Mientras continúa la crisis humanitaria en Haití, con más de un millón de personas sin hogar en vísperas de la temporada de lluvias, la comunidad internacional se reúne para esbozar una reconstrucción a largo plazo y superar una historia de fracasados esfuerzos de ayuda a ese país caribeño.
Este miércoles se celebrará una importante conferencia de donantes en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York.
Los oradores del encuentro serán el secretario general del foro mundial, Ban-Ki Moon, el ex presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001), quien es también el enviado especial de la ONU a Haití, la secretaria de Estado (canciller) estadounidense Hillary Clinton y el presidente haitiano René Préval.
La conferencia será co-auspiciada por la ONU y Estados Unidos, y presidida por Brasil, Canadá, España y la Unión Europea, gobiernos que le han dado a Haití sustancial ayuda humanitaria en los meses siguientes al terremoto del 12 de enero, que destruyó más de 60 por ciento de Puerto Príncipe y mató a unas 200.000 personas.
Según la administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Helen Clark, la meta es recolectar unos 3.800 millones de dólares para proyectos de reconstrucción a corto plazo, de acuerdo con la propia evaluación hecha por el gobierno haitiano tras el desastre.
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En un editorial del periódico The Washington Post el lunes, Ban escribió que ese país caribeño necesitaría unos 4.000 millones de dólares en el corto plazo y otros 11.000 millones de dólares en inversiones extranjeras totales en la próxima década.
La conferencia se celebrará apenas una semana después de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, propuso destinar 2.800 millones de dólares del próximo presupuesto federal a esfuerzos de ayuda a Haití, de los cuales 1.200 millones serían canalizados a través de los planes de reconstrucción y recuperación coordinados por la agencia de desarrollo estadounidense USAID.
En conferencia de prensa el lunes, Edmond Mulet, representante especial de Ban ante la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah, por sus siglas en francés), explicó que el dinero que sea prometido en la reunión de donantes este miércoles será administrado durante de los próximos 18 meses.
"Haití necesitará 4.000 millones de dólares para reconstruir y rediseñar el país de forma que lo coloque en el camino del crecimiento y la modernización", afirmó.
Luego explicó que los fondos serían administrados por una comisión especial, encabezada por el gobierno de Préval y dirigida con la ayuda de gobiernos donantes e instituciones internacionales.
En la misma rueda de prensa, Clark dijo que la comunidad internacional estaba "comenzando casi de cero" en términos de dinero específicamente destinado a proyectos de reconstrucción en Haití.
Organizaciones no gubernamentales ven a la conferencia de Nueva York con cauteloso optimismo.
Cathy McAllister, de la Fundación Haitiana para un Desarrollo Sostenible, dijo esperar que la conferencia logre una mayor participación de los líderes locales en el proceso de reconstrucción.
Pero alertó que sin programas específicos de creación de empleos, el dinero de los donantes podría terminar replicando algunas de las condiciones sociales y económicas que permitieron que el terremoto tuviera tan graves consecuencias.
La preocupación es que, "por ejemplo, el negocio de las grandes fábricas en Haití sólo perpetúe la práctica de que personas abandonen el campo para buscar empleo (en la ciudad) y repita el ciclo que vivía Puerto Príncipe antes del terremoto", señaló.
Por su parte, Bryan Concannon, del Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití, subrayó la importancia de que la conferencia de donantes ponga al pueblo haitiano en el centro de los esfuerzos de reconstrucción.
Señaló que Puerto Príncipe había quedado debilitado por la decisión de Washington de suspender su ayuda económica entre 2000 y 2004, en vez de girar los fondos a través de las 3.000 organizaciones no gubernamentales que brindaban servicios en ese país caribeño.
El resultado de esta medida, adoptada por la administración de George W. Bush (2001-2009), fue que el gobierno haitiano sufriera grandes dificultades para proveer servicios básicos antes del sismo, que mató a casi un cuarto de los 72.000 funcionarios públicos.
Concannon subrayó la importancia de que el gobierno de Préval sea transparente y democrático en los esfuerzos de reconstrucción.
"Muchos hablan de responsabilidad financiera del gobierno haitiano", indicó. "Hay una segunda responsabilidad que para mí es más importante: la política".
Hizo énfasis en que no se cancelen las elecciones previstas para fines de este año, y que el gobierno formule políticas de vivienda y de tenencia de la tierra que no exacerben los problemas sociales y económicos que existían antes del sismo.
Los organizadores de la conferencia de donantes en Nueva York parecen estar bien al tanto de la historia de fracasadas iniciativas de desarrollo en Haití. El eslogan no oficial del encuentro, "Reconstruyendo mejor" fue repetido en varias ocasiones durante la rueda de prensa y en el editorial de Ban.
"La comunidad internacional no había trabajado a través del gobierno antes", señaló Mulet el lunes. "Si no atendemos la situación ahora mismo veremos misiones de mantenimiento de paz e intervenciones internacionales en Haití durante los próximos 200 años", alertó.