SOCIEDAD-ARGENTINA: Crece la violencia en el fútbol

«Esta presidenta está dispuesta a enfrentarse con las hordas de opositores más salvajes, pero nunca con un hincha de fútbol», confesó risueña la mandataria de Argentina, Cristina Fernández.

Quienes trabajan para erradicar la violencia en los estadios creen que la broma explica en parte las causas de la violencia en los estadios: la falta de voluntad para enfrentar a las aquí llamadas "barras bravas" y la connivencia con dirigentes de distintas corrientes políticas con ellas, especialmente de distritos populosos.

Las barras bravas son la expresión más violenta de las hinchadas de fútbol y muchas veces tienen más poder que los propios dirigentes de clubes y presionan a los jugadores, extorsionándolos a cambio de recibir aliento en los partidos.

Sus líderes están en el negocio de las drogas, la venta de camisetas, fotos o el estacionamiento fuera de los estadios. Organizan cenas con jugadores a cambio de entradas y cobran a turistas extranjeros por ver partidos junto a la hinchada.

En las últimas semanas los enfrentamientos de estos grupos de fanáticos ya derivaron en cinco muertes. La policía sospecha que algunos crímenes se relacionan con la puja por obtener apoyo para viajar a Sudáfrica a la Copa Mundial de Fútbol en junio.
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"No hay una decisión política fuerte para terminar con la violencia y la corrupción en el fútbol", dijo a IPS Mónica Nizzardo, presidenta de Salvemos al Fútbol, una organización no gubernamental que trabaja para erradicar la violencia.

Salvemos, que registra 249 muertes por violencia en el fútbol desde 1924, sostiene que los barras bravas cuentan con el amparo de fuerzas de seguridad, y la complicidad de dirigentes políticos y deportivos al máximo nivel.

Si bien el fenómeno se viene gestando desde hace muchos años, en las últimas semanas la violencia se aceleró. Observadores creen que el detonante fue una iniciativa lanzada en noviembre por políticos cercanos al oficialismo, como Marcelo Mallo, quien creó la agrupación "Hinchadas Unidas Argentinas".

Su propuesta, según explicó, es convertir a los fanáticos en líderes sociales no violentos que construyan viviendas populares y otras obras para la comunidad.

Mallo prometió llevar a 500 barras a Sudáfrica. Hinchadas se presenta en los estadios con banderas con leyendas proselitistas. Uno de sus carteles alude al retorno a la presidencia de Néstor Kirchner (2003-2007), sucedido en el cargo por su esposa, Fernández.

Mallo asegura que no hubo acuerdo con los violentos para otorgarles prebendas a cambio de publicidad política. También negó que haya dinero público para financiar el viaje de los hinchas o que el gobierno esté detrás del proyecto.

No obstante admitió que su objetivo es que los jefes de barras, la mayoría con antecedentes penales, se reconviertan en dirigentes capaces de reclutar votantes para elecciones o fiscalizar comicios. Entre las decenas de barras convocadas no está "La 12", como se conoce al grupo violento de Boca Juniors, ni tampoco "Los Borrachos del Tablón", de River Plate, porque ya tienen apoyo para viajar, según Mallo. Esos clubes son los más populares del país.

A partir del lanzamiento se sucedieron graves hechos de violencia, pero no entre barras rivales sino dentro de las mismas por el manejo de negocios paralelos y el reparto de prebendas.

Gustavo Grabia, periodista y autor del libro "La 12. La verdadera historia de la barra brava de Boca", sostiene que estos grupos son "el brazo armado" de las hinchadas y que los violentos son socios de la policía tal como se reveló en diversas causas judiciales.

"Hay una aceleración de los casos de violencia y quizás la creación de Hinchadas le puso más efervescencia al tema, porque prometió llevar 500 fanáticos a Sudáfrica y ahora se ve que no podrá llevar ni la mitad", comentó Grabia a IPS.

De todos modos, para el periodista los últimos asesinatos exceden lo futbolístico y podrían estar vinculados a rivalidades por el control de negocios como el narcotráfico.

El 19 de este mes Roberto Caminos, ex cabecilla de la barra del club Newell’s Old Boys, de la central ciudad de Rosario, fue asesinado a balazos en la puerta de un bar. Allegados aseguran que había comentado que lo seguían policías.

Días antes fue asesinado a tiros en la puerta de su casa Juan Bustos, ex jefe de la barra de Rosario Central, el otro popular club de esa ciudad. Y Marcos Galarza, integrante de la barra del pequeño club de segunda división Defensa y Justicia, ultimado con arma blanca. Y los casos siguen.

"Esto se aceleró con ‘Hinchadas…’", opina Nizzardo. "La ley castiga con uno a seis años de prisión a los que alimenten a grupos violentos, y acá se ve claramente quiénes son los que están alimentando esa violencia", añadió.

Salvemos al Fútbol presentó en noviembre una denuncia penal para que la justicia investigue los vínculos entre Hinchadas y miembros del gobierno, entre ellos el jefe de Gabinete ministerial Aníbal Fernández, quien militó con Mallo.

Nizzardo afirmó que muchos de los barras convocados tienen antecedentes penales. "Uno está preso desde diciembre por extorsión y otros delitos y otro está procesado por tenencia de armas y por estar involucrado en un crimen", reveló.

"¿Cómo es que personas con esos antecedentes son reclutados para ir a Sudáfrica?", se pregunta Nizzardo. La denuncia judicial no avanza. En cuatro meses, aún no se resolvió si la pesquisa debe recaer en la justicia ordinaria o en la federal.

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