Porfirio Lobo, al asumir este miércoles la presidencia de Honduras, pidió a sus compatriotas y a la comunidad internacional «olvidar el pasado» y dar pasos hacia la reconciliación, en un intento por dejar atrás la crisis derivada del golpe de Estado cívico militar que derrocó a Manuel Zelaya.
En un acto sencillo, bajo estrictas medidas de seguridad, Lobo se comprometió a respetar la Constitución. "No estaré ni un día más ni un día menos en el poder, que entregaré a mi sucesor dentro de cuatro años, tengan la certeza y confianza", dijo al hacerse cargo del gobierno sin la presencia de su antecesor de facto, Roberto Micheletti, quien usurpó el cargo de Zelaya el 28 de junio.
El mandatario elegido en noviembre en elecciones no reconocidas por la mayoría de la comunidad internacional, intentó con su discurso zanjar la polarización política que se acentuó tras el derrocamiento de Zelaya, quien este miércoles logró salir hacia República Dominicana, donde permanecerá en calidad de huésped, luego de que las nuevas autoridades le firmaran un salvoconducto.
Al momento de realizarse el acto oficial en el Estado Nacional de Tegucigalpa, otras calles de la capital eran transitadas por miles de manifestantes del Frente de la Resistencia contra el Golpe de Estado, que no se resignan a pugnar por la normalización institucional.
La asunción del nuevo gobierno sólo contó con la presencia de los presidentes Ma Ying-jeou, de Taiwán, Ricardo Martinelli, de Panamá, y Leonel Fernández, de República Dominicana, del vicepresidente de Colombia, Francisco Santos, el secretario adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Arturo Valenzuela, y de su subsecretario Craig Kelly.
En ese marco, Lobo rogó a la comunidad internacional iniciar un camino de "diálogo y reconciliación con Honduras, porque el diálogo es el instrumento más poderoso para superar diferencias y construir la paz".
Casi todos los países americanos, la Unión Europea, gobiernos de otras latitudes y los foros multilaterales condenaron el golpe de Estado de junio en Honduras, tras lo cual aislaron a las autoridades usurpadoras y suspendieron parte del comercio, el desembolso de créditos y de la asistencia, salvo la de carácter humanitaria.
Aunque también fue suspendido como miembro de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y que en un principio había rechazado el golpe, el gobierno de Estados Unidos revió su posición tras realizarse las elecciones y resultó factor decisivo para que algunos países de la región avalaran la situación.
Sin embargo, aún son escasos los gobiernos que han reconocido el triunfo de Lobo. Entre ellos se cuentan los de Colombia, Estados Unidos, El Salvador, Guatemala, Panamá y Republica Dominicana.
LOBO QUIERE VOLVER AL MUNDO
En su alocución, Lobo dijo que el mundo "debe saber que llegar a este día no ha sido un camino fácil, acabamos de salir de la peor crisis política en la historia democrática de Honduras, pero hemos probado que somos una nación amante de la paz y la libertad. Fuimos y venimos de las elecciones más libres, transparentes y más votadas de nuestra historia", afirmó, haciendo hincapié en los cuestionamientos externos en la materia.
"Quiero agradecer a las delegaciones que nos acompañan, así como al presidente de Costa Rica, Óscar Arias, por sus esfuerzos para que esta crisis llegara a buen fin, y a la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, y a la OEA por sus gestiones a favor de nuestra democracia", dijo Lobo.
"Espero que pronto nos reincorporemos al seno de la comunidad internacional, porque esta crisis nos dejó sin percibir 2.000 millones de dólares en ayuda, que a la larga afectaron a los más pobres. Yo les pido que iniciemos una nueva página y caminemos juntos hacia la reconciliación", acotó.
Los asistentes a la ceremonia oficial ovacionaron a Rodham Clinton, Martinelli, Santos y a los jefes militares que ordenaron la expulsión del país de Zelaya en la madrugada y pijama, para ser llevado a punta de metralletas a Costa Rica.
Lobo dijo que ratificaba ante el mundo el deseo de mantener las "mejores relaciones, pero somos firmes en resaltar que respetamos el principio de autodeterminación de los pueblos.
Luego, en señal de reconciliación, sancionó en el propio acto la ley de amnistía general aprobada la noche anterior con la mecánica aplanadora de los diputados del ahora gobernante y derechista Partido Nacional, que controla el parlamento con 71 de sus 128 integrantes.
La ley de amnistía fue rechazada por los legisladores del izquierdista partido de Unificación Democrática, que por primera vez ocupa una de las siete vicepresidencias de la cámara, en tanto el Partido Liberal, ahora en la oposición, se abstuvo junto al Partido de Innovación y Unidad Social Demócrata y algunos diputados del Partido Demócrata Cristiano, que dejó en libertad a sus cinco representantes al momento de votar.
Tras afirmar que su administración no tolerará la corrupción y castigará "sin piedad" a los corruptos, que basará su gestión en el centro humanismo cristiano como filosofía partidaria, el nuevo gobernante sancionó también una ley que contempla un Plan de Nación para los próximos 28 años.
Lobo anunció que conformará en el corto plazo la Comisión de la Verdad para que "se conozca que sucedió antes y después del 28 de junio, porque este país marcha ahora en el entendimiento".
ZELAYA PROMETE VOLVER AL PAÍS
Bajo estrictas medidas de seguridad y escoltado por el propio Lobo y Fernández, el mandatario derrocado fue seguido, a lo lejos, por miles de simpatizantes que esperan su pronto retorno para impulsar una asamblea constituyente que les permita "refundar" Honduras.
El traslado de Zelaya desde la sede de la embajada brasileña en Tegucigalpa hacia el aeropuerto estuvo a cargo de los cuerpos de seguridad de República Dominicana, que desplazaron a la hondureña, despistando así a los periodistas que esperaba la partida.
Sus seguidores lo despidieron con lágrimas, ondeando banderas rojo y blanco que identifica a su Partido Liberal, así como banderas rojinegras izquierdistas.
Zelaya abandonó la sede diplomática por medio de un salvoconducto otorgado por el nuevo gobierno, en vista que el régimen de Micheletti se lo denegó hace un mes. Partió junto a su familia y algunos allegados a República Dominicana, donde permanecerá un breve lapso en calidad de "huésped especial" para luego fijar residencia en México, se informó.
Refugiado hace cuatro meses en la embajada brasileña, donde pernoctó tras su inesperado retorno en septiembre tras burlar la vigilancia policial y militar, el mandatario depuesto se despidió de sus seguidores entregando su banda presidencial a los miembros del Frente Nacional de Resistencia Popular.
"Volveremos a tierras hondureñas", dijo en un breve mensaje a sus seguidores, al tiempo de que expresó confianza porque el nuevo gobierno logre la reconciliación en el país.
En un hecho considerado insólito, también si hizo presente para saludar a Zelaya el jefe de las Fuerzas Armadas, general Romeo Vásquez, responsable del operativo que lo expulsó a Costa Rica y luego de la persecución de que fue víctima.
"Dialogamos un rato y venimos a despedirlo porque es un ex presidente, amigo, querido; lástima que nos tocó a nosotros ejecutar una orden, porque él impulsaba algo ilegal", dijo a los periodistas al terminar la visita.