EEUU: Pérdida de escaño clave complica las cosas a Obama

La reforma del sistema de salud y otras iniciativas fundamentales del gobierno estadounidense de Barack Obama están en duda luego de que su Partido Demócrata perdiera un escaño clave en el Senado, en una elección especial en el estado de Massachusetts.

Los demócratas tenían en su poder 60 bancas en la cámara alta, de un total de 100. El sexagésimo escaño era el necesario para frenar cualquier medida de la oposición que frustrara las iniciativas legislativas del oficialismo.

Pero el martes, un día antes de que se cumpliera el primer aniversario de la asunción de Obama al poder, la senadora demócrata por Massachusetts, Martha Oakley, perdió frente a Scott Thomas, quien le dio al opositor Partido Republicano su escaño número 41.

Fue especialmente paradójico que la derrota tuvo lugar en una elección especial por la banca que quedara vacía con la muerte del senador Ted Kennedy, un político que muchos consideraban la personificación del demócrata progresista y un defensor de larga data de la reforma del sistema de salud.

La mayoría que tenían los demócratas en el Senado era considerada la piedra angular de la campaña de la Casa Blanca para aprobar una serie de proyectos legislativos, entre ellos la reforma del sistema de salud, iniciativas sobre comercio y cambio climático, y una mayor regulación de los mercados financieros.

La sorpresiva victoria de Brown en Massachussets –un estado considerado un baluarte demócrata en general– se atribuye principalmente a la deslucida popularidad de las políticas del de gobierno, así como a la incapacidad de Coakley para ofrecer un contrapeso a la estrategia de su rival, que equiparó la campaña a un referéndum sobre el primer año de gestión de Obama.

También se estima que influyó en el resultado final el que Obama no haya visitado Massachusetts para hacer campaña y recaudar fondos más temprano durante la contienda electoral.

La derrota de Coakley es el revés más reciente para el gobierno en un año que dejó a muchos demócratas cada vez más abatidos y frustrados por el incumplimiento de las promesas que Obama hiciera en su campaña electoral.

En el meollo de los proyectos políticos de la Casa Blanca está la reforma del sistema de salud, que sólo sería posible si los demócratas mantienen el control de 60 votos en el Senado. Pero la muerte de Kennedy y su reemplazo por un republicano puso dudas sobre la capacidad del Partido Demócrata para universalizar la atención médica en este país.

Brown aprovechó la disconformidad del electorado republicano e independiente con el plan oficialista de reforma sanitaria y armó así una alianza de apoyos en Massachusetts, reforzada en buena parte por la caída en los porcentajes de aprobación de las gestiones de Obama y del Congreso con mayoría demócrata.

"Es verdad, un candidato menos inepto podría haber derrotado a Scott Brown, pero si Obama y sus propuestas hubieran sido más populares en Massachusetts, hasta Coakley habría ganado, y por 10 puntos o más", escribió el periodista John B. Judis en la publicación de izquierda The New Republic.

Una encuesta realizada el domingo 17 halló que 20 por ciento de los encuestados en Massachusetts que votaron por Obama pensaban votar por Brown. Entre estos, sólo 22 por ciento aprobaba la gestión presidencial y 13 por ciento respaldaba el proyecto de reforma de la salud.

La reacción contra la reforma sanitaria impulsada por el gobierno tuvo que ver en la pérdida de la sexagésima banca senatorial, pero algunos analistas también culpan a la Casa Blanca por no haberse percatado de lo reñida que estaba la contienda en Massachusetts y del creciente apoyo que recibía la candidatura de Brown.

El domingo, Obama viajó a Massachusetts para apoyar la campaña de Coakley, en la que fue su única visita a la zona con tal fin.

Stephen Walt, profesor de asuntos internacionales en la Universidad de Harvard, atribuyó la derrota a la incapacidad del gobierno para contrarrestar el creciente movimiento del Partido Republicano por frustrar los proyectos políticos del oficialismo.

"El gobierno de Obama realizó una campaña magnífica y una tarea excelente al enmarcar los temas y definir su candidato en 2008. Sin embargo, una vez en el poder, pasó inmediatamente de la política en general a las políticas concretas – y existe una diferencia – mientras los republicanos hicieron exactamente lo contrario", escribió Walt en su blog.

"En lugar de seguir enmarcando los temas y definir una narrativa clara acerca de lo que estaban logrando, los demócratas permitieron que la maquinaria de ataques de los republicanos construyera una narrativa totalmente ficticia pero efectiva que ayudó claramente a Brown en Massachusetts", opinó.

Obama reconoció tener parte de la responsabilidad por la derrota el miércoles, y que su gobierno había perdido contacto con el público estadounidense.

"Si hay algo que lamento este año es que estuvimos tan ocupados simplemente haciendo cosas y lidiando con las crisis inmediatas… que creo que perdimos algo de ese sentido de hablar directamente con el pueblo estadounidense acerca de cuáles son sus valores fundamentales y por qué tenemos que asegurarnos de que esas instituciones estén a la altura de esos valores", dijo Obama al periodista George Stephanopoulos, del noticiero de la cadena de televisión ABC.

La frustración del electorado demócrata crece mientras la Casa Blanca parece paralizada por los desafíos de la política exterior, particularmente por la guerra en Afganistán y los intentos fallidos por mejorar las relaciones entre Israel y Palestina, y por una política interna cada vez más definida por la incapacidad del gobierno para lograr que se apruebe la reforma del sistema de salud.

La victoria de Brown cerró un año que comenzó con la asunción de Obama, con la aprobación de 62 por ciento, y con el control de los demócratas en el Congreso, pero que terminó con la pérdida de la banca que les otorgaba la mayoría necesaria en el Senado, una política exterior y nacional estancada, y la popularidad del presidente en torno al 50 por ciento.

Mientras los analistas procuran comprender las consecuencias de los comicios en Massachusetts, los demócratas pretenden hallar las culpas por la pérdida de Coakley.

El demócrata conservador Lanny J. Davis acusó al ala izquierda de su partido.

"Nosotros los liberales debemos recuperar el Partido Demócrata con las posturas neodemócratas de Bill Clinton y las aspiraciones de Nueva Política/bipartidistas de Barack Obama, un partido dispuesto a transar con los conservadores y los republicanos aunque eso signifique reformas graduales de la atención médica y otros temas que no necesariamente impliquen soluciones con una gran intervención estatal", escribió Davis en Wall Street Journal.

Pero Robert Borosage, presidente del centro de investigación de izquierda Institute for America's Future, discrepa con esa opinión.

"Obama llena la Casa Blanca y su equipo económico con ex funcionarios de Clinton, dedica un tercio de su plan de estímulo a recortes fiscales ineficaces, rescata a los bancos sin reorganizarlos, pierde meses buscando el respaldo bipartidista a la atención médica… e insiste en gravar las prestaciones de salud y no a los ricos. ¿Y la culpa es de la ‘izquierda’?", escribió en el blog de su organización.

En los próximos días, Obama deberá reconsiderar con cuidado sus opciones políticas luego del fuerte revés que su gobierno recibió el martes en Massachusetts.

Pero en este momento los demócratas lamen sus heridas y procuran definir por qué el abrumador respaldo político que tenían hace un año parece mostrar señales de desmoronarse.

El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, resumió el martes la reacción de Obama ante la reñida contienda electoral en Massachusetts: "No está contento".

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