MUJERES-PAKISTÁN: Velocista rompe tabúes en 11,8 segundos

Es imposible reconocer a la atleta pakistaní Naseem Hameed, de velo y con la tradicional túnica que llevan las musulmanas para cubrir sus ropas, cuando desciende de un atestado y destartalado autobús del transporte público que la llevó al estadio de esta ciudad portuaria, en el sur de Pakistán.

Naseem Hameed recibe una calurosa bienvenida tras su victoria en los Juegos del Sudeste Asiático. Crédito: M.Fahim Siddiqi/IPS.
Naseem Hameed recibe una calurosa bienvenida tras su victoria en los Juegos del Sudeste Asiático. Crédito: M.Fahim Siddiqi/IPS.
La deportista de 23 años obtuvo el título de "mujer más rápida" de los Juegos del Sudeste Asiático, realizados en febrero en Bangladesh, al correr los 100 metros en 11,81 segundos. Hameed se convirtió en una heroína nacional y su victoria también fue la de muchas pakistaníes que aspiran a ser deportistas.

La sociedad pakistaní es machista y no estimula a las mujeres a practicar deportes porque suele considerar que es inapropiado para ellas. Pero el triunfo de Hameed la obliga a pensar de otra manera sobre el potencial femenino.

La joven reside en una vivienda de una habitación con sus dos hermanos y sus padres en el hacinado asentamiento irregular de Korangi.

Con más de 300 medallas, media docena de insignias y más de 150 copas de todos los tamaños, la joven "sueña" con tener una casa con "un sólo cuarto exclusivo para exhibir los premios".
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Hameed conversó con IPS por teléfono desde Islamabad sobre sus logros, sus aspiraciones y la necesidad urgente de contar con una política para promover el deporte entre las mujeres.

La joven se prepara en el campo de deportes del ejército en la capital para los 31 Juegos Nacionales, que se realizarán el 25 de este mes.

IPS: ¿Por qué eligió atletismo entre todos los deportes, siempre le gustó correr?

NASEEM HAMEED: A decir verdad, hasta los 12 años no me interesaban los deportes. Quería ser pilota porque leí una entrevista a la primera pilota pakistaní y fue muy inspirador para mí.

Me tomaba el deporte como una clase de "juegos" de la escuela. Fue mucho después, cuando comencé a ganar y a obtener medallas que me lo tomé más en serio. Me sentía bien yendo al podio entre aplausos calurosos, que me sacaran fotografías y disfrutando de mis dos minutos de fama.

En sexto grado me eligieron para integrar el programa de atletismo. Le mandaron una carta a mis padres pidiéndoles permiso para ingresar al club de atletismo. Estaba segura de que no me dejarían ir y falsifiqué la firma de mi madre y la entregué. En los siguientes cinco años fui la estrella de las carreras de 100 y 200 metros y en lanzamiento de bala.

Una vez mi madre fue al club y le preguntó a mi entrenador, Mohammad Talib, si yo estaba haciendo algo que valiera la pena y él la tranquilizó. También le dijo que no había nadie como su hija en el club. Esa fue la última vez que mi madre dudó de mí.

IPS: ¿Se imaginaba poder alcanzar el codiciado título de la "mujer más veloz del Sudeste Asiático"?

NH: Honestamente, no. Mi entrenador, Maqsud Ahmed, y yo aspirábamos al bronce. No puedo explicarle lo que sentí. Me incliné ante Dios ahí mismo, en la pista. Mi entrenador lloró de alegría. Luego, más tranquila en la habitación de mi hotel, me eché a llorar. Dios fue demasiado bueno conmigo.

IPS: De regreso a Pakistán, ¿se imaginabas el tipo de bienvenida que le esperaba?

NH: Fue como un cuento de hadas y la adoración de las personas siguió. Salí de Dhaka a las nueve de la mañana y llegué a mi casa tarde en la noche y la gente seguía yendo a verme. Finalmente cenamos a las tres de la madrugada ¡no es que tuviera hambre!

Yo esperaba a la prensa en el aeropuerto, pero no a los miles de personas que fueron a recibirme.

IPS: Además de admiración, usted recibió otros premios.

NH: Me dieron 2,6 millones de rupias pakistaníes (casi 30.500 dólares). Además, el presidente Asif Ali Zardari nos declaró a Sara Nasir (medalla de oro en karate) y a mí embajadoras deportivas. El gobernador de la meridional provincia de Sindh, Ishratul Ibad, me prometió un terreno.

IPS: ¿Y cuántas propuestas de matrimonio recibió desde que es una celebridad?

NH: No tuve tanta suerte. Ahora no pienso en casarme. Todavía me quedan unos años de carrera y quiero seguir corriendo sin distracciones.

IPS: ¿Qué hace en su tiempo libre?

NH: Me encanta escuchar al (fallecido cantante pakistaní) Nusrat Fateh Ali Jan. Me gusta ver películas de Bruce Lee y luchar con mi padre. También soy fanática de los filmes de horror. Pero donde mejor lo paso es en el estadio. Ahora lo llevó en la sangre.

IPS: ¿Cuántas dificultades tuvo que afrontar para hacer deporte por ser mujer?

NH: Hubo mucha gente en mi familia que le decía a mi madre que no me dejara hacer deporte. Decían que no era apropiado ni seguro que una joven saliera de su casa, y peor, por varios días y fuera de la ciudad. Si no hubiera sido por su apoyo, hubiera dejado.

IPS: ¿Cree que pudo romper tabúes para que otras jóvenes puedan practicar deportes?

NH: Ya está ocurriendo y no sólo en materia deportiva. Los vecinos le dicen a mi madre lo orgullosos que están de mí y que se dieron cuenta del potencial de sus hijas y de que están dispuestos a darles las mismas oportunidades.

Mis propias compañeras me han dicho que sus hermanos y padres les imponen menos restricciones. Me hace muy feliz haber marcado esa diferencia.

IPS: ¿Tuvo algún modelo inspirador?

NH: Me inspiraron muchas deportistas como Shabana Akhtar (la primera pakistaní en participar en los Juegos Olímpicos, fue en Atlanta en 1996).

Pero siempre me impresionó la personalidad de mi madre y me dio fuerzas. Logró terminar sus estudios con clases particulares, aunque sólo hasta octavo grado porque no la dejaban ir a la escuela. Estaba decidida a que sus hijas pudieran cumplir sus sueños, no como ella.

IPS: ¿Cómo es la política deportiva y que ha hecho el gobierno por las mujeres en ese rubro?

NH: Queda mucho por hacer. El deporte no es prioritario y las mujeres apenas se destacan. Tiene que cambiar. Debe haber una política integral para ellas. Necesitamos entrenadores dispuestos a trabajar con nosotras, más fondos y seguridad laboral. Todavía no tengo un puesto permanente en el ejército al que represento.

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