«No vamos a ser intimidados por actos de cobardía, y seguiremos exponiendo a (otros) combatientes del (movimiento islamista) Talibán», dijo furioso el presidente del Club de la Prensa de Peshawar (PPC, por sus siglas en inglés), Shamin Shahid.
Los asesinatos a periodistas en Pakistán el año que acaba de terminar, y la posibilidad de que continúen éste, fortalecieron la resistencia del público a los talibanes.
A fines del mes pasado, un atacante suicida se hizo estallar en la entrada del edificio del PPC, matando a tres personas e hiriendo a otras 22, en lo que pareció ser el primer ataque directo contra reporteros pakistaníes.
La Unión Federal Pakistaní de Periodistas (PFUJ, por sus siglas en inglés), organización independiente de profesionales de prensa, condenó fuertemente el ataque. De inmediato divulgó un comunicado señalando que los terroristas mentían al afirmar que realizaban sus acciones en nombre de la fe musulmana.
"El Islam es una religión de paz, tranquilidad, hermandad, mientras que el Talibán cree en imponer su propia ley, apelando al terrorismo para sus motivos ocultos", dijo a IPS el presidente de la PFUJ, Shamsul Islam Naz.
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Los últimos ataques han provocado aun más rechazo público al Talibán, señaló el ministro jefe de la Provincia de la Frontera Noroccidental (NWFP), Bashir Ahmed Bilour, en una entrevista en su oficina de Peshawar, la capital provincial. Los combatientes no tienen ninguna religión, su único objetivo es sembrar pánico, añadió.
Tras ser desalojados de Afganistán por Estados Unidos a fines de 2001, los talibanes fueron bien recibidos por la población en las pakistaníes Áreas Tribales Federalmente Administradas (FATA), donde encontraron refugio.
Entonces la población tenía mucho respeto por ellos, y los veía como defensores del Islam contra Estados Unidos y sus aliados, explicó Rukhshanda Naz, ex directora residente de la Fundación Aurat, organización que defiende los derechos de las mujeres en Pakistán.
En cambio, hoy las personas denuncian a las autoridades las actividades sospechosas de terrorismo, dijo a IPS el ministro de Información de la NWFP, Mian Iftikhar Hussain. "Estamos teniendo una respuesta ejemplar del público", afirmó.
Por su parte, el presidente de la Unión Tribal de Periodistas, Hasbanullah Khan, coincidió en que hay un retroceso del apoyo público al Talibán. Las personas, antes partidarias de ese movimiento, se han dado cuenta de que están equivocadas, indicó.
Los medios han expuesto los motivos reales de los talibanes, dijo Bilour. "Escriben duramente contra ellos", exponiendo sus actos violentos, "que erosionarán más su imagen y prepararán el camino a la paz", afirmó.
Hussain destacó que el gobierno eliminó en 2009 a los combatientes islámicos de Swat, uno de los 24 distritos de la NWFP, gracias al apoyo público. "Unos 3,5 millones de residentes se ofrecieron como voluntarios para vaciar la zona para permitir una operación militar a plena escala y se convirtieron en refugiados", afirmó.
Naz, de la Fundación Aurat, dijo que las personas ya no están dispuestas a proveer refugio a los talibanes ni a otras personas.
Los talibanes han vuelto locos en sus actividades, atacando a civiles inocentes, participando en secuestros al azar y otros delitos, afirmó. "Primero operaban bajo el nombre del Talibán. Ahora se los llama combatientes, extorsionistas", añadió.
"Los ataques a mezquitas, a mercados, a escuelas, al ejército y a la policía han disminuido la popularidad del Talibán", agregó. Ahora las personas se organizan en "lashkars", milicias compuestas por voluntarios en las aldeas. Los hombres patrullan las calles y vigilan a los combatientes islámicos.
Esto ha dado la esperanza a la población de que este año puede ser más pacífico, dijo Naz a IPS.
Según Intermedia, organización de medios sin fines de lucro, el año pasado fue el más sangriento para la prensa pakistaní. De los 10 periodistas que murieron el año pasado por ataques de islamistas, cuatro fueron asesinados en Punjab, tres en la NWFP y el resto en las FATA, Balochistán e Islamabad", dijo el grupo en su último informe divulgado el 30 de diciembre.
El informe añade que hubo 163 casos reportados de ataques directos contra la prensa el año pasado, incluyendo asesinatos, agresiones, secuestros, amenazas explícitas, censuras y ataques a propiedades de medios.
Punjab registró el más alto número de periodistas víctimas de ataques de combatientes, con 36, de los cuales 12 resultaron mutilados.