El descontento de los usuarios a las puertas de los centros comerciales (malls) de Venezuela forzó al gobierno a dar marcha atrás en su decisión de restringir el horario de esos establecimientos, en su procura de ahorrar electricidad.
"Era lógico. Los primeros días del año los centros comerciales abrieron a las 11 de la mañana, demasiado tarde para comenzar trámites", dijo a IPS Alberto Rosas, mensajero motorizado, mientras aguardaba su turno de usuario en la notaría (oficina pública para registrar trámites) ubicada dentro de un complejo comercial del sudoeste de Caracas.
El gobierno había ordenado que los centros comerciales funcionasen entre las 11 hora local y las 21, e igualmente restringió los horarios de luz eléctrica para vallas publicitarias, salas de bingos y casinos, al tiempo que cerraba líneas de producción en algunas de sus industrias para encarar el déficit energético.
Pero en menos de dos días se captó el impacto de la medida. Antes de abrir el centro comercial, hileras de personas aguardando para comprar, principalmente alimentos, ir a la tintorería, realizar un trámite bancario o de otro servicio público. En las tardes, salas de cine se atiborraron ante la restricción de las funciones nocturnas.
Los comercios y servicios conexos, como restaurantes y líneas de taxis, comenzaron a advertir una merma en los ingresos y temor por pérdida de puestos de trabajo.
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Arturo Avendaño, encargado de una cafetería en un "mall" del este caraqueño, dijo entonces a IPS que la medida era "una verdadera calamidad". "¿Quién va a venir a desayunarse después de las 11 de la mañana, quién comprará un periódico en el quiosco de al lado? La reducción de personal será inevitable", se cuestionó y respondió a la vez.
"Es obvio el descontento. El 50 por ciento del comercio al detalle en Venezuela se realiza en los centros comerciales, y ante la falta de espacios públicos seguros para el esparcimiento, sus locales se han convertido en campo de encuentro y solaz", comentó a IPS el sociólogo Víctor Maldonado, gerente de la Cámara de Comercio de Caracas.
El vicepresidente de Venezuela, Ramón Carrizález, y el ministro para la Energía Eléctrica, Ángel Rodríguez, se reunieron con representantes de centros comerciales, algo poco habitual, para encarar una modificación en las medidas.
El resultado fue dar marcha atrás y permitir que los servicios que funcionen en los centros comerciales, como estacionamientos, oficinas, bancos, consultorios, salas de teatro y cine, expendios de alimentos y bebidas, funcionen en sus horarios regulares. Así, la restricción energética se aplica desde este miércoles sólo a las tiendas que vendan artículos no perecederos.
A cambio, los comerciantes asomaron la posibilidad de adquirir paneles de energía solar para alimentar las vallas luminosas y acordaron sumarse a las campañas gubernamentales en procura de ahorrar energía eléctrica y agua potable.
La nueva medida cambia la cara más visible del plan de racionamiento eléctrico que se inició en Venezuela con el nuevo año para afrontar la crisis de generación del fluido.
Entre las causas de esta carencia se ubican la persistente sequía, que hizo descender el nivel de las aguas en las grandes represas hidroeléctricas, y los problemas de inversión y mantenimiento, todo lo cual se sumó a dificultades diversas en las plantas térmicas.
El objetivo, trazado por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, es disminuir en 20 por ciento el consumo de electricidad, que funciona como una orden para las instalaciones públicas y una medida cuya violación acarreará sanciones para todos los establecimientos que consuman más de dos megavatios por hora.
Venezuela tiene una capacidad nominal instalada de 23.300 megavatios-hora (Mwh), y dos de cada tres son generados por el complejo hidroeléctrico Guri y otros, todos en el sudoriental río Caroní, cuyo caudal merma cada día desde hace meses por la sequía asociada al fenómeno El Niño, el trastorno climático provocado por el calentamiento temporal de las aguas en la superficie del océano Pacífico. Según las predicciones, no se esperan grandes lluvias hasta mayo.
Para Maldonado, "llama la atención que afectando el fenómeno climático El Niño a buena parte del hemisferio, sólo en Venezuela se presente esta crisis de electricidad".
Guri trabaja hoy con sólo 12 de sus 20 turbinas, y la mayoría de las plantas térmicas que proveen un tercio de la electricidad del país tienen fallas de generación por averías, mantenimiento y falta de inversión, por lo que la generación apenas pasa de 16.000 Mwh y la demanda hace ya meses sobrepasó los 17.000 Mwh.
También hay dificultades en sub-estaciones, transmisores y redes, tanto en las troncales que llevan el fluido desde el sudeste hasta el norte del país, hasta las capilares que llegan a hogares y tomas clandestinas que alimentan muchas barriadas populares.
¿CERRARÁN EMPRESAS?
"Tomamos medidas para aumentar el ahorro y la eficiencia energética. Y si tenemos que cerrar industrias, despachos oficiales y cambiar el horario laboral, pues lo haremos para evitar que el embalse de Guri se seque. Eso incluye las empresas básicas de Guayana", dijo el ministro Rodríguez.
Guayana, en el sudeste fronterizo con Brasil, es asiento de las industrias de hierro, acero y aluminio, que consumen aproximadamente la quinta parte de la hidroelectricidad generada en el país y durante décadas fueron la segunda fuente de divisas, después del petróleo.
La siderurgia de la zona "no tomó en cuenta en años anteriores que se planteó la adquisición de plantas eléctricas propias, y ahora ha cerrado hornos y reducido horarios para ahorrar energía, aunque con decisiones no consultadas con los trabajadores", señaló el presidente del sindicato del ramo, José Hernández.
Henry Arias, dirigente de los obreros de aluminio, dijo que, como consecuencia de las medidas de recorte aplicadas desde hace semanas en esas empresas de propiedad estatal, "más de 150 trabajadores han perdido sus empleos, centenares más están amenazados y empresas que prestan servicios merman y ya piensan en cerrar".
"El ministro Rodríguez cree que apagar las empresas de Guayana es como apagar la luz en su habitación", dijo Arias, y subrayó que reactivar luego esas plantas será muy costoso. "Si no podemos producir y exportar, ¿para qué buscamos entrar a Mercosur?", dijo, en referencia al avanzado trámite para pasar a ser miembro pleno del Mercado Común del Sur que confirman Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Carrizález afirmó el martes que el cierre de líneas de producción en las industrias pesadas de Guayana se hizo para hacer calzar la reducción del consumo eléctrico con revisiones y reparaciones de equipos planteadas desde antes "y además damos garantía de que ningún trabajador allí perderá su empleo".
El vicepresidente agregó que se trabaja a marchas forzadas para incorporar al sistema eléctrico 1.400 Mwh, con reparaciones y adquisiciones para las plantas térmicas.
En los últimos dos años se experimentaron seis apagones de escala nacional, que incluyeron a Caracas, mientras que en numerosas poblaciones y ciudades medianas de provincia los apagones siguen como pan de cada día.
Para Noel Álvarez, presidente de la asociación empresarial Fedecámaras, el racionamiento eléctrico "hará que se profundice el proceso recesivo de la economía que ya observamos en 2009", cuando el producto bruto retrocedió 2,9 por ciento, según cifras oficiales. El analista Luis León, director de la firma encuestadora Datanálisis, comentó a IPS que "cuando la gente es afectada por el racionamiento eléctrico se siente mal porque no puede hacer sus actividades cotidianas y comienza a construir en su mente la idea de que existe una crisis más severa de la que pensaba que había".
En su opinión, "eso afecta la conectividad entre el presidente de la República y su electorado". "No es que vaya a perder las elecciones, pero es un costo", añadió.
El cronograma electoral de Venezuela incluye las parlamentarias para septiembre de este año y presidenciales para fines de 2012.