La ex ministra y ex embajadora Noemí Sanín ganó la consulta interna del Partido Conservador, la segunda fuerza política de Colombia, sumándose así a la lista de candidatos presidenciales para suceder al derechista Álvaro Uribe. La primera vuelta electoral es el 30 de mayo.
Culminó así el más "largo y absurdo domingo", como escribió la médica Gloria Arias, columnista del diario bogotano conservador El Nuevo Siglo, en referencia al desorden y lentitud inéditos en el conteo de votos de las elecciones del 14 de este mes.
Con notoria compra de votos con dineros del narcotráfico y la corrupción, esos comicios eligieron los integrantes al Senado y a la Cámara de Representantes, al Parlamento Andino y a los candidatos a la Presidencia de Colombia por los partidos Conservador (oficialista) y Verde (centro, independiente).
En el correr de esta semana campearon sospechas de fraude debido al accidentado conteo de sufragios, en el que incluso una empresa responsable del descalabro instauró una demanda por supuesta intervención de piratas informáticos que habrían dañado la transmisión de datos.
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En esas condiciones, Sanín disputó voto a voto la candidatura conservadora a Andrés Felipe Arias, ex ministro de Agricultura de Uribe, y urgió la vigilancia especial de la Misión Electoral de la Organización de los Estados Americanos.
Arias fue mencionado con nombre propio en el último informe sobre la situación de los derechos humanos en Colombia emitido por el Departamento de Estado de Estados Unidos, como ejemplo de corrupción impune.
Bajo su ministerio, el programa de subsidio rural Agro Ingreso Seguro entregó millones de dólares a un puñado de acaudaladas familias, al tiempo que se publicitaba como un programa de ayuda a agricultores de pequeña y mediana escala.
Varias familias beneficiarias fueron también responsables de financiar campañas electorales de Uribe.
Este y otros escándalos causaron indignación y avergonzaron a una parte del Partido Conservador y ello benefició a Sanín en la consulta, quien ganó por un margen de unos 38.000 votos.
Además, la excesiva cercanía de Arias con Uribe hizo temer a muchos conservadores que éste fundiría su candidatura a la corriente oficialista mayoritaria, cuyo candidato presidencial es el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos.
Por el contrario, Juan Gabriel Uribe, uno de los más acertados analistas de prensa y crítico de Uribe, renunció meses atrás a la dirección del periódico El Nuevo Siglo y asumió como jefe de debate de Sanín, por considerar que los conservadores tienen, en esta ocasión, oportunidad real de llegar a la Presidencia del país con esta candidata.
Sanín, de 60 años y quien por tercera vez presenta su candidatura, fue embajadora de Uribe en Madrid y Londres. Fue ella quien propuso alterar la Constitución para reelegirlo en 2006, mediante una reforma que resultó plagada de corrupción para comprar los votos necesarios de los parlamentarios.
"Yo al presidente Uribe le tengo respeto, afecto y lealtades. Espero demostrárselo desde la Presidencia", aseveró Sanín en las primeras declaraciones tras conocer su triunfo.
Aunque es vista como una oficialista disidente porque se opuso a una tercera elección de Uribe, Sanín reiteró que "hoy ganó la Seguridad Democrática, hoy ganó la lucha contra el terrorismo", políticas bandera del mandatario saliente.
Anunció que su fórmula vicepresidencial será un "hombre, porque la sociedad está compuesta por hombres y mujeres y porque yo espero que nuestro gobierno sea el gobierno de la inclusión social".
El suyo, indicó, sería "el gobierno que derrotará la discriminación, la miseria y el terrorismo y también a los corruptos", término este último que no sólo para sus seguidores o el Departamento de Estado estadounidense tiene nombre propio.
"Mis mujeres: vamos a trabajar las mujeres, para demostrar que somos capaces. ( ) Mañana empieza nuestra campaña", agregó.
Durante la tensa semana del conteo, el cual sufrió una y otra vez bochornosos accidentes técnicos que están bajo investigación, el gobierno advirtió que "no hay garantías para las elecciones presidenciales" e insinuó veladamente que estaban configuradas las condiciones para que Uribe permaneciera en el poder.
Quizá eso explica que al menos dos redacciones periodísticas las del diario El Espectador y la del programa televisivo Contravía— aplaudieran al conocer la noticia del triunfo de Sanín.
"No somos conservadores, pero sí creemos que, de la consulta conservadora, el que menos podía salir elegido era Arias, debido a su prontuario de corrupción", dijo a IPS el director de Contravía, Hollman Morris.
Sin embargo, apuntó, "el hecho de que la consulta haya tenido un reñido final muestra que, así Arias haya perdido, no hubo una sanción social ejemplar, correspondiente a lo que hizo desde el ministerio".
Aunque el Partido Conservador se caracteriza por la disciplina de sus militantes, habituados a un amplio acceso a la burocracia, el periodista Morris atribuyó el respaldo electoral a Arias a que éste "siempre recibió apoyo incondicional, de manera subliminal, de parte del presidente de la República".
En Colombia está prohibido que los funcionarios apoyen a candidatos partidistas, un principio que Uribe y al menos dos mandatarios regionales se dieron mañas en obviar en estas elecciones.
De hecho, poco después de conocerse el triunfo de Sanín, el Ministerio Público anunció que solicitó a la Comisión de Acusaciones del legislativo investigar a Uribe por presunta participación en política.
La candidata conservadora proviene de una familia católica de 15 hijos. Durante el gobierno del liberal César Gaviria (1990-1994) fue canciller.
También fue ministra de Comunicaciones de Belisario Betancur (1982-1986), gobierno que enfrentó en 1985 la toma del Palacio de Justicia por la hoy disuelta guerrilla nacionalista M-19.
En el episodio, respondido de manera sangrienta por el ejército, murieron 94 personas, entre ellas 11 magistrados. Además desaparecieron 12 personas, 10 de ellas civiles.
Sanín dispuso la censura de los medios radiales, que mediante entrevistas telefónicas al aire constituían el único canal de información veraz del Consejo de Ministros sobre lo que ocurría dentro del Palacio. Por ello se le atribuye determinado grado de responsabilidad en la tragedia.
