ECONOMÍA-ARGENTINA: Pronóstico favorable con algunos nubarrones

A pesar de la incertidumbre que provocan los fuertes enfrentamientos entre el gobierno y la oposición, la economía argentina, golpeada en 2009 por la crisis financiera internacional y por una feroz sequía, se recupera este año gracias a copiosas lluvias y al aumento de la demanda brasileña.

"Nos pone muy felices que esté lloviendo. Dios nos está mandando agua después de ocho meses de sequía…Vamos a tener una muy buena cosecha de soja y esperamos que también sean buenos los precios", manifestó a IPS, esperanzado, el ingeniero agrónomo y productor rural César Soldano, de la central provincia de Córdoba.

Las lluvias, que auguran un buen año agropecuario, ayudan a contrarrestar la incertidumbre que causa la disputa entre el gobierno centroizquierdista de Cristina Kirchner y la oposición por el uso de reservas de divisas.

La mandataria pretende destinar una parte de esos fondos públicos en poder del Banco Central para cancelar vencimientos de deuda, en especial en mora, medida que es resistida por partidos de derecha, centro y centroizquierda con igual fuerza pero diferentes razones.

Esa pelea política provocó, entre otras cosas, una nueva fuga de capitales, que se había moderado en el último trimestre del año pasado. En 2008 y 2009, el refugio en la divisa estadounidense sumaba 2.000 millones de dólares por mes, también por tensiones políticas. Ese fenómeno volvió en febrero, con una fuga de 1.300 millones de dólares.
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Aún en ese contexto, Argentina es el tercer exportador mundial de soja después de Estados Unidos y Brasil, y este año la cosecha de esa oleaginosa crecerá de 33 a 53,3 millones de toneladas debido a "las inmejorables condiciones climáticas en que se desarrollaron los cultivos", según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Si se suma la producción de maíz, de girasol y de trigo, la cosecha total llegaría a más de 83 millones de toneladas.

La zafra del cultivo estrella dejará unos 17.000 millones de dólares, 35 por ciento de los cuales queda en las arcas fiscales como impuesto a la exportación, el tributo que Fernández quiso aumentar en 2008 catapultando el agresivo rechazo de los gremios de productores y terratenientes que se prolongó por varios meses y que alineó tras de sí a la mayoría opositora de centro y derechista.

Pero una vez aplacado el conflicto agropecuario, el sector sufrió el año pasado una prolongada sequía que devastó cultivos y derivó en la pérdida de miles de animales tanto vacuno como lanar. El fenómeno también se expresó en la caída de la venta de maquinaria agrícola. El año último la venta de sembradoras cayó 32 por ciento y la de cosechadoras 68 por ciento respecto de 2008.

Pero para este año se espera una sustancial recuperación. El ministro de Economía, Amado Boudou, ya indicó que habrá que corregir al alza la proyección oficial de un crecimiento de 2,5 por ciento del producto interno bruto para este año, sobre todo por las buenas perspectivas de la cosecha. También la reactivación del mercado global incentiva la actividad local, pero sobre todo la dinámica de Brasil, que crecerá este año cinco por ciento. El gigante vecino y principal socio de Argentina en el Mercosur (Mercado Común del Sur), que también integran Paraguay y Uruguay, compra automóviles, alimentos, granos, combustible y textiles entre otros muchos bienes primarios e industriales.

La producción de automóviles es una muestra de cómo impacta la recuperación de Brasil. El 55 por ciento de estos vehículos que se fabrican en Argentina y 90 por ciento de lo que se exportan van hacia ese mercado.

En enero último la producción argentina de automóviles subió 70 por ciento y las exportaciones crecieron 137,5 por ciento, respecto de igual mes de 2009. En febrero, la tendencia se acentuó: la producción creció 170 por ciento y las ventas externas 171 por ciento.

Brasil es un importante mercado automotor y este año la expectativa es que la demanda pase de 3,1 a 3,4 millones de vehículos. Las fábricas de Argentina, que a fines de 2008 debieron despedir o suspender personal por la crisis del mercado global, están ahora de parabienes.

El director ejecutivo de la Asociación de Fábricas de Automotores, Fernando Rodríguez Canedo, declaró a IPS que la producción y el nivel de exportaciones de los dos primeros meses "permiten proyectar un año muy bueno", en el que se prevé un récord de producción de 640.000 unidades.

"Hay reactivación por el lado del mercado interno y de las exportaciones, pero claramente la mayor dinámica viene por el lado de las ventas a Brasil, donde el mercado crece entre ocho y 10 por ciento", explicó. Rodríguez adelantó que, si la tendencia se mantiene, las plantas incorporarán personal este año.

La economía de Argentina, con 39 millones de habitantes, creció a un ritmo promedio superior a ocho por ciento desde fines de 2003. Pero en el último tramo de 2008 la crisis internacional comenzó a impactar y la actividad se frenó. El gobierno prevé que, pese a ello, el producto interno bruto (PIB) finalmente habrá crecido el último año en torno a 0,8 por ciento.

No obstante, analistas privados dudan de la estadística oficial y coinciden en que no hubo aumento del PIB sino una caída promedio de la actividad. Algunos estudios, como el de Ecolatina, estiman que esa baja fue de 3,8 por ciento. La recesión se precipitó en el primer semestre y en el segundo comenzó una leve recuperación.

En cambio, todos los pronósticos confluyen en que la economía crecerá de nuevo este año. El gobierno sostiene que superará el 2,5 por ciento y los economistas privados de nuevo discrepan, pero esta vez por el lado contrario pues creen que será mayor.

"Para 2010 se espera un impulso muy fuerte de la demanda externa asociada a la recuperación de Brasil, y un aumento de la cosecha porque se pasó de la sequía a la lluvia abundante", explicó a IPS la economista Marina Dal Poggetto, del estudio Bein.

La consultora entiende que la economía argentina cayó 2,5 por ciento en 2009 y estima que crecerá este año 5,6 ciento.

Pero no todas son buenas noticias. Los observadores también señalan sus preocupaciones. Tras varios años de superávit fiscal, el manejo de la economía comenzó a arrojar déficit, en parte como consecuencia de la expansión del gasto aplicada por el gobierno para mitigar el impacto social de la crisis financiera global nacida a fines de 2008 en Estados Unidos.

Un ejemplo de esta política es la puesta en marcha de la asignación del equivalente a 45 dólares mensuales por cada hijo menor de edad de personas sin empleo o con empleos precarios hasta los 18 años. Otro es la decisión oficial de asumir una parte de los salarios de unos 70.000 operarios de industrias privadas para evitar despidos. Los observadores privados calculan que en 2009 hubo un déficit menor a uno por ciento. En cambio el gobierno, que carga con la acusación de privados y de la oposición política de manipular informes del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), asegura que hubo un superávit de 1,5 por ciento porque cuenta como ingresos fondos con los que se financia, explicó Dal Poggetto.

También observan con preocupación el creciente aumento de precios. El Indec informó en febrero que la inflación fue de 1,2 por ciento, menos de la mitad de lo que estiman los privados. Un centro de la estatal Universidad de Buenos Aires dirigido por ex profesionales del Indec arrojó 2,9 por ciento ese mes.

Para el gobierno, este año los precios aumentarán en promedio 6,1 por ciento, pero la inflación medida por los estudios privados indica que la meta anual se alcanzaría este mes. Las mediciones paralelas proyectan entre 14 y 20 por ciento para este año.

Finalmente, el empleo, que venía creciendo hasta que comenzó a manifestarse la crisis, no se recuperará al mismo ritmo de la economía, según estimaciones privadas.

A fines de 2009, la desocupación fue de 8,4 por ciento de las personas económicamente activas, un punto más que en el mismo período de 2008. "No habrá fuerte recuperación del empleo", vaticinó Dal Poggetto. "Las empresas van a contratar lo justo para abastecer la demanda", adelantó la experta.

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