondrán a debate en la Conferencia Mundial de los Pueblos, que tratará de aunar posiciones para incidir en las negociaciones gubernamentales con miras a la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, de fines de año en México.
El área de trabajo de Recalca abarca también el apoyo a las organizaciones de mineros y sindicales, así como los movimientos indígenas y de campesinos, quienes "tienen formas de convivencia con la naturaleza en las que prima la armonía, porque no la ven como un recurso sino como un circuito", según la activista.
"Es decir, (para ellos) no hay desechos sino reutilización", explica.
Esa visión integrada a la naturaleza empezó a perderse desde la época de la colonia, con la llegada de los conquistadores españoles, y avanzó en el tiempo en distintas regiones del país, por falta de conciencia de unos y necesidad de recursos laborales de otros, sostiene Forero.
Eso ha llevado, añade, a la explotación de los recursos de manera indiscriminada, perdiéndose gran parte de la biodiversidad de este país, que ha sido considerado uno de los pulmones del mundo.
"Un proceso que necesitaría de muchísimos años para revertirlo, pero que aún es posible frenar", agregó.
Es un proceso que en Colombia se ha visto afectado por el conflicto armado interno de casi cinco décadas, porque provocó múltiples asesinatos y el desplazamiento masivo de sus hogares de campesinos en regiones con gran riqueza, como las que rodean el llamado Tapón del Darién, en los occidentales departamentos de Chocó y Antioquia, en la frontera con Panamá.
Este problema se incrementó con la denominada política de confianza inversionista puesta en marcha por el gobierno derechista de Álvaro Uribe desde 2002
Es un "modelo de producción industrial y agroindustrial, con deforestación y desigualdades para la población", puntualizó Forero, en coincidencia con el perenne cuestionamiento que hace la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).
Esta posición de la ONIC fue el centro de la exposición de uno de sus dirigentes, Héctor Gañán, en el foro "Cambio Climático, Posición desde Colombia", realizado la semana pasada en la estatal Universidad Nacional, al que asistió IPS.
Gañán recordó que "el presidente Uribe invita de manera insistente a las multinacionales a conquistar la Orinoquia", en referencia a la extensa región geográfica y cultural determinada por el curso del río Orinoco y que comparten Colombia y Venezuela.
"En diciembre de 2003, el presidente ofreció la riqueza de 600.000 hectáreas en la Orinoquia, 350.000 de las cuales son selváticas y 250.000 corresponden a sabanas", dijo Gañán.
Un año después, la gubernamental Corporación Regional para la Orinoquia dio cuenta del cambio de dueño en 250.000 hectáreas, dada la oferta de inversión con impuestos muy bajos, a un costo de unos 50 dólares por hectárea y uso ilimitado de agua.
"Es una gran irresponsabilidad acabar con más de 70.000 especies y enorme cantidad de fuentes de agua sólo para garantizar la inversión extranjera", afirmó Gañán.
Situaciones similares se presentan en el resto del territorio colombiano.
En las montañas donde nacen los ríos Cauca y La Magdalena, que atraviesan el país de sur a norte para desembocar en el mar Caribe, "las concesiones mineras atentan fuertemente contra el ecosistema, siendo este un lugar estratégico", aseguró en el foro climático Andrés González, del Programa Integración de Ecosistemas y Adaptación al Cambio Climático en el Macizo Colombiano, de la Organización de las Naciones Unidas.
El Macizo Colombiano contiene las cumbres nevadas, conocidas como la estrella hídrica, a partir de lo cual se divide en tres la cordillera de Los Andes.
"El mapa minero en Colombia en general, y en particular en el Macizo, es un desastre", aseveró González.
Todos motivos que incrementan la expectativa de los activistas colombianos con la conferencia de Cochabamba, para que sirva de impulso a una movilización que conduzca a la puesta en marcha de políticas de mitigación y adaptación al cambio climático.
"Porque, si bien es cierto que el gobierno de Uribe tiene el poder, nosotros continuamos convencidos de que se puede hacer algo, pues de los contrario no estaríamos en esta discusión", concluyó Forero a pocas horas de su viaje a Bolivia.