DERECHOS HUMANOS: «Falta una voz más fuerte de la UE»

La Unión Europea (UE) se muestra comprometida con la defensa de los derechos humanos, pero sacrifica sus principios cuando tiene en juego intereses económicos y geopolíticos, dijo a IPS el director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth.

Crédito: Kenneth Roth
Crédito: Kenneth Roth
El máximo funcionario de esa organización defensora de los derechos humanos con sede en Nueva York habló con IPS en Bruselas, donde expresó tanto sus esperanzas como sus temores sobre la dirección que está tomando el bloque europeo.

IPS: ¿Está la UE prestándole suficiente atención a los derechos humanos en las reformas institucionales que lleva a cabo?

KENNETH ROTH: Hemos reconocido y defendido la necesidad de cambios institucionales en aquello en que la UE se desempeñaba por debajo de lo esperado. La razón para esto en realidad tiene dos caras.

En primer lugar, la necesidad de unanimidad para lograr una postura común es su punto débil. La lleva a adoptar un enfoque del menor denominador común que casi inevitablemente disipa la presión en el tema de derechos humanos.

En segundo lugar, los esfuerzos para construir una postura común tendían a ocurrir en lo que se puede llamar el nivel "micro-táctico" en vez del nivel estratégico.
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La mejor ilustración de esto se tiene en Ginebra, en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, donde los diplomáticos (de la UE) se sientan en la sala literalmente trabajando en las palabras de una resolución particular, asegurándose de que la puntuación esté correcta, en vez de acordar una amplia dirección estratégica en la que podrían trabajar todos.

Y el resultado es que quedan exhaustos por el proceso, con poco tiempo y energía para construir un más amplio consenso mundial sobre derechos humanos.

Por tanto, esperamos que el Tratado de Lisboa señalice algunas cosas. Una es que haya un proceso de política exterior más flexible, que permita una masa crítica en lugar de una completa unanimidad para lograr una posición.

Esperamos que haya una voz pública visible para los derechos humanos, aunque hemos sido decepcionados por la renuencia a usar esa voz. Todavía hay camino que recorrer.

Yo considero al Tratado de Lisboa sólo como el primer paso y para nada el resultado final. Espero que Lisboa desencadene un proceso, en el cual haya más apertura a experimentar con diferentes procesos y así aspirar a una más fuerte voz europea en materia de derechos humanos.

IPS: La UE ha mostrado doble discurso en derechos humanos en el pasado reciente. Por ejemplo, mantuvo sanciones a Zimbabwe pero se mostró dispuesta a levantar sanciones contra un régimen represivo en Uzbekistán. ¿Qué se puede hacer para evitar esto en el futuro?

KR: Obviamente lo que sucede es que, cuando hay intereses encontrados, la UE se inclina más a sacrificar los derechos humanos. Eso es lo que pasó con Uzbekistán, donde había un particular interés militar en mantener acceso a (la vecina) Afganistán para brindar suministros a las tropas. También había intereses económicos en juego.

Nadie dice que es fácil y gratis tener principios. Nosotros presionamos a la UE para que tenga más principios en su política de derechos humanos y reconozca que el precio de un doble discurso se paga con la credibilidad del bloque como todo.

Si la UE quiere maximizar su influencia en el mundo, sería mejor un enfoque con más principios, porque el poder hoy de Europa reside sobre todo en la parte no militar. Las personas no ven a Europa y le temen por su poderío militar, sino que la miran y respetan por sus valores y por las sociedades que ha construido. Pero si no vive esos valores, termina socavando la influencia que podría tener.

IPS: ¿Hay riesgos de que ese doble discurso pueda hacerse más pronunciado cuando la UE intente controlar los recursos energéticos de país con mal desempeño en materia de derechos humanos?

KR: No creo que la lucha por energía sea una gran razón por la cual la UE sea renuente a presionar a Rusia y a algunas de las ex repúblicas soviéticas. Francamente digo que Europa interpreta mal el equilibrio de poder allí. Es verdad que Rusia es una importante fuente de gas, pero ese país también necesita vender su gas y Europa en este momento es el único comprador razonable.

Por tanto, creo que Europa está subestimando su influencia al ni siquiera intentarlo. Hemos visto dos ejemplos recientes de cómo Rusia es de hecho vulnerable a la presión en cuanto a derechos humanos.

Uno es cuando adoptó finalmente el protocolo para la Corte Europea de Derechos Humanos. Rusia era el único país distanciado, y este protocolo había sido diseñado para permitir que la Corte trabajara en forma más eficiente. Como Rusia era objetivo de más casos en el tribunal que cualquier otro país, no quería que operara en forma eficiente. Pero recibió tantas críticas que finalmente cedió.

Asimismo, HRW, en su informe anual, subrayó el problema de los activistas asesinados. Y apenas una semana después, (el primer ministro ruso Vladimir) Putin dijo, ante una sala en la que estaba el presidente checheno Ramzan Kadyrov, que a los defensores de los derechos humanos se les tenía que permitir hacer su trabajo.

Fuerzas bajo el control de facto de Kadyrov eran sospechosas de ser responsables de un importante número de esos asesinatos.

IPS: En materia de inmigración, ¿cree que la UE está más interesada en impedir que extranjeros ingresen a su territorio que en defender el derecho a asilo?

KR: Mi temor es que, debido a que Europa afronta un significativo ingreso de inmigrantes, tienda a responder de una forma que socave los derechos de los refugiados a buscar asilo.

Nadie está diciendo que Europa tiene que aceptar a cada inmigrante que aparece en su costa, pero Europa tiene deberes. Uno de ellos es proveerle a cada inmigrante la oportunidad de buscar asilo y luego considerar su reclamo en forma justa.

En segundo lugar, tiene el deber de no enviar de regreso a personas en situaciones en las que podrían ser víctimas de persecución. Y, en tercer lugar, como está deteniendo personas, tiene el deber de tratarlas en forma decente y no en condiciones deplorables.

Creo que todos esos derechos están siendo socavados ahora por la respuesta europea el flujo de inmigrantes y por algunas técnicas usadas para enviar de regreso a las personas, incluso a países frontera de la UE como Grecia, que no ha mostrado disposición a cumplir con los requisitos básicos, o a países fuera del bloque como Libia y Ucrania, donde no hay capacidad ni inclinación para respetar esos derechos.

Todo eso es una muy problemática violación a los derechos de los refugiados.

IPS: ¿Está desilusionado con el presidente estadounidense Barack Obama?

KR: Me desilusionó Obama en varios aspectos. En primer lugar, creo que vale la pena decir que Obama todavía es un avance significativo respecto de (George W.) Bush (2001-2009). Hubo una notable mejora en el discurso presidencial, pero faltó aplicarlo en muchos casos.

Obama ha dado una serie de discursos bastante inspiradores, pero no ha construido una política en torno a esos discursos. En Accra, por ejemplo, se distanció de la política de (Bill) Clinton (1993-2001) de abrazar a los llamados líderes africanos de la nueva generación, que resultaron ser autoritarios: Paul Kagame (en Ruanda) o Meles Zenawi (en Etiopía).

Obama dijo que África no necesita líderes fuertes, necesita instituciones fuertes, y habló sobre el imperio de la ley, la libertad de prensa, la sociedad civil independiente y cosas por el estilo. Fue un excelente mensaje, a la medida de la audiencia. Pero la administración de Obama hizo poca presión a Meles o Kagame para que revirtieran sus tendencias autoritarias.

Del mismo modo, en El Cairo habló sobre la importancia de la democracia

Dejó en claro que, a diferencia de Bush, quien promovió la democracia hasta que ganaron las personas que consideraba incorrectas, como Hamás (acrónimo árabe del Movimiento de Resistencia Islámica) en los territorios palestinos, o hasta que la Hermandad Musulmana tuvo un mejor resultado del esperado en las elecciones parlamentarias egipcias, él si iba a respetar a cualquiera fuera el ganador.

Fue un mensaje muy importante, pero luego no hizo un seguimiento, presionando a(l presidente egipcio Hosni) Mubarak para que promoviera la democracia. Mubarak visitó la Casa Blanca y no hubo ninguna mención pública sobre la democracia. No hubo presión a la familia real de Arabia Saudita, ni a los autocráticos aliados de Estados Unidos en Medio Oriente para que se democratizaran.

Incluso en el frente del contraterrorismo, detuvo la tortura, pero se negó a investigar y mucho menos juzgar a los que la aplicaron o escribieron documentos legales que la justificaron.

En cuanto a la cárcel de Guantánamo, nos prometió que la cerraría, pero resulta que tenía en mente sólo la instalación física, no las políticas que representa.

IPS: A usted se le paga un salario anual de 345.000 dólares, que parece mucho dinero para alguien que trabaja para una organización sin fines de lucro. ¿Necesita que se le pague tanto?

KR: La junta (de HRW) fija mi salario y lo hacen considerando el caso de organizaciones similares. De hecho es un poco menos que muchas otras. ¿Si es mucho dinero? Por supuesto, es mucho dinero. Trabajo duro. Ayudé a construir la organización durante 22 años. Creo que podría demostrar que lo merezco. Pero no gasto mucho tiempo en discutir. Sólo dejo que la junta lo fije.

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