La esperanza de un canje humanitario de combatientes en Colombia amplió este martes la emoción por el reencuentro con su familia y amigos del sargento Pablo Emilio Moncayo, liberado unilateralmente por las guerrillas de las FARC tras mantenerlo 12 años cautivo.
Con Moncayo suman 14 las personas que las izquierdistas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) dejaron libres por su propia voluntad desde 2006, recordó la senadora Piedad Córdoba, del opositor Partido Liberal, gestora y garante en esas entregas de rehenes o prisioneros de guerra como en este caso.
El militar de 31 años fue entregado en un lugar no revelado de las montañas del sureño departamento de Caquetá a una misión humanitaria de la que formó parte Córdoba, quien lidera la no gubernamental Colombianas y Colombianos por la Paz (CCPP).
Al igual que en la liberación el domingo en el vecino departamento de Meta del soldado Josué Daniel Calvo, la misión contó con el apoyo logístico de helicópteros de la fuerza aérea de Brasil y también estuvo integrada por delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y por Leonardo Gómez, obispo católico de Magangué, población del caribeño departamento de Bolívar.
La senadora Córdoba leyó, al arribo de la misión en el aeropuerto de Florencia, capital de Caquetá, un comunicado entregado por las FARC en el que éstas agradecen a los garantes de la operación y especialmente al gobierno de Brasil y a sus militares por el apoyo brindado.
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También hacen un llamado "a todos los países interesados en una solución política al conflicto social y armado colombiano, lo mismo que a CCPP para que sumen voluntades y dirijan sus esfuerzos concéntricos encaminados a alcanzar el canje de prisioneros de guerra", en referencia a los efectivos aún en poder de las FARC y a guerrilleros encarcelados.
Con el "gesto unilateral" de liberar a Calvo y Moncayo, "las FARC consideran que el camino queda desbrozado para el inmediato canje de prisioneros de guerra como única forma viable, para que, sin menoscabo de la integridad física regresen a la libertad los prisioneros que están en la selva, lo mismo que los guerrilleros presos en las mazmorras de Colombia y de los Estados Unidos", agrega el comunicado.
Córdoba indicó el domingo que se hacía más urgente el acuerdo humanitario, para lo cual comprometía a los candidatos a suceder en el cargo al derechista presidente Álvaro Uribe, quien concluirá su segundo periodo consecutivo de gobierno el 7 de agosto.
Uribe respondió la misma noche del domingo que estaba de acuerdo, bajo el compromiso de que los guerrilleros liberados no volvieran al combate. "Por supuesto", anotó a su vez Córdoba.
La esperanza por el acuerdo fue señalada por teléfono a IPS, desde Florencia, por Iván Cepeda, miembro de CCPP y recién elegido parlamentario por el izquierdista Polo Democrático Alternativo.
"Ya logramos un paso muy importante, como es la flexibilización en las condiciones por parte de las FARC y del gobierno", explicó Cepeda.
Se refería a que la guerrilla desistió de su petición de despeje militar de territorio, y a la aceptación del presidente.
El acuerdo ampliaría, además, la posibilidad de entrega de civiles en manos de la guerrilla, lo cual es considerado por los especialistas como un proceso más avanzado que el intercambio de prisioneros de guerra, con testigos y veeduría internacional. Además de una ubicación acordada de manera previa y con participantes desarmados.
Pero hasta el momento "no hay nada definido", advirtió Cepeda.
"Se conformaría una mesa integrada por representantes de las FARC y del gobierno, ojalá el actual. Pero si no lo lográramos con el presidente Uribe, igual continuaremos en nuestro interés", enfatizó Cepeda, agregando que de esa manera se podría alargar el proceso.
EL HIJO DEL CAMINANTE
Moncayo, ascendido a sargento del ejército en ausencia, había sido secuestrado cuando era cabo tras un ataque insurgente el 21 de diciembre de 1997 a la base militar de Patascoy, en el sudoccidental departamento de Nariño.
A las 14:00 hora local (18:00 hora GTM), un miembro de la misión informó que el sargento se encontraba con ellos. Pocos minutos después se comunicó con su familia a través de un teléfono satelital. Pero la comitiva debió esperar un buen rato para volar a Florencia, para dar tiempo a los guerrilleros a volver a la selva.
Las vicisitudes de la liberación fueron seguidas en distintos lugares de Colombia desde grandes pantallas de televisión, mientras que se declaró día cívico en la localidad de Sandoná, en Nariño, cerca de donde fue secuestrado y donde su padre, el profesor Gustavo Moncayo, comenzó una de sus peregrinaciones a favor de su hijo y por lo cual fue llamado el "caminante por la paz".
Tras varios años de secuestro de su hijo, el profesor Moncayo se decidió a lanzar su movilización, primero amarrándose a un árbol en la plaza de su pueblo y luego en Pasto, capital de Nariño.
"Nadie me ponía cuidado. Me miraban como a un loco. Yo les decía, tenemos que hacer algo por nuestros muchachos", dijo a IPS en 2007.
"Hasta que un día decidió que iba a caminar hasta Bogotá. Quedamos aterradas mi mamá y mis hermanas, pero era un hecho. Entonces me alisté para acompañarlo", comentó entonces a IPS Yury Tatiana Moncayo, la segunda de sus tres hijas.
El profesor caminó cerca de 1.000 kilómetros en esa ocasión y se instaló en una carpa en la central plaza de Bolívar de Bogotá, frente a la alcaldía, el parlamento, la catedral y la Corte Suprema de Justicia, y muy cerca de la sede presidencial.
Después viajó por otros lados de Colombia y a varios países de Europa, donde se entrevistó con presidentes y con el papa Benedicto XVI.
Sencillo y aceptándose de "lágrima fácil", Moncayo no cejó en su empeño, encadenándose las manos como símbolo, cadenas que este martes su hijo le quitó como remate de la odisea familiar.