EGIPTO: Familias desalojadas para rescatar esfinges

«No me sacarán de mi hogar sin una compensación justa», asegura el anciano egipcio Hajj Khodari, elevando su puño desafiante ante la maquinaria que demuele la vivienda de su vecino.

Un habitante de Luxor desalojado por un proyecto turístico. Crédito: Cam McGrath/IPS
Un habitante de Luxor desalojado por un proyecto turístico. Crédito: Cam McGrath/IPS
"Si intentan destruir mi casa me encerraré dentro de ella", agrega.

Khodari es el patriarca de una familia extendida de 14 integrantes, que viven en esa edificación de dos plantas, cuyas paredes exteriores están adornadas con pinturas de su peregrinación a La Meca, hace cuatro años.

Él desafió una orden municipal de desalojo y reclama "una compensación equitativa" antes de abandonar el hogar que, sostiene, se construyó en tierra que su familia ocupó durante 200 años.

"El mes pasado el gobierno nos cortó el agua y la electricidad durante el día para presionarnos a fin de que nos fuéramos. Hace una semana vinieron y nos dijeron que debíamos irnos. ¿Irnos a dónde? ¿A las calles, al desierto, a Israel?", dice Khodari.
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Cientos de familias pobres han perdido sus viviendas desde que funcionarios de la central ciudad de Luxor aprobaron un controvertido plan para excavar en una antigua ruta procesional y desarrollarla como importante atracción turística.

Enterrada durante siglos bajo el suelo y las casas, la "Avenida de las Esfinges", de 2,7 kilómetros de largo, conectó otrora los templos de Luxor y Karnak, en lo que entonces era la ciudad de Tebas.

La ruta, usada primero durante el reinado del faraón Amenhotep III (1386-1349 antes de Cristo), adquirió su forma final en el de Nectanebo I (380-362 AC). Unas 1.300 esfinges de piedra se alinean en la avenida pavimentada, que cayó en desuso en el siglo V después de Cristo, luego que una inundación la cubrió de una gruesa capa de cieno.

"Siempre fue nuestro sueño dejar al descubierto esta ruta sagrada entre los templos de Luxor y Karnak", dijo Mansour Boraik, director para el área de Luxor en el Supremo Consejo de Antigüedades (SCA).

"Es la ruta religiosa más extensa y más grande jamás construida en el mundo antiguo. No tiene paralelo en ninguna parte de la Tierra", explicó.

El SCA controla la demolición de edificios ubicados sobre o al lado del antiguo camino. Ha abierto una suerte de trinchera de 100 metros de ancho a través de barrios densamente poblados y de cultivos a lo largo de su trayecto. Se espera que dos de los cuatro tramos se inauguren al público a comienzos de marzo.

Pocos dudan de que en el proceso se encontrarán tesoros arqueológicos. Las excavadoras ya han revelado antiguas capillas, una fábrica romana de vinos y 620 esfinges, algunas de ellas en muy buenas condiciones.

Pero los críticos señalan que el ambicioso proyecto turístico ha acarreado costos sociales inaceptables.

"No se hace arqueología con una aplanadora", dijo uno de los arqueólogos extranjeros que prefirió no revelar su identidad.

"Puede insumir años excavar y registrar un sitio. El trabajo en la Avenida de las Esfinges se está apresurando para dejarlo listo para el turismo, y varios edificios históricos se han destruido deliberadamente", planteó.

Según los habitantes del lugar, el gobierno está usando a la arqueología como pretexto para arrasar con barrios pobres a los que percibe como adefesios. Unas 800 familias han sido reubicadas por la fuerza desde que comenzó el proyecto, hace tres años.

"Hasta ahora hemos eliminado alrededor de 95 por ciento de las casas en la Avenida de las Esfinges", dijo el gobernador de Luxor, Samir Farrag.

"Les dimos a elegir la compensación: un nuevo apartamento o 75.000 libras egipcias (13.500 dólares). Los nuevos apartamentos están a apenas 200 metros de los viejos. Si eligen el dinero, les extendemos un cheque y ellos lo cobran en el banco", agregó.

Sin embargo, las familias desalojadas con las que dialogó IPS sostienen que no fue ése el paquete que les ofrecieron. Algunas dicen que recibieron solamente 30.000 libras egipcias (5.500 dólares) por sus casas.

Otras se quejaron de que las nuevas viviendas, cuando son proporcionadas, no están terminadas o se encuentran en remotas áreas desérticas.

Un residente de la zona, que se identificó apenas como Ramadán, dijo que le ofrecieron un nuevo apartamento en el desierto que está más allá del aeropuerto de la ciudad, pero que era "muy pequeño y muy alejado".

Así que aceptó 40.000 libras egipcias (7.200 dólares) por piso de su casa de tres plantas y se mudó a un apartamento alquilado en las afueras de la ciudad. Él estima que le costará unas 750.000 libras egipcias (136.000 dólares) comprarse una nueva vivienda que sea como la que tenía.

"Somos ocho hombres con nuestras esposas e hijos viviendo bajo un mismo techo", explicó.

"El dinero del acuerdo se terminará en pocos meses, y no sabemos a dónde iremos luego", agregó.

Las demoliciones son parte de un plan respaldado por el gobierno que aspira a proteger el antiguo patrimonio cultural de Luxor, así como aumentar sus ganancias por concepto de turismo.

El plan exige despejar los sitios arqueológicos de la ciudad y reubicar a los habitantes en nuevas comunidades. Plantea mejoras en materia de infraestructura y nuevas instalaciones turísticas, con el objetivo de crear el mayor museo del mundo al aire libre para 2030.

Pero el plan también ha quedado bajo una lluvia de críticas. Según un analista, "en vez de alentar la mezcla de los turistas con la población local, lo que enriquece la experiencia de los visitantes y genera ingresos valiosos para los lugareños, la política (del gobierno egipcio) promueve la segregación de los dos grupos".

Mientras, la Avenida de las Esfinges ha causado fricciones entre el gobierno y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que controla los sitios de los templos de Luxor y Karnak, declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Una misión conjunta del Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios informó en abril de 2008 que varios edificios históricos fueron demolidos, mientras que las excavaciones del SCA parecieron apresuradas y torpes.

También preocupa que el plan derive en la "disneyficación" de la antigua ciudad egipcia. Los empresarios turísticos proyectan aldeas temáticas sobre faraones, así como la dramatización de antiguas procesiones a lo largo de la Avenida de las Esfinges.

Caravanas de autobuses circularán por dos sendas paralelas a la avenida restaurada. Los turistas podrán descender de los mismos, bajando varios metros para visitar la exhibición al aire libre.

"No construiremos réplicas de las esfinges, porque la destrucción de las esfinges es historia, pero estamos restaurando las que encontramos", dijo Boraik.

Aunque los funcionarios se resisten a dar cifras, un experto en turismo prevé que, cuando terminen las obras, la Avenida de las Esfinges generará por lo menos 50 millones de dólares anuales, mediante la venta de entradas y un mayor gasto en hoteles.

En contraste, el gobierno ha asignado apenas unos cinco millones de dólares a compensaciones destinadas a las familias reubicadas.

"Eso realmente hace que el paquete de compensaciones del gobierno luzca patético", dijo un hombre cuya casa será demolida.

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